Por Josué I. Hernández
Ciertamente, el cónyuge malo y negligente no es un seguidor de Cristo, no es un cristiano. Su desobediencia lo demuestra. Cristo dijo, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20), pero el desobediente no está dispuesto a obedecer la conducta matrimonial que demanda el Señor (Mat. 19:4-6; Ef. 5:22-33; Col. 3:18,19; Tito 2:4,5; 1 Ped. 3:1-7; cf. 1 Cor. 7:12-16). Entonces: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Luc. 6:46).