Por Wayne Partain
Quienes creen que los seis días de la creación eran más bien “días
creadores” (períodos creadores), creen que Gén. 1:1 quiere decir que Dios creó
todo, pero que lo hizo hace billones de años. Entonces creen que el v. 2 dice
que lo que Dios creó “llegó a ser” desordenado, y que después de billones de
años El comenzó la creación descrita en el resto del capítulo. Además se supone
que había millones de años entre los días de la creación. No hay justificación
alguna para traducir el verbo “estaba” (HAYETHAH),
como “llegó a ser”; tampoco hay justificación para tratar de meter miles o
millones de años entre los días de la creación.
¿Qué
creyeron los israelitas y otros a través de los años? Desde luego,
nadie creía en “períodos creadores” antes de existir la filosofía llamada
“evolución” y la tabla geológica. Seguramente cuando Moisés escribió el Génesis
y los israelitas lo leyeron, ellos entendían exactamente lo que Moisés
escribió, que “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” y que lo hizo
en seis días literales y consecutivos. Hay que haber motivo ajeno para
“entender” este texto de otro modo. Los eruditos del idioma hebreo conceden que
los días de Gén. 1 son días literales. Aun los eruditos modernistas conceden
que fueron días literales. Desde luego, estos no creen en la creación (creen
que es un mito), pero no juegan con la palabra “día”. Los “científicos” que
aceptan la evolución tampoco creen que los días de Gén. 1 son figurados. Para
ellos este argumento es absurdo. Por último, los que aceptamos la creación así
como está revelada en el Génesis rechazamos tal concepto, porque lo vemos como
lo es, el intento de modificar la verdad para armonizarla con la evolución.
Si
el hombre no puede entender esta revelación de Dios, ¿cómo puede entender
el resto de la Biblia? Seguramente Dios quería y quiere que todos entiendan que
El es el Creador y que creó todo en seis días.
Éxodo
20:11, “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas
las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová
bendijo el día de reposo y lo santificó”.
Éxodo
31:16, “Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por
sus generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre
mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la
tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”.
¿Nos
quería confundir o engañar? Si lo hubiera hecho por el proceso de la evolución
a través de millones o billones de años, sin duda alguna lo habría explicado en
Gén.1.
La
primera vez que aparece la palabra “día”. El significado de una palabra
figurada se basa en el significado literal; por eso, lo figurado no puede ser
primero. Desde luego, la palabra “día” se usa figuradamente en muchos textos,
pero no es posible que se use figuradamente la primera vez que aparezca. Lo
literal tiene que ser primero, y después el uso figurado. Por ejemplo, el
cuerpo físico tiene muchos miembros y cada miembro tiene su función; por eso,
cuando Pablo habla de la iglesia como el cuerpo de Cristo, es fácil entender su
uso de esta figura. El significado de la palabra figurada se basa en el sentido
de la palabra literal. Asimismo, la palabra “día” en Gén. 1 tiene que ser
literal, pues es la primera vez que se usa.
2
Ped. 3:8, “para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”.
Pedro explica que Dios, siendo eterno, no está afectado o limitado por el
tiempo. Este texto no viene al caso; no tiene nada que ver con los días de Gén.
1.
El
uso de un número con la palabra “día” (359 veces aparte de Gén. 1) siempre
indica que es un día de 24 horas. P. ej., Gén. 30:36. Frecuentemente (162
veces) Dios dio mandamientos que el pueblo había de hacer o no hacer ciertas
cosas en ciertos días. Si la palabra “día” con número siempre quiere decir día
de 24 horas en los demás textos, entonces debe significar día de 24 horas en
Gén. 1.
La
Biblia define la palabra la primera vez que aparece. Gén. 1:5, “Y
llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la
mañana un día”. “La tarde y la mañana un día”. Cuando la frase “la tarde
y la mañana” se conecta con un número y la palabra YOM (día) al final de cada fase de la creación, no hay
manera más fuerte de especificar un día normal. En 38 textos estas dos palabras
se encuentran juntas y en cada texto se refieren a un día normal.
Éxodo
21:9, Dios mismo dice, “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra
alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia,
ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos
hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y
lo santificó”. ¿Alguien quiere discutir con Dios? En este texto Dios mismo
explica enfáticamente el significado de los siete días de la semana. ¿Los seis
días que los israelitas habían de trabajar eran períodos de miles o millones de
años? Si no, entonces los seis días que Dios trabajó no eran períodos largos.
