El Islam afirma que la Trinidad es Politeísmo



Por Bill H. Reeves

 
Uno de los argumentos principales del Islam contra el evangelio de Cristo es que la doctrina de la Trinidad muestra que los cristianos son politeístascreyendo  en tres dioses. Este argumento es radicalmente erróneo; es fundamentalmente falso, como lo vamos a ver. El mundo está en conflicto con el Islam, y todos nosotros necesitamos estar mejor preparados para combatirlo, exponiendo sus falsedades.

LA TRINIDAD

Antes que nada admitimos libremente que la palabra, Trinidad, no se encuentra en las Sagradas Escrituras, como tampoco un número de otras palabras o frases que de costumbre se usan, como éstas: autonomía, iglesia local, bautisterio, conferencias, serie de servicios, o aun la misma palabra “Biblia” (para referirse a cierto juego de sesenta y seis libros). La cuestión ante nuestra consideración no tiene que ver con la ocurrencia de la palabra “Trinidad” en alguna versión de la Biblia, sino con el concepto comunicado por la palabra. La palabra Trinidad sencillamente es una palabra que apunta a las Tres Personas que componen la Deidad, o Divinidad. Ellas son el Dios ¡que es uno (Isa. 44:6; 46:9; Sal. 86:10; Mar. 12:29; Jn. 17:3; 1 Cor. 8:6)!
            
El que sabe contar a tres sabe que hay tres personas designadas en tales pasajes como Mat. 3:16,17; 28:19; Jn. 14:16,17,26, y otros. Estas tres Personas componen lo que las Escrituras designan como la Divinidad o Deidad. Nótense Hech. 17:29, theos, divinidad o deidad; Rom. 1:20,theiotes, naturaleza divina; y Col. 2:9, theotes, deidad.  La palabra “deidad” es compuesta de “dei” = Dios, y “dad” = condición o estado (de algo). Por lo tanto, significa el estado de ser Dios. La pluralidad en el término “deidad” es vista en tales pasajes como Gén. 1:26; 3:22; 11:7; Isa. 6:8.
            
Hay tres Personas, no tres dioses, en la Deidad o Divinidad. “¡Pero esto es politeísmo!” No, el politeísmo (griego: poli = muchos; theos = dios) significa la creencia en diferentes dioses y la adoración de ellos. Cada uno de ellos es diferente de los demás en esencia o naturaleza, y ciertamente en voluntad y decreto. Son competitivos y a veces hacen guerra entre sí. (Mahoma era de la tribu que adoraba un dios singular y limitado, el de la luna. De ahí es común el uso de la luna creciente en el simbolismo del Islam). Los dioses del politeísmo actúan como hombres porque son de la creación del hombre. Son diversos y contrarios como los hombres que les han creado. La naturaleza de la Deidad no es tal. Las Tres son Uno, y esto es el significado del término Trinidad: el estado de Tres en Uno. “Tri” = tres; “dad” = calidad o estado. Considérense otras palabras que terminan en “dad”: humanidad, objetividad, esterilidad, vitalidad, etc.
            
Alá (que significa Señor), el dios de la luna, no era uno con los demás dioses del politeísmo. Esto es evidente por los diferentes dioses que había entre las varias tribus de árabes. Pero el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son Uno (Jn. 10:30; 14:9-11; 15:26; 17:21,22; 1 Cor. 8:5,6; Eph. 4:5,6). La Trinidad ¡no es politeísmo! Pero el Islam, criticando el politeísmo, en realidad lo promueve por su uso flagrante de un simbolismo (la luna creciente) de un dios pagano, el dios de la luna. Este dios pagano, Alá, se promueve como el único verdadero dios del universo. Si el caso es así, no es solamente el dios de la luna. ¿Qué del sol, las estrellas y toda la creación del cielo, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay? 
 
