Ama a tus hijos amando a tu cónyuge



Por Josué Hernández


La crianza comienza con los padres. Los padres unidos en matrimonio serán lo que el cimiento es para un edificio. Si queremos hijos firmes en los valores correctos, los padres deben proporcionarles la base estable que ellos tanto necesitan. Dios es el autor del hogar, y lo hizo creando un hombre y una mujer para que se uniesen en matrimonio y criaran hijos (Gen. 2:18-25).

El orden del que leemos en la Biblia es sencillo de comprender. Un matrimonio piadoso como base del hogar, y luego, hijos criados en amor por estos padres.

Pero ¿cómo pueden los padres demostrar el amor a sus hijos? Los padres amarán a sus hijos si estos padres se aman entre sí primero.

El apóstol Pablo escribió un mandamiento para las ancianas: “que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos” (Tito 2:4). Si leemos con cuidado, notamos que es imposible amar a los hijos sin amar al marido, o la esposa, primero. El mismo patrón lo tenemos en la epístola a los Efesios (Ef. 5:22-6:4), y en la epístola a los colosenses (Col. 3:18-21).

La crianza adecuada depende del amor de un matrimonio piadoso. El matrimonio comienza con un hombre y una mujer unidos de por vida (cf. Mat. 19:4-6). Este matrimonio es honroso (Heb. 13:4), y será piadoso si vive bajo la autoridad de Dios.

El porcentaje de niños nacidos fuera del matrimonio es altísimo, mientras que la tasa de matrimonios disminuye. La mayoría de estos niños nunca disfrutarán de la buena crianza. Luego, el problema es aún mayor por los padres irresponsables que estando presentes en la vida de sus hijos fácilmente los descuidan al punto de la vergüenza (cf. Prov. 29:15).

¿Qué haremos si nuestro matrimonio no se basa en los principios de la palabra de Dios? ¡Arreglémoslo! Sólo así podremos criar bien a nuestros hijos.

Mantener un matrimonio piadoso requiere tiempo y dedicación, para gozarse con la esposa (Prov. 5:18; Ecles. 9:9) entendiéndola como coheredera de la gracia de la vida (1 Ped. 3:7) en “una sola carne” (Gen. 2:24; Mat. 19:5,6; Ef. 5:31).

Los cónyuges deben dejar tiempo diario de calidad para rejuvenecer su relación matrimonial, y disfrutar de su matrimonio.

El ejemplo de los padres piadosos

Los hijos harán lo que ven en sus padres, y dirán lo que dicen sus padres. Los padres piadosos, por lo tanto, darán el ejemplo que sus hijos necesitan. Todos los pasajes bíblicos que instruyen al cristiano a dar un ejemplo a los del mundo fácilmente pueden aplicarse a la situación de los padres para con sus hijos (ej. Mat. 5:12,13; Fil. 2:15,16; 1 Tim. 4:12; 1 Ped. 2:12). Somos cristianos en la familia primero, luego, en la sociedad.

¿Cómo serán nuestros hijos mañana? ¡Así como son sus padres hoy (cf. Ez. 16:44)! Se sabe que más del 90% de la influencia sobre los niños proviene de su hogar. Tal influencia no debe ser menospreciada.

Los hijos ven cuando sus padres se enojan, mienten, chismean, o hacen trampa en la sociedad. Ven cuando sus padres no aman a los demás miembros del cuerpo de Cristo. Ven cuando sus padres son perezosos y deshonestos. Simplemente, los hijos ven todos nuestros defectos y pecados, y los imitarán (cf. Rom. 1:24-32; 1 Cor. 6:19,20; Gal. 5:19,20; Ef. 4:25-5:5; Col. 3:5-9). 

El ejemplo habla más fuerte que las palabras.

Los hijos verán lo bueno de sus padres piadosos. Esto, por supuesto, es lo que Dios desea. Verán la manera en que se viste y habla mamá, y como se sujeta al papá (Ef. 5:22-24; Col. 3:18; Tito 2:5; 1 Ped. 3:1-5). Crecerán respetando al padre (Ef. 5:33; 1 Ped. 3:2) y admirarán la forma en que mamá ayuda a papá (Gen. 2:18-20). Admirarán la modestia y la emularán (1 Tim. 2:9-11; Tito 2:4,5).

Los hijos verán como papá honra y respeta a mamá. Aprenderán que así fue como Cristo amó a la iglesia, y al crecer harán lo mismo (Prov. 12:4; 31:28,29; Ef. 5:25-33; Col. 3:19; 1 Ped. 3:7).

Por supuesto, el ejemplo adecuado para los hijos comienza con ser padres fieles a Cristo. 

¿Eres un cristiano fiel? ¿Amas a tu cónyuge y a tus hijos demostrándoles la importancia de ser un cristiano fiel? ¿Por qué querrían tus hijos ser fieles a Cristo si tu no lo eres? ¿Por qué querrían ir al cielo con Dios si tu no crees en tal cosa? ¿Por qué querrían asistir a los servicios de reunión si tu no lo haces? ¿Por qué estarían motivados en leer la Biblia regularmente si tu nunca la lees en casa? ¿Por qué querrían predicar el evangelio si tu no estás entusiasmado en hacerlo?

Primeramente, necesitamos la real conversión a Cristo y serle fiel, para ser modelos de conducta adecuados para nuestros hijos (cf. Hech. 26:29; 1 Cor. 11:1; Fil. 3:17; 4:9).

La crianza requiere a dos. Dios ha dado la responsabilidad de criar hijos tanto al padre como a la madre. Las madres deben gobernar su hogar (1 Tim. 5:14) y ser hacendosas en su casa (Tito 2:5). Pero, también los padres deben estar totalmente involucrados en la crianza para entrenar a los hijos en la disciplina y amonestación del Señor (Ef. 6:4).

Hay demasiados casos en los cuales la madre debe criar a sus hijos sin la ayuda del padre, o viceversa. Lo más común hoy en día, es que la madre evita su deber familiar por salir de casa a trabajar secularmente. Y, en la mayoría de los casos, el padre está tan ocupado y cansado con su trabajo y pasatiempos, que no tiene tiempo para criar a sus hijos. Un total desastre. Esto no está de acuerdo con el plan de Dios.

Conclusión

Los hijos son herencia de Dios (Sal. 127:3). Una bendición así no debe ser descuidada. 

No descuidaremos esta bendición si somos padres piadosos, que amamos a nuestro cónyuge. Los padres que se aman profundamente aman así también a sus hijos.

¿Amas a tu cónyuge como Cristo te manda hacerlo? Si no lo estás haciendo así, ¿cómo esperas demostrar el amor a tus hijos?