El efecto negativo de la “predicación totalmente positiva”

 


Por Josué I. Hernández

 
La predicación de “todo el consejo de Dios” (Hech. 20:27) involucra tanto lo positivo como lo negativo, es decir, el equilibrio. La predicación fiel anuncia todas las instrucciones de Jesucristo, “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat. 28:20). La predicación fiel anuncia todas las cosas que debemos creer, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:17). La predicación fiel anuncia todo mensaje bíblico de consuelo y esperanza “Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hech. 11:23; cf. Hech. 14:22; Rom. 15:4,13; 1 Tes. 4:18). Además de lo anterior, la predicación fiel reprende todas “las obras infructuosas de las tinieblas” (Ef. 5:11) y señala todo error (cf. Gal. 5:19-21).
 
La predicación que es “totalmente positiva” se dedica a las porciones de la Biblia donde se encuentran las promesas, pero no las advertencias; las bendiciones, pero no las maldiciones; el amor de Dios, pero no su ira. En fin, la predicación “totalmente positiva” procura agradar a los hombres (cf. Gal. 1:10) con un marcado desequilibrio en la transmisión del mensaje de Dios (cf. 2 Tim. 3:16,17; 4:2).
 
La “predicación totalmente positiva” no señala cuán grave es el pecado. El pecado es la violación de la norma de conducta establecida por el Creador Todopoderoso del universo (1 Jn. 3:4). Tan grave es el pecado que Cristo tuvo que morir para hacer posible el perdón (Jn. 1:29; 3:16; Rom. 5:7-9) como la ofrenda de misericordia a favor nuestro (Rom. 3:25; 1 Jn. 2:2). “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” (Rom. 6:1). “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Jn. 3:8).
 
La “predicación totalmente positiva” no señala el error; por lo tanto, no dice toda la verdad, sino parte de ella. Sin embargo, la totalidad de la verdad nos liberta (Jn. 8:32; 17:17; Ef. 1:13) y el error enceguece (2 Cor. 4:3,4). Sin el “pleno conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4, LBLA) no hay esperanza de vida eterna. Nadie puede creer y obedecer totalmente el evangelio observando solo una parte de él (2 Tes. 1:8,9; cf. Heb. 5:9).
 
La “predicación totalmente positiva” fomenta el error. Suenan demasiado negativas las palabras de Pablo cuando dijo, “Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tito 3:9-11), “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (Rom. 16:17,18).
Para no sonar tan negativo, el “predicador totalmente positivo” rehusará enseñar las instrucciones que señalan el pecado y demandan apartarse del error.
 
La “predicación totalmente positiva” fomenta toda suerte de desorden en la iglesia local. Por ejemplo, la iglesia de Corinto tenía en plena comunión a un fornicario y estaban “envanecidos” y se jactaban (1 Cor. 5:2,6). El apóstol Pablo les dijo, “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?” (1 Cor. 5:6). Ellos debían entregar a tal persona a Satanás (1 Cor. 5:5) limpiándose así de la levadura (v.7) apartándose del impenitente (v.11) quitándole formalmente de entre ellos (v.13). ¿Recuerda el mensaje a las siete iglesias de Asia (Apoc. 2-3)? ¿Recuerda la orden apostólica acerca de un hermano que anda desordenadamente (2 Tes. 3:6)?
 
La “predicación totalmente positiva” no resuelve las creencias y prácticas erróneas. Cuando hay problemas, el “predicador totalmente positivo” enseñará sobre la autoestima, la administración del dinero, la homilética, la crianza de los hijos, el sentido del Apocalipsis, los viajes de Pablo, etc. Siempre hallará buena audiencia para tales mensajes que rascan la comezón (2 Tim. 4:3). Pero, ¿se resuelve de esta manera los problemas del momento?  
 
Conclusión
 
Los efectos negativos por la “predicación totalmente positiva” declaran cuan inapropiada es, aunque una mayoría la demande y la prefiera.
 
Recuerde lo siguiente, nadie puede creer y obedecer totalmente el evangelio observando solo una parte de él.
 
 
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16).