EL HIJO DE DIOS
            
Si Dios tiene un hijo, tiene que tener una esposa,” afirma el Islam. Los musulmanes no son los únicos que no quieren entender el uso bíblico del término, “Hijo de Dios”. Los Testigos de Jehová consideran al Hijo de Dios, Cristo, como un dios (según su versión de Jn. 1:1), un ser creado. (Los Testigos son unitarios). Los modernistas en las iglesias evangélicas y la católica romana, que también son unitarios, tienen a Jesús como siendo un hijo de Dios, pero no el Hijo de Dios, igualmente como todos los cristianos son hijos de Dios. De ahí Jesús de Nazaret era solamente hombre exactamente como nosotros somos hombres. Los judíos son unitarios, considerando a Jesús de Nazaret como cualquier impostor y renegado judío.
            
La persona en las Escrituras presentado como el Hijo de Dios no era llamado así desde la eternidad. Jn. 1:1 no dice que en el principio era el Hijo de Dios, sino “era el Verbo.” Ese Verbo, dice el pasaje, era con Dios y que el Verbo era Dios. El que es llamado el Hijo de Dios ciertamente  existía desde la eternidad (Jn. 8:58; 17:5; Fil. 2:5-8), pero el término “Hijo de Dios” denota una relación divina en un papel peculiar en el plan de Dios de salvación del hombre pecador.
            
¡El término no tiene referencia alguna a la encarnación! No significa sencillamente uno físicamente engendrado por un padre (por medio de una esposa). Nótese Rom. 1:3,4, “nuestro Señor Jesucristo ... fue declarado Hijo de Dios con poder,  según el Espíritu de santidad,  por la resurrección de entre los muertos”. Como las genealogías probaron que Jesús de Nazaret era el hijo o descendiente de David (Mat. 22:42; Rom. 9:5; 2 Tim. 2:8), de igual manera la resurrección de los muertos probó que Jesús era el Hijo de Dios. Las alegaciones de ser Dios de parte de Jesús durante su ministerio personal fueron probadas verdaderas por la resurrección de los muertos. Cristo no es llamado el Hijo de Dios para indicar algún engendramiento literal ¡para que él pudiera existir en la carne! Los musulmanes, y todos los unitarios, yerran grandemente referente al uso bíblico del término, Hijo de Dios. La encarnación se ve en Jn. 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne,  y habitó entre nosotros”.
            
La lengua griega emplea una sola palabra para decir lo que en español se expresa con dos término distintos (engendrar y dar a luz). En español se dice que el hombre engendra y la mujer da a luz. El verbo solitario en griego es gennaorefiriéndose a engendrar (Hech. 7:29, “Moisés huyó,  y vivió como extranjero en tierra de Madián,  donde engendró dos hijos”) o a dar a luz (Luc. 1:13,57, “tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo ... Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento,  dio a luz un hijo”). Pero la frase “Hijo de Dios” no tiene nada que ver con el engendrar en sentido físico. No tiene referencia a un engendramiento literal de un hijo de parte de un padre (por medio de esposa), sino a identidad con la Deidad, aunque era vista en cuerpo físico durante su ministerio personal (Jn. 1:14; Heb. 10:5).
            
Debemos notar que Jesús en la carne fue “engendrado” por el Espíritu Santo, no por el Padre; no obstante, se le refiere como el Hijo de Dios, Luc. 1:35. (Esto prueba que ¡el Espíritu Santo es Dios!)
            
Se le refiere como “el unigénito Hijo” (Jn. 1:18; 3:16; 1 Jn. 4:9). El término griego es monogene = único engendrado. Este término enfatiza que Dios no ha enviado a otro de la Deidad. Sólo Jesús es el divino enviado del Padre (Heb. 3:1, apóstol = enviado; Jn. 5:36.37; 12:49) para encarnarse para poder morir por el hombre pecador. Como el hijo literalmente unigénito no tiene hermanos, no hay otro en la Divinidad que tenga designado este papel en particular. (El Espíritu Santo tuvo un papel distinto, el de revelar toda la verdad a los apóstoles y de morar en el cristiano en el sentido de gobernarle por dicha revelación).
            
