¿Hay reuniones de la iglesia local que sean “secundarias”?


Por Josué Hernández


Una falsa doctrina ha sido enseñada por años, y abrazada con entusiasmo por no pocos hermanos, quienes se sienten muy cómodos y felices con ella. Nos dicen que sólo la reunión del domingo es importante y esencial, y que toda otra reunión de la iglesia local carece de importancia, y que podemos ausentarnos sin culpa, y sin preocuparnos de informar la razón de la ausencia, porque, a fin de cuentas, “asistimos el domingo y las demás reuniones son secundarias”.

Estos cristianos dominicales no estarán presentes para edificar y ser edificados en las asambleas que no sean las del domingo, ellos no adorarán con sus hermanos otros días de la semana, porque tienen que trabajar, o estudiar, o simplemente, porque ellos no pierden su tiempo en “reuniones secundarias”.

Al momento de escribir el presente artículo, congregaciones enteras están promoviendo y/o tolerando el desorden, y algunos llamados “predicadores del evangelio” llevan la delantera en esta apostasía.

El domingo es día principal

Ciertamente, no todos los días de la semana son iguales para el pueblo de Dios. El cristiano sabe que el “primer día de la semana” (Hech. 20:7) es “el día del Señor” (Apoc. 1:10) porque un día primero de la semana Jesucristo resucitó (Mar. 16:9; Luc. 24:1,7,13,21), y este día el pueblo de Dios participa de “la cena del Señor” (1 Cor. 11:20). El domingo es un día singular, y sin duda alguna el momento en el que pasamos a la mesa del Señor es muy especial e importante.

Pero, una cosa es decir que el primer día de la semana es el día del Señor, el principal día de la semana. Otra cosa es decir que sólo las reuniones dominicales son importantes. No confundamos “día” con “reunión”, son dos cosas distintas. El desayuno y el almuerzo son importantes todos los días, no sólo el día del Señor. Así también, el congregarnos es importante cuando ha llegado el momento de hacerlo.

Si la cena del Señor hace la diferencia para devaluar o menospreciar todo otro momento en asamblea, entonces, si hay otra reunión el día domingo es “reunión secundaria” a menos que tomemos la cena del Señor. Por lo tanto, con semejante lógica de la humana sabiduría, todo momento en reunión es menospreciable sin la mesa del Señor.

Todas las reuniones son importantes

¿Tenemos alguna declaración bíblica que nos permita entender ciertas reuniones de la iglesia local como “secundarias”? He ahí el corazón del asunto. Si hay evidencia bíblica de la existencia de asambleas de la iglesia local que sean secundarias, obviamente, los beneficios espirituales alcanzados en tales “reuniones secundarias” serán “beneficios espirituales secundarios”. Y ninguno de nosotros querría lo secundario, sino lo mejor y esencial, pues lo que es secundario es inferior a lo principal.

Pero, dejando aquello, queda siempre el vacío de evidencia bíblica que nos permita menospreciar algunas reuniones como secundarias, porque nunca Cristo o sus apóstoles, o algún otro hombre inspirado, afirmaron la existencia de reuniones menospreciables por ser consideradas secundarias. En toda reunión del pueblo de Dios el Señor está presente (Mat. 18:20).

Para Pablo, cuando “la iglesia se reúne” debe estar “toda” (1 Cor. 14:23) es decir “cada uno” de sus miembros (v.26), para que “todos aprendan, y todos sean exhortados” (v.31). No podría existir “orden” ni “decencia” cuando un segmento de la iglesia local ha decido ausentarse de ciertas reuniones consideradas secundarias.

Clasificar lo que Dios no clasifica

Cuando el escritor a los hebreos afirmó por el Espíritu: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre…” (Heb. 10:25), él no clasificó entre dos tipos de asambleas; entonces, ¿con qué autoridad lo podríamos hacer nosotros? Simplemente está prohibido el dejar de congregarnos, y no hay permiso para dejar de hacerlo porque alguna reunión sea considerada secundaria.

Recordemos, la Biblia no dice “no dejando de congregarnos el domingo”. Tampoco dice “pueden dejar de congregarse en las reuniones secundarias”. En fin, la clasificación entre reuniones secundarias y principales no proviene de la Biblia. Dios no lo dice, ni lo implica, y no podemos aseverar lo que contradice la palabra de Dios (1 Ped. 4:11), ni podemos pensar más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6).

La doctrina que menosprecia ciertas reuniones de la iglesia local como “reuniones secundarias” es “doctrina de demonios” (1 Tim. 4:1) que promueve la apostasía, en la cual varios hermanos y aún predicadores están participando.


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