Por Wayne
Partain
I.
Introducción.
A. El significado de la palabra hermenéutica. La
palabra hermenéutica significa el arte de interpretar textos.
Viene del verbo HERMENEUO,
que significa interpretar. (Se ha sugerido también que este verbo viene del
nombre "Hermes", el supuesto mensajero de los dioses, llamado
Mercurio por los romanos, Hech. 14:12). Cuando damos una definición a
las palabras que oímos o leemos, estamos interpretándolas. Cuando
preguntamos ¿qué quiere decir esto o aquello? estamos tratando de interpretar
el significado de algo. Cualquier forma de expresión o comunicación (palabras,
gestos, escritos) tiene que ser interpretada. No estamos conscientes del proceso.
No estamos pensando, "Yo estoy interpretando lo que me dijo", pero en
realidad es lo que estamos haciendo. Al hacerlo usamos el sentido
común para entender a las personas con quienes nos comunicamos.
1. Uno de los procesos más básicos de interpretar es preguntar ¿qué?,
¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué? y ¿quién? La Biblia dice,
"Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida" (Job
2:4), pero ¿quién lo dijo? Es el lenguaje de Satanás.
2. También debemos usar el "sentido común" al estudiar para
interpretar la Biblia; es decir, debemos usar los mismos medios de
interpretación que usamos para entender una conversación, o para entender
otros libros y documentos, porque la Biblia no es un libro místico o
misterioso. No es un libro de mitología y leyendas, sino un mensaje
comprensible escrito por Dios y enviado al hombre.
B. Neh. 8:8 nos da una definición excelente de la
interpretación (la hermenéutica): "Y leían en el libro de la ley de
Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura".
Los levitas interpretaron correctamente la palabra de Dios, y "todo el
pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande
alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado"
(ver. 12). (Vemos el mismo gozo en Hech. 8:39. El eunuco leía la Biblia con su
conocimiento limitado, y estaba dispuesto a aprender. Tenía corazón "bueno
y recto" (Luc. 8:15), que es el primer requisito para poder entender la
palabra de Dios, pero no entendía que la profecía de Isaías 53 se había
cumplido. Felipe le predicó a Cristo -- interpretando la profecía -- y el
eunuco fue bautizado y "siguió gozoso su camino").
C. La hermenéutica es, pues, el conjunto de los principios de la
interpretación. La aplicación de estos principios se llama exégesis,
que simplemente significa "explicación". La exégesis empleada por
las iglesias humanas es dogmática, es decir, se basa en sus credos
(sistemas de doctrina) ya aceptados. La exégesis verdadera se basa en el
significado de palabras, la gramática, el contexto inmediato y remoto, etc.
D. La exégesis verdadera permite que la Biblia se explique sola, porque
términos bíblicos no se dan nombres y definiciones sectarias sino bíblicas.
Por ejemplo:
1. Gracia.
a. Definición incorrecta: la imputación de la justicia personal de Jesús al
creyente.
b. Definición bíblica: el favor de Dios demostrado al proveer la salvación a
través de Jesucristo (Tito 2:11-14). La Biblia no dice nada acerca de
"gracia irresistible".
2. Justificación.
a. Uso incorrecto: que el creyente se justifica (se salva) en el momento de
creer, y muchos (como los bautistas) dicen que una vez salvo no puede caer.
b. Uso correcto: el creyente se justifica al obedecer al evangelio, cuando es
restaurado (después de tropezar) y cuando hace buenas obras (Rom. 3:4; 6:4-7;
Sant. 2:24), etc.
3. Bautismo.
a. Significado incorrecto: la aspersión, aun de infantes.
b. Significado bíblico: la inmersión en agua del penitente creyente (Mat.
3:16; Hech. 8:37-39; Rom. 6:3, 4).
4. Elegidos.
a. Significado incorrecto: los que arbitrariamente fueron escogidos antes de la
fundación del mundo.
b. Significado bíblico: los que son llamados por el evangelio (1 Tes. 1:14; 2
Tes. 2:14).
5. Confesión.
a. Concepto sectario: que "Dios por Cristo me perdonó los pecados";
confesar a Cristo "como mi Salvador personal".
b. Confesión bíblica: "creo que Jesucristo es el Hijo de Dios" (Hech.
