Mal marido, pero ¿buen cristiano?

 


Por Josué I. Hernández

 
Un cristiano podría tener un mal matrimonio, a pesar de ser un buen esposo que ama a su mujer “como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Ef. 5:25). Sin embargo, ninguno podría ser “mal esposo” y “buen cristiano” al mismo tiempo.
 
Asimismo, una cristiana podría tener un mal matrimonio, a pesar de ser una buena esposa que ama a su marido y se sujeta a él (cf. Tito 2:4; 1 Ped. 3:5). Sin embargo, ninguna podría ser una “esposa mala” y “una buena cristiana” al mismo tiempo.
 
Lucas nos informa que “los discípulos” (gr. “mathetes”), es decir, los alumnos y aprendices del Señor, fueron llamados “cristianos”, es decir, “seguidores de Cristo” (Hech. 11:26). Ellos guardaban todas las cosas que Cristo había mandado, y el nombre sagrado lo llevaban sobre sí con gran honor. Pero, ¿cómo podría un llamado “seguidor de Cristo” ser malo en su matrimonio?  
 
Ciertamente, el cónyuge malo y negligente no es un seguidor de Cristo, no es un cristiano. Su desobediencia lo demuestra. Cristo dijo, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mat. 28:20), pero el desobediente no está dispuesto a obedecer la conducta matrimonial que demanda el Señor (Mat. 19:4-6; Ef. 5:22-33; Col. 3:18,19; Tito 2:4,5; 1 Ped. 3:1-7; cf. 1 Cor. 7:12-16). Entonces: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Luc. 6:46).  
 
Cristiano no es solamente el que se bautizó (Mar. 16:16; Hech. 2:38,41). El cristiano es un discípulo (Hech. 11:26); y un discípulo es un aprendiz, un alumno, un imitador de su maestro. Cristo dijo, “aprended de mí” (Mat. 11:28-30), y dijo a los que habían creído en él, “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Jn. 8:31,32). Como discípulo, el cristiano es uno que estudia y aprende de su Maestro Jesucristo, para seguir su ejemplo (cf. 1 Ped. 2:21) y permanecer en sus palabras.
 
El cristiano es un discípulo persuadido por el evangelio (Hech. 26:28), dispuesto a sufrir por su fe (1 Ped. 4:15,16). Los que sufren por hacer el mal, simplemente están recibiendo según sus hechos, es decir, cosechan lo que sembraron (Gal. 6:7). Pero, el cristiano sufre por confiar y vivir según la voluntad de su Maestro Jesucristo. Los verdaderos cristianos sufren “por causa de la justicia” (Mat. 5:10-12) y son aborrecidos por causa del nombre del Señor (Mat. 10:22) porque ellos no son de este mundo (Jn. 15:19). En fin, los verdaderos cristianos no hablan como el mundo (1 Jn. 4:5), y no se comportan como el mundo (Rom. 12:1,2).
 
El fiel discípulo de Cristo podría tener un mal matrimonio, debido a su cónyuge negligente y malo. Pero, ninguno podría ser malo en su matrimonio y ser cristiano a la vez. Los cristianos tienen el matrimonio como cosa honrosa (Heb. 13:4), y aman activamente a su cónyuge, siendo sal de la tierra y luz del mundo en su matrimonio primero (Mat. 5:13,16). Los verdaderos cristianos procuran cada día ganarse a su cónyuge (cf. 1 Cor. 7:16; 1 Ped. 3:1).
 
Sólo un verdadero discípulo de Jesucristo puede llevar legítimamente el nombre del Señor sobre sí, “Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hech. 11:26).