Por Josué I. Hernández
Algunos promotores
del consumo recreativo de la marihuana están tratando de usar la Biblia para
defender su legalización y consumo. Por ejemplo, algunos han citado Génesis
1:29, “Y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra,
y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.
Primeramente, consideremos la declaración “toda planta… todo árbol… os serán para comer”, debe entenderse en el contexto ambiental del jardín en Edén (Gen. 2:8). Esta declaración no exigía que se comiesen todas las partes de un árbol o todas las partes de una planta, ni exige
necesariamente que todos los diferentes tipos de plantas y árboles se puedan comer. En otras palabras, podemos ir a un manzano y comer una
manzana, pero nunca comeríamos el tronco con sus ramas, raíces y hojas. Podemos
comer maíz, pero no comemos la mazorca, con cáscara, tallo y raíces.
En Edén, el hombre encontraría la comida necesaria del reino vegetal que le rodeaba. Cada parte de la creación de Dios “era bueno en
gran manera” (Gen. 1:31), pero no “bueno para fumar”. Podemos entender la diferencia entre comer y fumar.
Considere lo siguiente. El opio es una mezcla de
sustancias que se extraen de las cápsulas verdes de la adormidera (Papaver
somniferum), que contiene el narcótico llamado morfina y otros alcaloides. Sin
embargo, no comemos amapolas, a pesar de que la morfina sirve a un buen
propósito cuando se utiliza para salvar a las personas de graves condiciones
debilitantes o el dolor mortal que sigue a varias cirugías. Pero, la morfina y la heroína sirven a un mal
propósito cuando se utilizan con un fin recreativo. Lo mismo es cierto de la
marihuana. La marihuana podría tener cierto
valor medicinal específico. No obstante, la evidencia demuestra que el
consumo de marihuana perjudica gravemente las funciones cerebrales.
Haciendo caso omiso del hecho evidente de que el cannabis comúnmente se fuma (y pocos en realidad lo comen), los defensores de la marihuana recreativa
emplean mal Génesis 1:29 citándolo (fuera de contexto) como prueba de que todas las plantas con semilla que actualmente son conocidas
por el hombre son realmente comestibles.
Génesis
1:29 queda subordinado a Génesis 3:18, donde se describe la posterior creación de grupos enteros de nuevas plantas (“Espinos y cardos”) que fueron especialmente diseñados
por Dios como castigo para el hombre debido a su pecado. Estas espinas
y cardos no fueron destinados como alimento, sino como un obstáculo. El
hombre obtendría su comida, pero Dios le dijo que lo haría “Con el sudor de tu rostro” (Gen. 3:19).
Aunque no tenemos evidencia bíblica
del momento de la creación de la marihuana, sabemos que la polinización
cruzada permite cambios significativos en las plantas, y que la hibridación produce nuevos tipos de plantas. El cannabis es conocido por su plasticidad, o capacidad para que las nuevas generaciones de plantas expresen diferentes características de las generaciones anteriores, dependiendo de la exposición a factores ambientales como la luz solar, la temperatura y la altitud. Las variedades silvestres de cannabis que crecen a mayores altitudes, por ejemplo, pueden tener un mayor contenido de THC.
Lamentablemente, por medio de la
selección artificial se han producido cepas más potentes de cannabis, ¿para qué?
Para producir efectos narcóticos más fuertes y duraderos.
La Biblia, la palabra
de Dios, emite su advertencia: Dios nos manda a permanecer sobrios y velar
debidamente, porque nuestro adversario, el diablo, “como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Ped. 1:13; 5:8).
Las sustancias psicoactivas afectan el juicio
y la capacidad de razonar con claridad. Aquellos que no piensan con claridad
son vulnerables al engaño, a la tentación y al pecado. En lugar de debilitar
nuestra mente con sustancias químicas, debemos fortalecer nuestras mentes con
el conocimiento espiritual.
Gálatas 5:20 enlista
la “hechicería” como una de las obras
de la carne. Este término implica el uso de narcóticos (drogas), como solían
usarse (y suelen usarse) en las ceremonias rituales de los paganos.
No hay alabanza en la Biblia para el uso recreativo de sustancias narcóticas. Sencillamente, ningún pasaje de la Biblia defiende el uso
recreativo de la marihuana o cualquier otra “droga legal” o en proceso de “legalización”.