Ley de Dios y Ley de Moisés

 


Por Josué I. Hernández

 
Algunos se esfuerzan por hacer diferencia entre la “Ley de Dios” (ley moral) y la “Ley de Moisés” (ley ceremonial). Quienes intentan hacer distinción dicen que la “Ley de Moisés” fue quitada, pero la “Ley de Dios” sigue vigente.
 
El error religioso siempre produce otros errores. No es de extrañar, por lo tanto, que la doctrina sabatista tenga que inventar otros errores para apoyar el primer error, llevándolos a practicar lo que el Nuevo Testamento no autoriza.
 
Los sabatistas afirman que guardar el sábado es un mandamiento de la “ley moral” (los diez mandamientos) y que esta ley no fue quitada por Cristo en la cruz (cf. Col. 2:14; Ef. 2:15). Sin embargo, hay muchas leyes aparte de los diez mandamientos que tienen que ver con la moralidad (ej. Ex. 23:2; Lev. 19:18), por lo tanto, la clasificación “ley moral” no estaría restringida como los sabatistas afirman. A su vez, la Biblia enseña claramente que la guarda del sábado estaba asociada con fiestas solemnes, los sacrificios, etc., (ej. Lev. 23), es decir, estaba ligada a lo ceremonial.
 
Dios entregó la ley de Moisés (Esd. 7:6) y Moisés entregó la ley de Dios (2 Cron. 34:14). La “Ley de Dios”, y la “Ley de Moisés” son la misma ley (Luc. 2:22,23). Estos términos se emplean alternativamente; debido a esto, los holocaustos, las nuevas lunas, y las fiestas solemnes son la “Ley de Dios” (2 Cron. 31:3) y los diez mandamientos son la “Ley de Moisés” (cf. Mar. 7:10). Sencillamente, el Israel del antiguo pacto no observó alguna distinción entre “Ley de Dios” y “Ley de Moisés” (cf. Neh. 8:1; Luc. 2:22,23).
 
Bajo el antiguo pacto, la guarda del sábado no era un asunto moral, sino uno ceremonial, por lo cual Jesucristo hizo una pregunta, “¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?” (Mat. 12:5). Debido a que el mandamiento de guardar el día de reposo no tenía que ver con la moralidad, los sacerdotes al profanarlo no pecaban. Piénselo detenidamente, ¿podían los sacerdotes fornicar, mentir, o robar, y ser sin culpa? Sin embargo, al profanar el sábado eran sin culpa.