Términos descriptivos del pecado

 


Por Josué I. Hernández

 
Hay varias palabras en el Nuevo testamento que hacen referencia a los delitos contra la norma de Dios, y a veces estas palabras se usan intercambiablemente, debido a que describen una misma cosa. Sin embargo, hay algunas diferencias sutiles entre estas palabras. Veremos ahora su significado.
 
Pecado (Rom. 6:12). Pecado (gr. “hamartia”) es errar el blanco (Thayer). Viene de la idea de apuntar y no alcanzar el objetivo. Pecamos cuando desechamos el estándar de la palabra de Dios (cf. Rom. 3:23). Pecamos al no seguir el ejemplo de Cristo (cf. 1 Ped. 2:21,22).
 
Traspaso, transgresión, desviación (Gal. 6:1; Ef. 1:7; 2:1,5; Col. 2:13). Usado éticamente (gr. “paraptoma”) denota la transgresión, la desviación, de la rectitud y de la verdad. Esta desviación es por el engaño del pecado (cf. Heb. 3:12,13; 11:25). La apostasía es posible (cf. 1 Cor. 10:12). La permanencia en la gracia es condicional (cf. Rom. 6:1,2; 11:20-22; Gal. 5:4; Fil. 2:12).
 
Maldad, rebeldía, iniquidad (Mat. 7:23). La rebeldía (gr. “anomia”) de quien vive como si no existiese una ley, ignorándola, despreciándola, o, sencillamente, rechazando la ley, o voluntad de Dios, y sustituyéndola por su propia voluntad. No estamos hechos para hacer lo que queramos (cf. Rom. 11:36; Col. 3:17). Dios es el Señor de nuestro camino (cf. Jer. 10:23; 2 Tim. 3:16,17).
 
Deuda (Mat. 6:12). Una deuda (gr. “ofeilema”) es simplemente lo que se debe, ya sea por la falta de pago o el incumplimiento de la obligación (Thayer), metafóricamente, del pecado como deuda, por cuanto exige expiación y por ello pago mediante castigo” (VINE). Vivimos para temer a Dios y guardar sus mandamientos (Ecles. 12:13), si no lo hacemos estamos en deuda. Podemos lamentar la deuda, pero no hay forma humana para pagarla (2 Cor. 7:10; Mat. 18:23-27). Necesitamos el perdón de Dios.
 
Conclusión

El pecado merece una paga, un salario (Rom. 6:23). Esta es la retribución (gr. “opsonion”) justa por lo que se ha hecho.
 
No podemos ganarnos la salvación, la cual es por gracia (Ef. 2:8,9; Luc. 17:10). Pero, si podemos ganar la muerte eterna (Rom. 6:23). Todo pecador es un esclavo del pecado (cf. Jn. 8:34; Rom. 6:16). El amo paga al esclavo lo que merece el esclavo por sus hechos.
 
Debemos erradicar el pecado de nuestras vidas (cf. 1 Jn. 2:1), con el perdón y el amor de Dios (Mat. 26:28; Jn. 3:16). El evangelio de Cristo nos dice cómo (Mar. 16:16; Luc. 24:47; Hech. 2:38,42).