Por Wayne Partain
Gén. 7:19, “todos los montes altos que
había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos
más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes”. Algunos
hermanos “conservadores” nos dicen que esto fue un diluvio local, pero al leer
Gén. 7:19 es obvio que el diluvio descrito aquí fue un diluvio universal, pues
“las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había
debajo de todos los cielos, fueron cubiertos”, y no sólo eso, sino que “quince
codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes”.
¿Diluvio local que subió quince codos más alto aun después de cubrir todos los
montes que había debajo de todos los cielos? El texto no dice que las aguas del
diluvio cubrieron algunas montañas, sino que “todos” los montes altos que había
debajo de “todos los cielos”. Obsérvese cómo se repite la palabra “todos”. ¿Qué
nos está diciendo Moisés? Que el diluvio fue universal. Esto es confirmado por
el apóstol Pedro: 2 Ped. 3:6, “por lo cual el mundo de entonces pereció anegado
en agua”.
¿Qué efecto tuvo el diluvio sobre
la superficie de la tierra? Gén.
7:11, “El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los
diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande
abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, 12 y hubo lluvia
sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. “Y prevalecieron las aguas
sobre la tierra ciento cincuenta días ¼ Y se cerraron las fuentes del abismo y
las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenidas” (Gén.
7:24-8:2). Las lluvias torrenciales duraron por 40 días y las aguas
prevalecieron sobre la tierra, azotándola fuertemente, por cinco meses.
Imagínese la fuerza, la presión y el impacto general de tanta agua, desde abajo
y desde arriba. La lluvia torrencial de 40 días y noches, golpeando la tierra
incesantemente, sería causa de toda clase de erosión, llevando con el terreno
animales, árboles, plantas y rocas para depositarlos muy lejos de donde estaban
antes. Aun las inundaciones locales que conocemos hacen cambios significativos
en la superficie de la tierra, y estas no se pueden comparar con el diluvio de
Noé. La evidencia de la sedimentación rápida después de inundaciones se ha
observado. No es difícil, pues, aceptar que todos los estratos de la corteza de
la tierra se acumularon como consecuencia del cataclismo descrito en la
Biblia en los días de Noé. Es en extremo absurdo negar que tal cataclismo
tuviera un efecto tremendo sobre la corteza de la tierra.
Los fósiles. En cuanto a los fósiles, es lógico que
éstos se han encontrado y todavía se encuentran todos mezclados sin orden
alguno en los diversos estratos. El fenómeno de la muerte simultánea de
centenares de miles de animales desafía la comprensión de geólogos y
evolucionistas. Todos han oído de los mamuts, mastodontes, etc. que se han
encontrado congelados en Alaska y Siberia. Este fenómeno simplemente no se
puede explicar excepto como resultado de un cataclismo o catástrofe de alguna
forma. Estos animales no murieron por causas normales, pues normalmente cuando
muere un animal, de una vez es devorado por otros animales o aves de rapiña;
más bien estos murieron ahogados o asfixiados por ser sepultados bajo toneladas
de agua, lodo y escombros. (Si se pregunta acerca de la extinción de estos
animales, recuérdese que Noé metió “dos de cada especie” en el arca, pero
dentro de cada especie había y hay gran variedad; p. ej., metió elefantes en el
arca, pero no necesariamente de toda clase de elefante como los mamuts y
mastodontes). Además los fósiles de muchos animales y otras criaturas se
encuentran lejos de donde se encuentran ahora; por ejemplo, fósiles de peces se
han encontrado en las montañas. Sin duda alguna el diluvio afectó la
temperatura de la tierra y muchísimos animales se congelaron donde antes había
vegetación. La prueba de esto se ve en el contenido de los estómagos de los
animales congelados. La supuesta “edad glacial” no explica el fenómeno, porque
tal cambio hubiera llegado paulatinamente y los animales habrían salido en
busca de la vegetación que acostumbraban comer. La extinción en masa de tantos
animales se puede explicar solamente por algún evento catastrófico. Los
científicos no pueden explicar este fenómeno, pero se sienten obligados a
admitir que refleja cambios atmosféricos incalculables que ocurrieron
súbitamente.
Árboles fosilizados. Uno de los más interesantes
fenómenos entre los fósiles es la presencia de árboles fosilizados parados en
su postura normal a través de varios estratos de piedra. ¿Un árbol habría
durado por millones de años mientras estrato tras estrado de sedimentos se
depositaran alrededor de él?
