Jesús, el Señor

 


Por Josué I. Hernández

 
La palabra griega para “Señor” es “kurios”. Los eruditos nos informan del uso común de esta palabra, la cual aparece en todos los libros del Nuevo Testamento, excepto en Tito y las epístolas de Juan. Es una palabra con varios usos, los cuales son generales y habituales. Enseguida indicaremos cuatro:
 

El dueño o propietario. Por ejemplo, el dueño de la viña es “el señor de la viña” (Mat. 20:8). Este varón de la parábola sería el equivalente a un hacendado o terrateniente. El apóstol Pablo, en su razonamiento inspirado, indicó que el heredero, mientras es menor de edad, no parece diferente a un siervo, aunque potencialmente “es señor de todo” (Gal. 4:1).
 
El amo a quien se le debe servicio. En Filipos, Pablo y Silas encontraron a una muchacha que “daba gran ganancia a sus amos” (Hech. 16:16). Jesús dijo “Ninguno puede servir a dos señores” (Mat. 6:24).
 
El que gobierna. Cuando Pablo apeló a César, Festo se preocupó por reportar a su “señor” (Hech. 25:26). Este “señor” de Festo era el emperador de Roma. Jesús es llamado “Señor de señores y Rey de reyes” (Apoc. 17:14). Este superlativo indica que Jesús es la máxima autoridad, el Amo absoluto, “cabeza sobre todas las cosas” (Ef. 1:22).
 
Un título para indicar respeto y cortesía. Pedro nos enseña que Sara llamó a Abraham “señor” (1 Ped. 3:6). La palabra “kurios” se usa con esta aplicación en varios pasajes. Por ejemplo, el carcelero de Filipos se dirigió a Pablo y a Silas como “señores” (Hech. 16:30).
 

En un sentido especial, los judíos usaron “kurios” para honrar a Jehová Dios. Este título, con esta misma connotación, se aplica frecuentemente a Jesús en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, aunque Jesús es “Señor” porque es dueño, amo, gobernante, y merece reverencia, la Biblia nos enseña que Jesús es llamado “Señor” por su deidad o divinidad, tal como Tomás lo reconoció, “¡Señor mío, y Dios mío!” (Jn. 20:28).