8:37).
6. Cena del Señor (1 Cor. 11:20).
a. Designaciones incorrectas: la eucaristía, el sacramento, los emblemas o
elementos.
b. Designaciones bíblicas: el partimiento del pan (Hech. 2:42; 20:7), beber el
fruto de la vid (Mat. 26:29), la comunión (participación) del cuerpo y sangre
de Cristo (1 Cor. 10:16) o la mesa del Señor (1 Cor. 10:21).
7. Predicadores.
a. Designaciones incorrectas: pastores, reverendos, padres.
b. Designaciones bíblicas: evangelistas (2 Tim. 4:5) o ministros de Cristo (1
Tim. 4:6) o del evangelio (Rom. 15:16; Col. 1:23).
8. Adulterio.
a. Definición nueva originada por algunos hermanos: el acto de divorciarse y el
de volverse a casar. Dicen que el adulterio de Mat. 5:32 no se comete en cama
(que no se refiere a la relación sexual), sino que este término se refiere
solamente a los dos actos de divorciarse y volverse a casar (sin tomar en
cuenta las relaciones sexuales). Aun hermanos que profesan ser
"conservadores" dicen esto pero obviamente éstos no conservan la
sana doctrina (2 Tim. 1:13, 14), sino que definen palabras bíblicas de una
manera contraria a todos los léxicos griegos y diccionarios de palabras
inglesas y españolas.
b. Definición bíblica: relación sexual con el cónyuge de otro.
9. 1 Ped. 4:11 es la regla que seguir: "Si alguno habla, hable conforme a
las palabras de Dios". Los que no obedecen este texto han causado muchas
divisiones.
E. La necesidad de la hermenéutica. El estudio de la hermenéutica
es de suma importancia, porque se refiere al proceso de llegar al
conocimiento pleno de la voluntad de Dios. Tenemos la Biblia traducida en
nuestro propio idioma, pero hay mucho que estudiar. "Y creó Dios al hombre
a su imagen" (Gén. 1:27); por eso, el hombre puede pensar, razonar y
entender (Mat. 13:15).
1. Los escritores del Nuevo Testamento interpretan algunas de las palabras que
desconocemos: Mat. 1:23; Mar. 5:45; 15:22, 34; Hech. 4:36; 9:36; 13:8, etc. Sin
embargo, a veces se refieren a costumbres sociales, sistemas
de gobierno, medidas y pesos, clases de dinero, etc. que desconocemos y,
por lo tanto, tenemos que hacer un estudio cuidadoso de tales cosas. Los
diccionarios bíblicos y enciclopedias religiosas nos ayudan en esto.
2. El orden de los libros bíblicos no es siempre cronológico. Por ejemplo, los
libros proféticos fueron escritos durante el tiempo de los reyes; es necesario
acomodarlos a sus respectivos períodos. También los salmos fueron escritos durante
varias épocas en la historia de Israel. Las epístolas del Nuevo Testamento
deben estudiarse teniendo presente cuándo y dónde fueron escritas según la
historia de los Hechos.
3. La Biblia contiene mucho lenguaje figurado y modismos, y la gramática no es
siempre igual a la de nuestro idioma.
F. Es necesario estudiar y entender la Biblia:
1. Porque es necesario aprender la voluntad de Dios (Rom. 1:16-18). Algunos
suponen que la Biblia es tan sencilla y clara que no se necesita la
interpretación, pero recuérdese que muchos textos dicen que Cristo y otros
interpretaron las Escrituras. La palabra de Dios es inspirada, pero la
interpretación ahora no es inspirada. No hay profetas y
apóstoles sobre la tierra que puedan con inspiración explicar el Texto Sagrado.
Todos tenemos que estudiarlo.
2. Para poder hacer uso correcto de la Palabra (2 Tim. 2:15). La Biblia
de las Américas dice, "maneja con precisión la palabra de
verdad". La Versión moderna dice, "manejando acertadamente
la palabra de la verdad". La Versión hispanoamericana dice,
"que expone bien la palabra de verdad" (en el margen dice, "o, define,
maneja, o, despensa).