En el primer siglo los hebreos usaban la expresión “hijo de” para indicar identidad o semejanza. Nótense estos ejemplos: “hijo de paz”, Luc. 10:6; “hijo de consolación”, Hech. 4:36; “hijo de perdición,” 2 Tes. 2:3; “hijos del trueno,” Mar. 3:17; “hijos de la resurrección”, Luc. 20:36. Una pregunta para los musulmanes: ¿Tienen la paz, la exhortación, la perdición, el trueno y la resurrección todos éstos esposas dado que tienen hijos? Bueno, la frase “Hijo de Dios” quiere decir que Jesús de Nazaret se identifica con la Deidad, y él revelaba esta verdad repetidas veces (por ejemplo, Mat. 11:27). Los judíos incrédulos sabían que decir ser el Hijo de Dios significaba ser Dios (Jn. 19:7 más 10:33).
            
Afirmar el musulmán que para que tenga Dios un hijo tiene que tener una esposa equivale a decir yo que el hispano cree que la semana tiene ocho días, no siete, porque la frase en inglés, “cada semana”, en español se expresa “cada ocho días”. Es insensatez interpretar una expresión idiomática (una peculiar a la lengua) según la interpretación literal de sus palabras según las diferentes lenguas. ¡Pero esto es lo que precisamente hacen los musulmanes!  ¿Puede alguno inteligentemente creer que Jesús, siendo “hijo de David” (Mat. 22:42), fuera nacido de una esposa que hacía mil años tenía David?
           
En la lengua humana y según la naturaleza, el hijo es más joven que el padre. Existe porque fue engendrado de un padre y madre que son mayores en edad que él y que existían antes que él. (Eva era madre de todos los vivientes, Gén. 3:20).  Pero tal concepto en nada se obtiene en la expresión bíblica, el Hijo de Dios. La idea que predomina es que, como entre el padre y el hijo, y entre la madre y la hija (Ezeq. 16:44), hay gran semblanza, hay identidad y semejanza de naturaleza (Heb. 1:3). Jesús nunca se incluía a sí mismo en la expresión, “nuestro Padre”, sino se refería a su identidad con la Deidad al decir, “mi Padre” (Jn. 5:17,43; 15:8,10; etc.). 

¿ES CRISTO DIOS, O ERA SOLAMENTE UN PROFETA DE DIOS?

El Islam dice que Jesús era solamente un profeta, aunque grande, pero que no murió en la cruz para quitar el pecado del mundo (Jn. 1:29). Muchos en el tiempo de Jesús en la tierra pensaban que era un grande entre los profetas (Mat. 16:13,14; Jn. 9:17). Estaban bien equivocados, pero no más que los musulmanes de hoy. Jesús de Nazaret no era sencillamente un profeta humano, sino es Deidad (el Hijo de Dios, Mat. 16:16). El es Dios (Isa. 7:14; 9:6; Miq. 5:2 --Sal. 90:2; 93:2; Mat. 1:23; Jn. 1:1; 5:58 -- Éxo. 3:14; 10:30,31; 20:28; Rom. 9:5; Fil. 2:6-11-- Isa. 45:22,23; Col. 2:9 -- Efes. 1:23; Tito 2:13; Heb. 1:3,8,10-12 -- Sal. 102:24-27; 2 Ped. 2:11; 1 Jn. 5:20. Jesús no se contentaba con nada más ser reconocido como un gran profeta de Dios, cosa que hace el Islam hoy en día, sino demandaba que fuera reconocido como Deidad, una verdad que el Islam rechaza terminantemente.
            
