Jesús vino al mundo
para dar testimonio de la verdad, tal como él mismo lo dijo a Pilato, “Yo
para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la
verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Jn. 18:37). Haríamos
bien en prestar atención, tanto a lo que dijo como a lo que no dijo el Señor
Jesucristo. En el presente artículo, veremos algunas cosas que Jesús no dijo. Jesús no dijo que una
religión es tan buena como cualquier otra. Él dijo, “Toda
planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada” (Mat. 15:13). Jesús no dijo que
tenemos el derecho de interpretar las Escrituras como queramos. Él dijo, “la Escritura no puede ser quebrantada” (Jn. 10:35). Es
más, Jesús les dijo a los saduceos, “Erráis, ignorando las Escrituras y el
poder de Dios” (Mat. 22:29). Jesús no dijo que la
ignorancia excusa al pecador. Él dijo, “Por eso
os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en
vuestros pecados moriréis” (Jn. 8:24). También dijo, “Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31,32). E incluso,
afirmó, “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al
ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mat. 15:14). Jesús no dijo que
para ser salvo basta con la fe en él como Salvador personal. Él dijo, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino
de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”
(Mat. 7:21), “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Luc.
13:3), “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Mar. 16:16), “Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apoc. 2:10). Jesús no dijo que todos
nuestros problemas desaparecerán si nos hacemos sus discípulos. Él dijo, “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he
venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en
disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra
su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mat.
10:34-36). La doctrina del Señor indica lo siguiente, “Es necesario que a
través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hech.
14:22). Jesús no dijo que un
día vendrá a establecer un reino terrenal. Al contrario,
su primera predicación fue, “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se
ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mar. 1:15). Casi al
final de su ministerio, el Señor dijo, “De cierto os digo que hay algunos de
los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de
Dios venido con poder” (Mar. 9:1).