3. Para tener fe salvadora (Jn. 3:16; 20:30, 31; Mar. 16:16). No podemos ser
salvos e ir al cielo sin entender y creer la voluntad de Dios. Jesús dice (Mat.
7:21; 12:50) que tenemos que hacer la voluntad de Dios, y esto requiere
el entendimiento y una fe activa (obediente).
4. Para crecer espiritualmente (1 Cor. 3:1-3; 1 Ped. 2:2; Heb. 5:11-4).
5. Para ser instruido, reprendido, corregido (2 Tim. 3:16, 17), y aprobado por
Dios (2 Tim. 2:15).
G. Podemos entender las Escrituras. Gracias a Dios por
esta bendición. Muchos textos nos convencen que podemos y debemos entender las
Escrituras. Juan 5:39 (¿por qué escudriñar las Escrituras si no las podemos
entender?); Hech. 17:11 (¿qué había de nobleza en escudriñar las Escrituras si
éstas no se pueden entender?); Efes. 3:3, 4 (leyendo, podéis entender); 1 Tes.
5:27 (¿por qué leerla a la iglesia si no se puede entender?) El clero romano
dice orgullosamente que solamente ellos tienen el derecho de interpretar las
Escrituras, pero los que siguen a estos intérpretes son ciegos que siguen a
ciegos (Mat. 15:14).
H. Una herramienta importante para entender la Biblia es la educación
básica, es decir, la capacidad para leer y entender lo que se lee, o la
capacidad de entender lo que se oye. Dios no usa lenguaje técnico para
comunicarnos su divina voluntad, sino palabras comunes, palabras que todos
pueden entender. Pero se requiere el estudio. Pablo tenía libros de estudio (2
Tim. 4:13, 21), y nos conviene conseguir los libros necesarios (diccionario,
diccionario bíblico, concordancia, comentarios, etcétera). Para poder
interpretar las Escrituras correctamente es necesario estudiar, pensar, meditar,
y razonar.
I. No se debe torcer las Escrituras sino interpretarlas. Todo
el mundo afirma que "Así dice la Biblia" al afirmar su propia doctrina.
Hoy en día muchos hombres hacen lo mismo que los profetas falsos de la
antigüedad cuando anunciaban, "Así dice Jehová", pero proclamaban y
practicaban cosas "que no les mandé, ni hablé, ni me vino al
pensamiento" (Jer. 19:5). Satanás no quiere que las Escrituras se
interpreten correctamente (Mat. 4:6, 7). Muchos religiosos no interpretan las
Escrituras, sino que las tuercen (2 Ped. 3:16); por ejemplo, los testigos
tuercen los textos sobre la Deidad de Cristo; los mormones tuercen 1 Cor.
15:29; los pentecostales tuercen varios textos que hablan del Espíritu Santo;
los bautistas y otros evangélicos tuercen textos sobre la fe; los
"evangelistas de la prosperidad" tuercen 3 Juan 2; los hermanos
liberales tuercen Gál. 6:10; Fil. 4:15, 16; Sant. 1:27 y otros textos.
Diariamente Jesús citaba las Escrituras para explicarlas a sus discípulos, razonando
y disputando con los fariseos y saduceos con respecto al significado
verdadero de pasajes del Antiguo Testamento. De esta manera nos dejó
un ejemplo perfecto de cómo interpretar correctamente ("usar bien")
las Escrituras.
II. Algunas
cosas que impiden el entendimiento de las Escrituras.
A. La actitud irreverente. Mat. 13:13; Sal. 119:161; Isa. 66:2.
Debemos creer sinceramente en la inspiración de las Escrituras, 1 Tes. 2:13.
Es necesario creer en las Escrituras y al mismo tiempo aceptar que son la
autoridad para nosotros.
1. Dice Pablo (2 Cor 2:17) que muchos "medran falsificando la palabra de
Dios" ("comercian con la Palabra", La Biblia de las Américas).
Dice en 2 Cor. 4:2, "no andando con astucia, ni adulterando la palabra de
Dios".