Cristo entró en el mundo con el fin de dar a conocer a Dios el Padre a los hombres (Jn. 1:18, griego, exegesis = explicar), y esto no lo pudo haber hecho sin tener la totalidad de los atributos de Dios. Cristo es el todo y en todos (Col. 3:11). El es la revelación perfecta de Dios el Padre. Posee los mismos atributos (Jn. 5:21; 21:17), aceptaba la misma adoración (Luc. 24:52; Jn. 9:38; etc.), hizo las mismas obras (Mat. 9:2; Jn. 5:17-29), y compartía el mismo honor con el Padre (Jn. 5:23; 14:1; Mat. 28:18,19). Predijo su resurrección de los muertos como la última señal de que es el Hijo de Dios (Jn. 2:18-22; Mat. 12:39,40; Rom. 1:4).
            
Cristo sí murió en la cruz por el pecado del mundo (Jn. 1:29; Fil. 2:8; 1 Tim. 1:15; 1 Jn. 3:5; 4:14). Considérese lo que su muerte logró: Efes. 2:14-22.
            
El es el Señor y Salvador (2 Ped. 3:2). Si no es las dos cosas, ¡no es ninguna de las dos! El es nuestro Dios y Salvador (Tito 2:13; 2 Ped. 2:1). Si no es las dos cosas, ¡no es ninguna de las dos!

El musulmán, el judío, el pagano y el modernista, al rechazar al Hijo de Dios, no tienen al Padre, ni vida en sí (1 Jn. 2:23; 4:14,15; 5:12). Ellos morirán en sus pecados (Jn. 8:24). La única cosa que el Jesús del Nuevo Testamento, y el Jesús del Islam tienen en común es sólo el nombre, pero el Jesús del Islam es “otro Jesús” (2 Cor. 11:4), diferente por completo.
 

JEHOVÁ, NO ES NOMBRE EXCLUSIVO DE DIOS EL PADRE

Es el nombre de Dios y como tal se aplica a las personas de la Deidad. “Jehová” no es el nombre exclusivo de Dios el Padre. Vamos a notar algunos pasajes que emplean el nombre pero veremos que ¡estos pasajes son cumplidos en Jesucristo! De ahí Jesucristo es justamente llamado Jehová al igual que Dios el Padre, y esto proclama la Deidad de Jesús. ¡Jesús es Dios!
            
Isa. 8:13,14, Jehová de los ejércitos,  a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo, 14 Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.       
                        más 1 Ped. 2:8, Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
            
Isa. 40:3,4, Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se Aláne (ver. 3, Jesús es ambos Jehová y Dios; Mal. 3:1 dice, Señor,He aquí,  yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis).
                        más Mat. 3:3, Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. Mar. 1:1-3, En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2  y diciendo: Arrepentíos,  porque el reino de los cielos se ha acercado. 3,  Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías,  cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. (El que en Isa. 40:3 es llamado Jehová, aquí en Marcos es llamado, Señor).
            
Isa. 44:6, Así dice Jehová Rey de Israel,  y su Redentor,  Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
                        más Apoc. 1:17,18 (2:8; 22:13), Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, ... 2:8, El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto ... 22:13, yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
            
Joel 2:32, Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo.
                        más Rom. 10:13, porque todo aquel que invocare el nombre del Señor,  será salvo.
            
Jer. 9:23,24,  Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24  Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
                        más 1 Cor. 1:31, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
            
Sal. 102:1,25, Jehová,  escucha mi oración, ... 25 Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
                        más Heb. 1:10,  Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
                        
¡Cristo es el Creador!
 
EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS

Todos los unitarios (musulmanes, judíos, modernistas, etc.) niegan la Deidad del Espíritu Santo. Niegan que sea una Persona Divina, como niegan la Deidad de Jesús. Se les enseña a los musulmanes que no fue Jesús quien fuera clavado a la cruz, sino otro. Para el judío incrédulo Jesús era solamente un judío renegado. Para el modernista él que murió en la cruz, aunque considerado como un gran maestro y revolucionario, era sencillamente un hombre como nosotros. Todos éstos niegan la personalidad del Espíritu Santo. Para algunos él es simplemente una influencia.

