Por Josué I. Hernández
- Los del día de Pentecostés (Hech. 2:14-41). Oyeron el evangelio, creyeron, se arrepintieron y fueron bautizados.
- Los samaritanos (Hech. 8:5-13). Oyeron el evangelio, creyeron y fueron bautizados.
- El etíope (Hech. 8:26-39). Oyó el evangelio, creyó y fue bautizado.
- Cornelio (Hech. 10:34-48; 11:14). Oyó el evangelio, creyó y fue bautizado.
- Lidia (Hech. 16:13-15). Oyó el evangelio, creyó y fue bautizada.
- El carcelero (Hech. 16:30-34). Oyó el evangelio, creyó, se arrepintió, y fue bautizado.
- Los corintios (Hech. 18:8). Oyeron, creyeron y fueron bautizados.
- Saulo (Hech. 9:6,11,17,18; 22:16). Oyó el evangelio, creyó, se arrepintió y fue bautizado.
Al tomar el tiempo necesario para estudiar los casos de conversión en el libro Hechos, nos damos cuenta de que ninguno fue salvo por simplemente “creer y aceptar a Jesucristo como su Salvador personal”, es más, ninguno fue instruido para hacer algo semejante. Por el contrario, lo que hicieron fue oír el evangelio, creer en Jesucristo, arrepentirse, confesar a Jesucristo como Señor, y ser bautizados en agua.