2. Debemos tener un deseo fuerte de conocer la palabra de Dios, 1 Ped. 2:2.
3. Es necesario reconocer que Dios nos habla directamente a mí y a usted (es
un mensaje personal e individual).
4. Debemos amar la Palabra (2 Tes. 2:11, 12; Sal. 119:97). Los que no aman la
Palabra la usan mal, la tuercen y dicen que se contradice. Algunos buscan
textos que, según ellos, se contradicen (por ejemplo, dicen que lo que Pablo
dice acerca de la salvación por fe contradice lo que Santiago dice acerca de
obras), pero con esto no demuestran contradicción bíblica sino su propio
prejuicio.
5. También es necesario creer que la Biblia es un libro práctico y aplicable en
estos tiempos modernos. No es un libro obsoleto o anticuado. Sal. 119:9, 11;
Mat. 4:4; Jer. 15:16 expresan la verdad para nosotros también. En este libro
se encuentra la solución de todos nuestros problemas. Las Escrituras suplen
todas nuestras necesidades.
B. El no usar el sentido común. Muchos no
entienden la Biblia porque rehúsan usar su sentido común. Por ejemplo, parece
increíble pero ha habido discusiones sobre la expresión "y le
bautizó" (Hech. 8:38). ¿Quién bautizó a quién? Tales preguntas o
comentarios son necios. ¿Quién pidió el bautismo? Otro texto que se puede
entender si se usa el sentido común es 1 Jn. 3:9, "no puede pecar".
¿Dice Juan que es física o humanamente imposible que alguien peque? Todos
pueden pecar y todos pecan. Entonces, ¿qué dice Juan? Que los que nacen otra
vez ya se han convertido (cambiado) y, por eso, no persisten en practicar el
pecado. Muchas veces es muy obvio que la gente -- aun hermanos en Cristo -- no
quieren aprender lo que un texto dice, sino que simplemente quieren discutir.
C. El no estudiar con propósito correcto. Balaam
quería saber la voluntad de Dios pero ¿con qué propósito? El no oía la palabra
de Dios para hacer la voluntad de Dios, sino que estaba resuelto a hacer lo que
él mismo quería hacer (Núm. 22). Recuérdese la actitud de los israelitas con
respecto a tener rey (1 Sam. 8:4); y la actitud de los fariseos (Mat. 23:1-4).
Muchos hermanos enseñan ciertos textos con fuerza pero después tienen cambio de
"convicción" cuando ya no les conviene la enseñanza. Por ejemplo,
aquel que enseñaba que ni siquiera por causa de muerte podía el hombre volverse
a casar, pero cuando murió su esposa, tuvo cambio de mente. Así también muchos
hermanos son muy estrictos con respecto al comportamiento de los jóvenes hasta
que sus hijos lleguen a ser jóvenes.
D. El no entender el idioma. La Biblia se ha traducido a
nuestro idioma, pero cuando no entendemos las palabras, debemos usar el diccionario.
Otra herramienta muy importante, aparte del diccionario, que nos enseña a
entender nuestro idioma, es un libro de gramática, aunque sea muy
elemental. ¿Por qué usar el diccionario y un libro de gramática? Para ayudarnos
a entender el lenguaje de las Escrituras. Nuestro deseo de entender el mensaje
de Dios nos debe motivar a estudiar nuestro propio idioma. En Mat. 22:29-32
Jesús dijo a los saduceos, "Erráis, ignorando las Escrituras". ¿Qué
ignoraron? El tiempo de un verbo: Dios no dijo "Yo era"
el Dios de Abraham", sino "Yo soy el Dios de
Abraham". También vemos en Gál. 3:16 que un argumento fuerte de Pablo se basa
en el número de un sustantivo: "simiente" y no "simientes".
E. La falta de confianza. Muchas veces es obvio que la gente
no entiende la Biblia porque cree que es imposible que la entienda. Aun
hermanos en Cristo no participan en la clase bíblica o no ponen atención al
sermón porque simplemente no tienen la confianza de que puedan entender. A
veces parece que para ellos el orador o maestro habla idioma extranjero. Parece
que no dejan penetrar la luz porque creen que su mente es impenetrable.