Pero el Espíritu Santo se presenta en las Escrituras como uno con atributos de persona (Efes. 4:30; 1 Tes. 5:19; Isa. 63:10; 1 Tim. 4:1; Hech. 14:26; 15:26; 16:13). El Espíritu Santo ¡es Dios (Hech. 5:3,4; Luc. 1:35)!
             
EL ORIGEN Y LA PERPETUACIÓN DEL ISLAM
¿POR LA VERDAD O POR LA ESPADA?

El origen humano del Islam, en lugar de divino, es claramente indicado en su principio y su perpetuación como una religión. Tuvo su principio con un ejército de hombres organizado y dirigido por Mahoma y luego por sus seguidores quienes usaron la espada literal para conquistar sus oponentes. Dentro de cien años sometieron o a la muerte o a la sumisión física a gente desde el noroeste de África hasta las partes centrales de Asia. Hasta la fecha a sus partidarios se les amenaza con pena física si abandonan al Islam por otra religión. Son mantenidos en sujeción por medios carnales porque es un sistema carnal. Esto su dios lo justifica porque ¡su dios es de su propia creación!

Por contraste, el único y verdadero Dios viviente es servido voluntariamente, Heb. 11:6; Jn. 7:17; Mat. 10:37-39; 11:28-30; Luc. 14:25-33; Jn. 14:15; Rom. 6:17,18; Apoc. 22:17. El evangelio predicado es el poder que Dios emplea para hacer cristianos (Rom. 1:16; 1 Cor. 1:21; 2 Tim. 4:2; 1 Ped. 1:22). Las armas de su milicia no son carnales (2 Cor. 10:3-5). Si la persona se libra del pecado y tiene la esperanza de vida eterna con Dios en el cielo, será por medio de la verdad (Jn. 8:32), no la espada. Nadie vivirá para siempre que no conozca al verdadero Dios y a Jesucristo que fue enviado por él (Jn. 17:3).

El caso es uno de escoger entre Jn. 8:32 y el rendirse a la espada islámica (dónde y cuándo se pueda ser ejercitada) o morir como un pagano o infiel. ¡Piénsese: hay actualmente como un billón de musulmanes engañados por Satanás!

ISLAM Y LOS MUSULMANES RADICALES

Los medios de comunicación liberales (televisión, radio, prensa) distinguen entre los musulmanes “amantes de la paz” y lo que llaman “musulmanes radicales.” Es una distinción sin diferencia. Si hubiera en realidad tal distinción estaríamos oyendo de parte de los llamados “amantes de la paz” gritos de condenación contra los ataques terroristas y homicidios cometidos contra numerosos ciudadanos inocentes. Pero tales gritos no se oyen. Hay puro silencio de parte de los “amantes de la paz.” De hecho los militantes entre los musulmanes están siguiendo las direcciones del Corán. Entre más informado esté la persona en el contenido del Corán, más convencida está de este hecho. Algunos musulmanes tienen miedo de levantar su voz en contra, aunque quisieran, porque están intimidados por las amenazas de violencia de parte de sus directores. Esto debe convencer a los musulmanes que están en el error, pues siguen a un dios de coerción y violencia para ganar y mantener en sumisión. Si se sospecha que la persona esté tratando de convertir a un musulmán a Cristo, es perseguido y ¡hasta matado! Tal dios no es dios de amor, pero Jehová Dios es amor (1 Jn. 4:8).

Los dictadores políticos mantienen a su gente en sujeción por medio de amenazas de violencia. ¿Es sorprendente, pues, que una religión arreglada humanamente haya creado a su dios con esa mentalidad. El mismo hecho de que a la gente se le promete recompensas carnales en el Paraíso (“vino, mujeres, y canciones”) muestra que su religión es de origen humano, reflejando los deseos del hombre carnal. Pero los caminos y los pensamientos de Jehová Dios no son como los del hombre, sino son más altos como el cielo es más alto que la tierra (Isa. 55:8,9).