Aspersión


 
Por Josué I. Hernández

 
La palabra “aspersión” viene del latín “aspersio”, y significa “acción de rociar”. Es una palabra compuesta de “ad”, hacia; “spargere”, desparramar, extender, rociar; y, “sión”, acción y efecto.
 
La palabra “bautizar”, viene del griego, y significa “sumergir”. Es decir, el bautismo es una inmersión. Hay diferencia, por lo tanto, entre una inmersión y una aspersión. Sin embargo, algunos insisten en que la aspersión, o rociamiento, es un modo del bautismo. Pero, la definición de las palabras no permite que sean sinónimas. Así como sería absurdo insistir en que gatear es una forma de caminar, también es absurdo insistir en que la aspersión es una forma de inmersión.
 
Hagamos un ejercicio, y sustituyamos rociar por bautizar, y veamos qué es lo que resulta. Si rociar es sinónimo de bautizar, no debiese producirse algún problema:
 
“Juan rociaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran rociados…(Jn. 3:23). 
 
“Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le roció (Hech. 8:38).
 
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido rociados en Cristo Jesús, hemos sido rociados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el rociamiento…” (Rom. 6:3,4).
 
“sepultados con él en el rociamiento, en el cual fuisteis también resucitados con él…” (Col. 2:12).
 
Rociar no es sumergir. La aspersión no es una forma de bautismo. Si entendemos que el bautismo es una inmersión, tal como la palabra es correctamente definida, todo encaja perfectamente.