F. La idea de que la Biblia es la propiedad del sacerdocio católico o del clero
protestante. Este concepto erróneo convence a millones de
personas de que no les conviene estudiar las Escrituras para tener su propio
entendimiento. La mayoría de los miembros de las iglesias católicas y
protestantes solamente preguntan "¿Qué dice el Padre?" o "¿Qué
dice el Pastor, o qué dice nuestro credo?" en lugar de preguntar,
"¿Qué dicen las Escrituras?" Aun en la iglesia de Cristo existe el
peligro de solamente preguntar, "¿Qué dice o qué piensa el hermano fulano?" La
gente común puede entender la Biblia. Deut. 29:29; Neh. 8:8; Ef. 3:3,
4; 5:17; Mar. 12:37.
G. La práctica de usar la Biblia solamente para probar doctrinas ya
formuladas. La Biblia no "prueba" doctrinas, sino que es
la doctrina (2 Tim. 3:16, 17). Muchos hacen burla de la Biblia
diciendo, "Se puede probar cualquier doctrina con la Biblia", pero
esta afirmación es falsa. Muchos "testigos", mormones, pentecostales,
etc. escudriñan las Escrituras para probar las doctrinas establecidas por los
credos y otros libros de su secta. Hasta hermanos comentan que "Estos
saben mucha Biblia", pero ¿qué saben de las Escrituras? En realidad no
entienden las Escrituras. Han "puesto sus ídolos en su corazón, y establecido
el tropiezo de su maldad delante de su rostro" (Ezeq. 14:4) y, por eso, no
usan bien la Escritura. Alguien contó la historia de un predicador que citó
Rom. 3:22 ("no hay diferencia") para probar que una denominación es
tan buena como otra (y que todas son buenas), pero dejó de leer el siguiente
versículo que dice, "por cuanto todos pecaron".
H. La actitud de que la Biblia es un libro de maravillas y curiosidades. Es
verdad que hay muchas cosas muy interesantes en el relato sagrado, pero debemos
leer la Biblia para aprender la voluntad de Dios y no simplemente para buscar
detalles curiosos; pues no es uno de esos libros que solamente divierten.
I. La actitud de leer la Biblia para poder decir "He leído la
Biblia"; por ejemplo, algunos dicen, "He leído toda la
Biblia", o "Esta semana he leído 25 capítulos", etc. Me acuerdo
de un hermano que siempre se jactaba de cuántas veces había leído el texto
griego del Nuevo Testamento. Todo esto es bueno con tal que se lea con
comprensión, pero no hay virtud en simplemente leer la Biblia para poder decir,
"he leído la Biblia".
J. La práctica de leer solamente textos favoritos. Muchas personas
limitan su lectura a aquellas porciones de la Biblia que consuelan, animan,
etc. (como, por ejemplo, los salmos o capítulos favoritos del Nuevo Testamento
como 1 Cor. 13, Heb. 11, etc.) Desde luego, es bueno leer tales textos, pero no
debemos limitar nuestro estudio a estos.
K. La actitud de estudiar la Biblia para tener la reputación de un
"pensador original". No conviene juzgar el corazón de nadie,
pero he conocido a algunos hermanos que parecen querer dar alguna explicación
"diferente" ("única") de algún texto. Les gusta hablar de
lo que "muchos hermanos" han dicho o pensado, pero entonces nos dan
"la explicación verdadera" del texto. Me acuerdo de un hermano de
mucho talento que se destruyó a sí mismo por causa de esta actitud, naufragó
en cuanto a la fe y volvió al mundo. Otros han aceptado interpretaciones
erróneas por causa de esta actitud (por ejemplo, que un hombre soltero puede
ser anciano de la iglesia; que está bien que canten en la asamblea cuartetos y
coros; que los del mundo no tienen que sujetarse a la enseñanza de Jesús sobre
el divorcio y segundas nupcias; que no debe haber clases bíblicas para los
niños, etc.) Tales hermanos aparentemente quieren dejar la impresión de ser muy
eruditos.
L. Otro obstáculo grande es el deseo de armonizar la Biblia con las
teorías de la "ciencia" (falsamente así llamada, 1 Tim. 6:20).
