Por Josué I. Hernández
Muchas
personas en el mundo denominacional están desinformadas respecto a la ley del
perdón revelada en el evangelio de Cristo, y el lugar del bautismo en ella. En general se predica que el bautismo
no es esencial para alcanzar la salvación, porque se supone que la salvación se
alcanza por la fe sola y sin actos adicionales de obediencia. Entonces, los
líderes religiosos de estas comunidades afirman que el bautismo es un acto por
el cual el creyente declara su salvación.
El
problema con esta doctrina de salvación sin el bautismo, es que es una mentira,
una mentira adherida al corazón de muchos como hiedra. Esta doctrina falsa es
creída y perpetuada por celosos estudiantes de la Biblia, que están
esclavizando a muchos a la perdición.
Lo
que Dios dice es muy fácil de comprender, y todo corazón noble lo podrá
aceptar. Leamos el lugar del bautismo en la ley del perdón del evangelio
no-denominacional de Cristo:
“El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mar. 16:16).
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hech. 2:38).
“Y yendo por el camino, llegaron a cierta
agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe
dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que
Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al
agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (Hech. 8:36-38).
“Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hech.
22:16).
“pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo
estáis revestidos” (Gal. 3:26,27).
“correspondiendo a esto, el bautismo ahora
os salva (no quitando la suciedad de la carne, sino como una petición a Dios de
una buena conciencia) mediante la resurrección de Jesucristo” (1 Ped. 3:21,
LBLA).
Piense en lo
siguiente. Las denominaciones por lo general observan un tipo de bautismo
ritual y ceremonial. Como una tradición semejante a las tradiciones de los judíos
a quienes Cristo condenó (cf. Mat. 15:1-9). Las religiones modernas que
practican un bautismo ritual no son diferentes a los fariseos del primer siglo.
En su intento
por recibir la gracia, las denominaciones la han desechado. Nadie puede
alcanzar la gracia de Dios desechando “el
evangelio de la gracia de Dios” (Hech. 20:24). La gracia de Dios es
inseparable de “la palabra del evangelio”
de Dios (Hech. 15:7), ¿por qué? Porque el evangelio es “la palabra de su gracia” (Hech. 20:32). Esta es la razón por la
cual Dios no muestra su gracia donde no se obedezca su evangelio (Gal. 1:6).
Por tal razón, el evangelio es predicado a todo el mundo (Col. 1:5,6,23).
En contraste
con lo anterior, el evangelio de Cristo da a conocer “un bautismo” (Ef. 4:5), el cual es esencial en la conversión, ya
que en éste bautismo el pecador arrepentido se apropia de la gracia por la fe:
“En él también fuisteis circuncidados con
circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal,
en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual
fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le
levantó de los muertos” (Col. 2:11,12).
No crea la popular
mentira de que “el bautismo es una señal exterior de una gracia interior”.
Tengamos fe en la palabra de Cristo, su evangelio, el cual revela que la ley
del perdón involucra el bautismo para nacer de nuevo y entrar al reino de
Cristo (Jn. 3:3,5) el cual es su iglesia (cf. Mat. 16:18,19; Col. 1:13).