El hombre, desde el principio

 


Por Josué I. Hernández

 
No son pocas las ideas y doctrinas que se propagan mediante la intimidación. Luego, los intimidados, aceptan las ideas de quienes intimidan con su poder económico, político, académico, e incluso, religioso.
 
Los evolucionistas han presionado para que su doctrina materialista se imponga por sobre el creacionismo bíblico, y han usado la intimidación. Entonces, algunos estudiantes de la Biblia han abandonado toda confianza en la revelación bíblica acerca del origen del hombre. Otros, no tan dispuestos a abandonar la totalidad de su fe, han buscado alguna alianza, o compromiso, entre los conceptos naturalistas del evolucionismo y el registro bíblico de la creación. A este esfuerzo de conciliar el creacionismo bíblico con el evolucionismo naturalista se le llama “evolución teísta”. Sí, la evolución teísta es un tipo de evolucionismo que involucra a Dios.
 
La edad de la tierra
 
Un área de compromiso ha sido la relacionada con las teorías geológicas y antropológicas sobre la edad de la tierra.
 
Los evolucionistas sostienen que la tierra tiene millones de años. Alrededor de 4.500 millones de años. Esta estimación no se basa en hechos científicos, sino en suposiciones preconcebidas basadas en la extrema necesidad de vastas eras de tiempo que permitan funcionar al proceso evolutivo. Entonces, los evolucionistas defienden ferozmente una tierra muy antigua en la cual ocurrió evolución general.
 
¿Cuánto tiempo lleva el hombre en la tierra?
 
Según los evolucionistas, el hombre es como “un recién llegado” en comparación con formas de vida más antiguas, y especialmente en comparación con la tierra. Por lo tanto, la estancia del hombre en la tierra no es más que una pequeña fracción de la historia de la tierra.
 
Pero, ¿qué dice la Biblia? ¿No debemos examinar las afirmaciones evolucionistas para ver si son exactas a la luz de la bendita palabra de Dios?
 
Si la tierra tiene 4.500 millones de años, y el hombre es un recién llegado, la historia humana en la tierra es reciente. Y si es reciente, la vida humana no se originó en el principio de la historia de la creación, sino mucho después. En fin, cualquiera que acepte la cronología evolutiva no puede creer ni enseñar que el hombre haya existido desde el principio de la creación. Sin embargo, precisamente esto es lo que la Biblia expresa repetidamente.
 
Jesucristo dijo, “Pero desde el principio de la creación, Dios LOS HIZO VARÓN Y HEMBRA” (Mar. 10:6, LBLA).
 
Desde el principio
 
Cuando Cristo dijo que el hombre está en la tierra “desde el principio” relacionó la estancia del hombre en la tierra con el comienzo, cuando la creación ocurrió. Indiscutiblemente, el santo Hijo de Dios sitúa a los primeros humanos en los albores mismos de la creación. En otras palabras, el Señor indica una proximidad íntima entre el origen del hombre y el principio de la creación.
 
La palabra “creación” (gr. “ktisis”) es la suma total de lo que Dios ha creado, el “origen formación” (Strong), “el acto de fundación, establecimiento, construcción” (Thayer).
 
El profeta Isaías señaló la existencia humana como remontándose al comienzo mismo de la historia de la tierra, diciendo: “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?” (Is. 40:21). Desde que la tierra se fundó, es decir, desde el principio, el hombre ha existido.
 
El apóstol Pablo indicó que el hombre ha podido contemplar la evidencia de la existencia de Dios desde la creación del mundo, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20). No hubo algún lapso de miles de millones de años entre el comienzo de la creación y la creación del hombre.  
 
Hay varios otros pasajes dignos de nuestro estudio (ej. Mar. 13:19; Luc. 11:50-52; Jn. 8:44; 2 Ped. 3:4).
 
En fin, por el uso de la ciencia el hombre no puede saber la edad de la tierra. Sencillamente, la verdadera ciencia no exige una tierra antigua, de miles de millones de años. Es más, hay mucha evidencia para creer en una tierra relativamente joven.
 
Conclusión
 
Si no fuera por las afirmaciones especulativas de los teóricos evolucionistas, no habría absolutamente ninguna controversia en cuanto al significado claro de estas declaraciones históricas de la Biblia.
 
Por lo tanto, no comprometamos el registro bíblico de la historia de la tierra, y la humanidad en ella, con el fin de aplacar una infidelidad irrazonable, desleal y desesperada.