Según esta actitud, al llegar las nuevas teorías de la "ciencia" es
necesario cambiar y modernizar nuestra hermenéutica. Pero afortunadamente no
es así, porque para fines del primer siglo Dios terminó de revelar toda la
Biblia y era y es una revelación final y perfecta (2 Tim. 3:16, 27; 2 Ped. 1:3;
Judas 3).
M. Tal vez el impedimento principal sea la flojera. Muchos
hermanos que son muy diligentes en su trabajo son perezosos en cuanto a
estudiar la Biblia (Heb. 5:11; 6:12). El estudiar es trabajoso. Requiere mucha
actividad mental. Los que tienen la actitud de los de Berea tendrán el ánimo
para estudiar (Hech. 17:11).
III. La
naturaleza de las Escrituras.
A. 2 Tim. 3:16, 17 dice explícitamente que Dios nos ha
revelado su voluntad "para enseñar, para redargüir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra". La Biblia ha revelado lo que el hombre
debe hacer para ser salvo, cómo debe vivir, lo que constituye el culto
aceptable, cuál es la organización y obra de la iglesia, etc.
B. La historia de la Biblia abarca tres dispensaciones:
1. La dispensación patriarcal. Bajo esta dispensación el padre de familia
servía como la cabeza de su familia (tribu o tribus) y como el sacerdote. La
religión no era nacional sino familiar. Ejemplos: Noé, Abraham, Jacob, etc.
2. La dispensación mosaica. La ley de Moisés fue dada exclusivamente para la
nación de Israel (Deut. 5:2, 3) cuando salió de Egipto (Heb. 8:9) y sirvió como
"ayo" (guardián) para llevarles a Cristo (Gál. 3:19-24). Fue quitada
cuando Cristo murió en la cruz (Col. 2:14; Gál. 3:16, 19; Efes. 2:13-22; Rom.
7:1-7). Jesucristo nació bajo esa ley (Gál. 4:4), la guardó perfectamente y enseñó a sus discípulos que debieran guardarla (Mat. 5:18-20). Muchas personas no entienden esta verdad y cuando la explicamos nos acusan de rechazar el Antiguo Testamento. Sin embargo, no hay iglesia alguna que practique la ley de Moisés (sacrificar animales y aves, observar las tres fiestas solemnes cada año en Jerusalén, etc.). La ley de Moisés era ley de figuras, sombras, símbolos y tipos (Heb. 8:5; 9:9) que apuntaban hacia Cristo. Era administrada por el sacerdocio levítico pero en este sacerdocio no había perfección (Heb. 7:11; 8:7; 10:1-4); por eso ese sacerdocio y la ley que administraba (la ley de Moisés) fueron cambiados (ver. 12).
7:1-7). Jesucristo nació bajo esa ley (Gál. 4:4), la guardó perfectamente y enseñó a sus discípulos que debieran guardarla (Mat. 5:18-20). Muchas personas no entienden esta verdad y cuando la explicamos nos acusan de rechazar el Antiguo Testamento. Sin embargo, no hay iglesia alguna que practique la ley de Moisés (sacrificar animales y aves, observar las tres fiestas solemnes cada año en Jerusalén, etc.). La ley de Moisés era ley de figuras, sombras, símbolos y tipos (Heb. 8:5; 9:9) que apuntaban hacia Cristo. Era administrada por el sacerdocio levítico pero en este sacerdocio no había perfección (Heb. 7:11; 8:7; 10:1-4); por eso ese sacerdocio y la ley que administraba (la ley de Moisés) fueron cambiados (ver. 12).
3. La dispensación de Cristo (el evangelio), un pacto mejor (perfecto) (Heb.
10:9, 10; 2 Cor. 3:14). Léase Hebreos capítulos 7-10 para entender este tema.
Jesús explicó a sus discípulos que El vino al mundo para cumplir las cosas que
Moisés, los profetas y los salmos decían acerca de el (Luc. 24:27, 44).
Entonces El nos dio el Nuevo Testamento que es la revelación de la autoridad de
Cristo (Mat. 28:18; 1 Cor. 14:37; Col. 3:17). Es la ley de Cristo (Gál. 6:2;
Sant. 2:12), por la cual seremos juzgados (Juan 12:48). Es pecado apartarnos de
esta ley divina (1 Jn. 3:4). En el juicio final algunos serán rechazados por no
haber seguido la autoridad de Cristo (Mat. 7:21-23).
