¿Puede un muerto enterrar a otro muerto?

 


Por Josué I. Hernández

 
Esta pregunta implica que un “muerto en pecado” (una “condición” espiritual) no podría zambullir en agua (un “acto físico”) a otro “muerto en pecado” (una “condición” espiritual). Pero ¿está especificado en el plan de salvación de Cristo la “condición espiritual” del bautizador?
 
La Biblia revela lo que Cristo mandó (cf. Mat. 28:19,20; Mar. 16:15,16; Luc. 24:47), y los ejemplos de conversión en el libro Hechos ilustran cómo obedecieron al evangelio los que llegaron a ser cristianos (cf. Hech. 2:41,47). Es decir, los ejemplos de conversión en el libro Hechos, ilustran como obedecer a los mandamientos expresados por Jesucristo, quien tiene toda potestad (Mat. 28:18; cf. Hech. 2:36; 4:12; Ef. 1:21-23).
 
No obstante, si una determinada condición espiritual del bautizador es requerida, tendríamos un “sexto requisito en el plan de salvación” para que Dios perdone al creyente arrepentido que procura ser sepultado con Cristo en el bautismo y así resucitar con él (Col. 2:12; cf. Rom. 6:1-5).
 
¿(1°) Oír, (2°) creer, (3°) arrepentirse, (4°) confesar a Cristo, (5°) ser bautizado (6°) por un cristiano conservador que anda en la luz al momento de sumergir?
 
He aquí un “tipo” de bautizador que se está exigiendo, en una “condición” específica; condición que involucra carácter (pensamientos, intenciones, palabra y conducta). Entonces, el que sumerge en agua ¿debe ser un cristiano fiel que no tenga algo de lo cual arrepentirse al momento de sumergir al pecador del mundo, para que Dios extienda su gracia y perdone?
 
Un problema surge inmediatamente. El Señor Jesucristo no especificó tal cosa (Mar. 16:16). Tampoco lo hacían sus apóstoles (cf. 1 Cor. 1:17). Además de lo anterior, se levanta la inseguridad y la confusión para todos, pues debemos comenzar a examinar si quien nos bautizó a nosotros realmente andaba en luz del Señor al momento de sumergirnos, y el que le bautizó a él, y así con la cadena de bautizadores, porque si uno de los bautizadores debía arrepentirse y confesar pecado (Hech. 8:22; 1 Jn. 1:9) al momento de sumergir al otro, pero no lo hizo, el bautizado no llegó a ser un hijo de Dios porque el “sexto requisito” no existía al momento del bautismo. Sin embargo, el “sexto requisito”, es decir, un oficial bautizador que canaliza la gracia, no existe en el plan de salvación.
 
La pregunta “¿puede un muerto enterrar a otro muerto?”, trae a nuestra mente otras preguntas similares, por ejemplo:
 
El calvinista pregunta, “¿puede el trigo volverse cizaña (Mat. 13:24,25,38)? ¿pierde un billete su sello (Ef. 1:13)? ¿se puede transformar en lobo una oveja (Hech. 20:29)?
 
El aniquilacionista pregunta, “¿puede la cizaña quemarse eternamente sin consumirse (Mat. 13:42)?
 
Estas y otras preguntas similares no respetan el contexto en el cual determinada figura de lenguaje fue utilizada. Pero, en lugar de interpretar los pasajes más claros a través de las figuras de lenguaje, debemos interpretar las figuras de lenguaje en su contexto a través de los pasajes más claros.
 
Es injusto condenar al que ha llegado a ser bautizado en Cristo (obediente al evangelio) por la culpa (condición espiritual) de aquel que le bautizó.