El diluvio que Dios envió en los días de
Noé
Gén. 7:19, “todos los montes altos que
había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos
más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes”. Algunos
hermanos “conservadores” nos dicen que esto fue un diluvio local, pero al leer
Gén. 7:19 es obvio que el diluvio descrito aquí fue un diluvio universal, pues
“las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había
debajo de todos los cielos, fueron cubiertos”, y no sólo eso, sino que “quince
codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes”.
¿Diluvio local que subió quince codos más alto aun después de cubrir todos los
montes que había debajo de todos los cielos? El texto no dice que las aguas del
diluvio cubrieron algunas montañas, sino que “todos” los montes altos que había
debajo de “todos los cielos”. Obsérvese cómo se repite la palabra “todos”. ¿Qué
nos está diciendo Moisés? Que el diluvio fue universal. Esto es confirmado por
el apóstol Pedro: 2 Ped. 3:6, “por lo cual el mundo de entonces pereció anegado
en agua”.
¿Qué efecto tuvo el diluvio sobre
la superficie de la tierra? Gén.
7:11, “El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los
diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande
abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, 12 y hubo lluvia
sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches”. “Y prevalecieron las aguas
sobre la tierra ciento cincuenta días ¼ Y se cerraron las fuentes del abismo y
las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenidas” (Gén.
7:24-8:2). Las lluvias torrenciales duraron por 40 días y las aguas
prevalecieron sobre la tierra, azotándola fuertemente, por cinco meses.
Imagínese la fuerza, la presión y el impacto general de tanta agua, desde abajo
y desde arriba. La lluvia torrencial de 40 días y noches, golpeando la tierra
incesantemente, sería causa de toda clase de erosión, llevando con el terreno
animales, árboles, plantas y rocas para depositarlos muy lejos de donde estaban
antes. Aun las inundaciones locales que conocemos hacen cambios significativos
en la superficie de la tierra, y estas no se pueden comparar con el diluvio de
Noé. La evidencia de la sedimentación rápida después de inundaciones se ha
observado. No es difícil, pues, aceptar que todos los estratos de la corteza de
la tierra se acumularon como consecuencia del cataclismo descrito en la
Biblia en los días de Noé. Es en extremo absurdo negar que tal cataclismo
tuviera un efecto tremendo sobre la corteza de la tierra.
Los fósiles. En cuanto a los fósiles, es lógico que
éstos se han encontrado y todavía se encuentran todos mezclados sin orden alguno
en los diversos estratos. El fenómeno de la muerte simultánea de centenares de
miles de animales desafía la comprensión de geólogos y evolucionistas. Todos
han oído de los mamuts, mastodontes, etc. que se han encontrado congelados en
Alaska y Siberia. Este fenómeno simplemente no se puede explicar excepto como
resultado de un cataclismo o catástrofe de alguna forma. Estos animales no
murieron por causas normales, pues normalmente cuando muere un animal, de una
vez es devorado por otros animales o aves de rapiña; más bien estos murieron
ahogados o asfixiados por ser sepultados bajo toneladas de agua, lodo y
escombros. (Si se pregunta acerca de la extinción de estos animales, recuérdese
que Noé metió “dos de cada especie” en el arca, pero dentro de cada especie
había y hay gran variedad; p. ej., metió elefantes en el arca, pero no
necesariamente de toda clase de elefante como los mamuts y mastodontes). Además
los fósiles de muchos animales y otras criaturas se encuentran lejos de donde
se encuentran ahora; por ejemplo, fósiles de peces se han encontrado en las
montañas. Sin duda alguna el diluvio afectó la temperatura de la tierra y
muchísimos animales se congelaron donde antes había vegetación. La prueba de
esto se ve en el contenido de los estómagos de los animales congelados. La
supuesta “edad glacial” no explica el fenómeno, porque tal cambio hubiera
llegado paulatinamente y los animales habrían salido en busca de la vegetación
que acostumbraban comer. La extinción en masa de tantos animales se puede explicar
solamente por algún evento catastrófico. Los científicos no pueden explicar
este fenómeno, pero se sienten obligados a admitir que refleja cambios
atmosféricos incalculables que ocurrieron súbitamente.
Árboles fosilizados. Uno de los más interesantes
fenómenos entre los fósiles es la presencia de árboles fosilizados parados en
su postura normal a través de varios estratos de piedra. ¿Un árbol habría
durado por millones de años mientras estrato tras estrado de sedimentos se
depositaran alrededor de él?