4. Mateo, Marcos, Lucas y Juan registran la enseñanza que Jesús entregó
personalmente. El no la entregó solamente para los judíos, como algunos
suponen, sino que entregó mucha enseñanza que pertenece al evangelio
del reino de Cristo. Como ya hemos dicho, Jesús guardó la ley de
Moisés y enseñó que sus discípulos de aquel entonces debieran guardarla, porque
esa ley duró hasta que Cristo murió en la cruz. Algunos hermanos afirman que la
única enseñanza de Jesús que es para nosotros es la que fue repetida después
del día de Pentecostés. Esta es una teoría humana muy errada. Dicen
esto para negar que el que repudia a su mujer por causa de fornicación puede
volverse a casar. Pero Mat. 5:32 -- como todo el Sermón del Monte --
es parte integral de la ley de Cristo. Todos los hermanos citan Mat. 18:1-4,
sobre la humildad y la grandeza verdadera; Mat. 18:15-17 sobre la disciplina;
Juan 3:3-5, sobre el nuevo nacimiento; Mat. 26:26-28, sobre la cena del Señor;
Jn. 1:1, 2, sobre la Deidad de Jesucristo; Jn. 14:26; 16:3, etc, sobre la obra
del Espíritu Santo, y muchos otros. Estos textos no se repiten después de Hech.
2, pero todo el mundo sabe que no forman parte del Antiguo Testamento, sino que
son parte integral del Nuevo Testamento de nuestro Señor Jesucristo. El dijo
(Jn. 14:26) que el Espíritu Santo "os recordará todo lo que yo os he
dicho". ¿Por qué? Porque formó parte de la ley de Cristo.
IV. Dios nos ha
revelado su voluntad de cuatro maneras.
A. Por medio de declaraciones claras y
explícitas.
1. La creación del mundo, Gén. 1, 2.
2. La historia de Israel.
3. El nacimiento de Jesús.
4. Los milagros de Jesús y los apóstoles.
5. Muchas enseñanzas sencillas y claras. Mat. 5:1-12; Gál. 5:19-23.
6. Muchas cosas acerca de la iglesia: su obra, crecimiento, sufrimiento, etc.
B. Por medio de mandamientos que indudablemente son
para los santos de toda época.
1. Creer, arrepentirse, confesar a Cristo, bautizarse.
2. Reunirse, cantar, orar, predicar, celebrar la cena, ofrendar.
3. Practicar la piedad, abstenerse del pecado.
4. Practicar buenas obras, por ejemplo, reunir fondos para
ayudar a los santos pobres.
C. Por medio de ejemplos que indudablemente los santos
de toda época deben imitar.
1. Escoger ancianos en cada congregación.
2. Reunirse el primer día de la semana para partir el pan.
3. Pero los hermanos que promueven la llamada Nueva hermenéutica desprecian
el uso de ejemplos para establecer la autoridad bíblica, diciendo que si
debemos seguir ejemplos apostólicos tendremos que seguir su ejemplo en todo
detalle: vender posesiones, reunirse todos los días, reunirse en el
aposento alto, lavar los pies, ayunar, imponer las manos, arrodillarse para
orar, etc. Es decir, ponen estas cosas en el mismo nivel que
el celebrar la cena el primer día de la semana, escoger ancianos en cada
iglesia, que las iglesias cooperen para ayudar a los santos pobres de
Jerusalén, etc. Según el argumento de ellos, el modo de viajar es tan
importante como el predicar, el aposento alto es tan importante como el partir
el pan, la pila es tan importante como el bautizar, etc. Estos no quieren tomar
en cuenta la cuestión de cultura, costumbres y circunstancias especiales. No
quieren reconocer que para los mandamientos y ejemplos siempre habrá detalles
incidentales que no son importantes.
D. Por medio de enseñanzas implícitas, de las cuales se
sacan inferencias (deducciones o conclusiones) necesarias. Dios
nos obliga a todos a pensar, razonar y deducir.