Lo que profesamos con nuestro vestuario



“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Tim. 2:9-10).


Por Josué I. Hernández


Aquí Pablo menciona el patrón divino para el vestuario de quienes profesan la piedad. La ropa que usamos hace una declaración pública de nuestro carácter. Entonces, ¿qué estamos profesando con nuestro vestuario?  

Aunque estos versículos están dirigidos específicamente a las mujeres, los principios se aplican a todos, por la simple razón de que todos debemos vestirnos para no andar desnudos. Téngase en cuenta de que el concepto de lo que la Biblia denomina “desnudez” es aplicable tanto al hombre como a la mujer.

En esta lección, vamos a notar algunas cosas que debemos profesar con nuestro vestuario. 

Devoción
  • Dios no quiere la impiedad y los deseos mundanos (Tito 2:11-12). La piedad descrita en 1 Timoteo 2:10 (Gr. theosebeia) es aquella “reverencia hacia la bondad de Dios” (Thayer), la “devoción” (Strong), el “temor a, o reverencia de, Dios” (VINE).
  • La piedad en el vestir involucra directamente lo que vemos de Dios. Aunque “Dios es espíritu” (Jn. 4:24) y no se viste como nosotros, nuestra manera de vestir da a conocer lo que pensamos de él, nuestra actitud hacia su carácter santo.
  • Para vestir de tal manera que profesamos la piedad, lo primero que debemos procurar es el carácter apropiado. A continuación, nuestro carácter nos guiará según la luz bíblica a elegir las prendas de vestir que son adecuadas.

Humildad
  • Dios quiere que nos vistamos de humildad (Mat. 5:3, 1 Ped. 5:5). Esto sólo es posible si reconocemos nuestro lugar ante Dios (Sal. 8:4) y ante nuestro prójimo (Fil. 2:3-4).
  • Entonces, la humildad de nuestro carácter, necesariamente nos dirigirá a la humildad en el vestir. El apóstol Pablo condenó la competencia en el vestir (1 Tim. 2:9). Y el apóstol Pedro informó que, en cuanto al vestuario, a Dios no le asombra  el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos (1 Ped. 3:3-4).
  • La persona no vale por lo que tiene (Prov. 22:2). Al morir, la riqueza no tiene importancia (Luc. 12:20). No debemos poner la esperanza en las riquezas (1 Tim. 6:17).

Dignidad
  • Dios espera que tengamos un grado de “autoestima”, respeto propio. La humildad no significa algún tipo de auto-desprecio. Somos imagen y semejanza de Dios (Gen. 1:27) y Cristo murió por nosotros (Jn. 3:16).
  • Aunque otros, influenciados por la moda, le juzgarán por su forma de vestir, no se deje influenciar por ellos.  A usted debe importarle la opinión de Dios (1 Cor. 4:3-4).
  • La dignidad en el vestir, simplemente significa que usted no buscará complacer al mundo con su vestuario, sino a Dios.  Aquellos que se visten como los del mundo, serán juzgados (Sof. 1:8).  No se conforme al mundo (Rom. 12:2).

Vergüenza
  • Dios espera que tengamos un sentido de la vergüenza. La falta de vergüenza ante nuestra desnudez indica una conciencia cauterizada (1 Tim. 4:2; Jer. 6:15).
  • El pudor es aquella modestia que está arraigada en el carácter (VINE), un sentido de vergüenza cuando se carece de un adecuado vestuario que cubra la desnudez.  El Antiguo Testamento nos enseña elocuentemente de lo que Dios considera desnudez (Gen. 3:7-10; Ex. 28:42, 20:26, Is. 47:2-3).
  • La desnudez debería causar vergüenza y el deseo de ocultar lo descubierto (Gen 3:7,10).  Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva con una prenda de vestir que cubría desde los hombros hasta más abajo de las rodillas (Gen. 3:21).

Amor
  • Dios quiere que nos amemos los unos a los otros (Col. 3:14, 1 Cor. 13:13).
  • El amor en nuestro vestuario, necesariamente condena la lujuria y la sensualidad. El vestuario correcto cubre el cuerpo, no lo descubre.
  • El amor no pone tropiezo al prójimo (Mat. 5:27-28).
  • El amor por nuestro cónyuge o futuro cónyuge, reserva la desnudez de nuestros cuerpos solamente para ellos (1 Cor. 7:4).