¿Podían los israelitas entender cuánto tiempo habían de trabajar? ¿Podían
entender cuándo no deberían trabajar? Dios mismo estableció el patrón
para los israelitas.
Hierba
verde sin sol. Si los días de Gén. 1 no fueron días literales,
entonces la hierba verde (árboles, plantas, toda la vegetación) que fue creada
el tercer día hubiera tenido que existir por miles o millones de años sin el
sol, porque fue creado hasta el cuarto día.
Adán
fue creado el sexto día y vivió 930 años (Gén. 5:5), pero si cada uno
de los días de la creación hubiera durado miles o millones de años, entonces
Adán habría tenido miles o millones de años de edad.
Marcos
10:6, “pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios”. Este
texto es sumamente claro. Jesús mismo afirma que Dios hizo al hombre y a la
mujer “al principio de la creación”, es decir, durante la semana de creación
descrita en Gén. 1. Jesucristo es Dios y durante su vida terrenal mostraba
constantemente su omnisciencia. Si el universo incluyendo la tierra hubiera
sido creado billones de años antes de la creación del hombre, entonces Jesús lo
habría sabido. Con tal conocimiento no habría dicho que “al principio de la
creación, varón y hembra los hizo Dios”. Además, recuérdese que “Todas las
cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”
(Juan 1:3; véase también Col. 1:16). Por lo tanto, si el universo fue creado
hace 15 billones de años, Cristo no solamente lo sabía, sino que El mismo lo
hizo. ¿Por qué, pues, no dijo ‘15 billones de años después de la creación,
varón y hembra los hizo Dios’?
En
conclusión, pues, tenga mucho cuidado con los que profesan ser “conservadores”.
Esta palabra comenzó a usarse para identificar a los que se oponían al
institucionalismo y toda forma de centralización. Pablo dice (2 Tim. 1:13),
“Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es
en Cristo Jesús”. Retener (conservar) la forma (el patrón) de la sana doctrina.
Es lo que se debe hacer. Sin embargo, hay otras cuestiones muy importantes
aparte del institucionalismo: p. ej., errores sobre el divorcio y nuevas
nupcias; errores sobre la Deidad de Cristo; errores sobre los días de la
creación; y errores sobre la aplicación de Rom. 14 (tener comunión con los que
enseñan y practican error porque éstos profesan ser “conservadores”).
Aunque
lo nieguen, los que afirman que los días de la creación no fueron literales
quieren armonizar la Biblia con la evolución. Dicen que creen Gén. 1 y que
rechazan la evolución, pero no creen lo que Gén. 1 dice, y sí creen en la
evolución, no la evolución orgánica, sino la evolución de la creación inanimada (el
universo incluyendo la tierra).
La
tabla o columna geológica y la evolución son gemelos. La tabla depende de la
evolución y la evolución depende de la tabla. Nos dicen la edad de las tablas
por los fósiles que se encuentran en ellas, y nos dicen la edad de los fósiles
por las tablas donde se encuentran.
Los
actualistas (uniformitarians) no pueden explicar los estratos de la superficie
de la tierra, pero un cataclismo (el diluvio de Noé) sí los puede explicar.
Gén. 7:17-24 describe ampliamente la catástrofe que tuvo un impacto
incalculable sobre los continentes, océanos y mares, montañas y valles, y toda
la superficie de la tierra. Los que dicen que esto fue un diluvio local
simplemente niegan la Biblia (Gén. 7:19,20). El apóstol Pedro se refiere a este
cataclismo (2 Ped. 3:4-6), diciendo que “el mundo de entonces pereció anegado
en agua”. La palabra “perecer” (APOLLUMI)
quiere decir “destruir” (no aniquilar, sino arruinar). El diluvio hizo cambios
radicales en toda la superficie de la tierra. La turbulencia drástica de tanta
agua azotaba toda la tierra por meses. Hemos visto la fuerza de inundaciones
locales, lo que hace no sólo con edificios sino también con árboles y rocas. La
erosión es tremenda. Cambian el curso de los ríos. Excavan cañones. Imagínese,
pues, el efecto del diluvio de Noé sobre la tierra.
Si
aceptamos esta verdad, rechazaremos las teorías con respecto a la tabla
geológica y no habrá razón alguna para no aceptar la sencilla verdad de la
creación de todo en seis días literales como la Biblia afirma. “Sea Dios veraz,
y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus
palabras, Y venzas cuando fueres juzgado” (Rom. 3:4).