Por Josué I. Hernández
Quienes creen que Jesús regresará algún día y establecerá un reino terrenal en Jerusalén argumentan con insistencia que esto sucederá porque Dios prometió la tierra de Canaán a Israel y esto no podría quedar sin cumplimiento. ¿Es esto así?
La promesa a Abraham
Dios prometió a Abraham que haría de él una gran nación y que la daría a esa nación la tierra de Canaán (Gen. 12:1-3,7). Las fronteras especificadas por Dios fueron las siguientes: “desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates” (Gen. 15:18). Y el tiempo especificado por Dios fue el siguiente: “tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años… en la cuarta generación volverán acá…” (Gen. 15:13-16). La promesa de la tierra fue reiterada a Isaac y a Jacob (Gen. 28:13-15).
Moisés sacó a los israelitas, los descendientes de Abraham, de Egipto después de 430 años (Gen. 12:40,41), tal como Dios lo había prometido. Entonces, previendo la conquista de Canaán, Dios mandó a Moisés que reservara tres ciudades de refugio al este del río Jordán. Luego, agregó, “Y si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres, siempre y cuando guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás tres ciudades más a estas tres” (Deut. 19:8,9).
Josué sucedió a Moisés como líder de Israel. El libro que lleva su nombre detalla la conquista y división de la tierra prometida. Al final de ese registro leemos, “De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella… No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió” (Jos. 21:43,45). Este hecho se confirma con el nombramiento de esas tres ciudades de refugio adicionales que Dios señaló (Jos. 20:1-9).
En su discurso de despedida, Josué hizo llamado solemne a Israel, basado en el cumplimiento total de las promesas de Dios. Argumentó que, así como Dios había cumplido las buenas palabras que había prometido, también cumpliría su advertencia de expulsar a Israel de la tierra si el pueblo era infiel (Jos. 23:14-16). Si las enseñanzas del premilenarismo son ciertas las palabras de Josué son un absurdo, y él se equivocó.
Algunos sostienen que Dios le dio a Israel su tierra hasta cierto punto, pero sin darles toda la extensión. Sin embargo, los historiadores sagrados no están de acuerdo con estas ideas. La Biblia dice: “Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto; y traían presentes, y sirvieron a Salomón todos los días que vivió” (1 Rey. 4:21; cf. 2 Cron. 9:26). Esto es precisamente lo que Dios había prometido a Abraham respecto a la tierra.
La promesa del retorno
Israel obtuvo su tierra, pero tal como Josué advirtió, cuando ellos fueron infieles a Dios, él los sacó de ella y los llevó en cautiverio. Sin embargo, Dios había hecho otra promesa. Si en el cautiverio ellos se arrepentían, él los traería de regreso (Deut. 30:1-10).
Los profetas que predijeron el cautiverio también profetizaron una restauración a la tierra. Jeremías dijo que el cautiverio duraría setenta años (Jer. 25:11; 29:10-14). Luego, Dios restauraría un remanente de su pueblo (Jer. 23:3). Isaías también habló del remanente (Is. 6:11-13; 10:20-24). Entonces, aprendemos que Dios nunca prometió traerlos a todos de regreso.
Esta promesa también se cumplió. Asiria y Babilonia fueron los captores del pueblo de Dios. Al final de los setenta años de cautiverio en Babilonia Dios levantó a Ciro de Persia para derrotar a los babilonios. En su primer año, Ciro emitió esta proclamación: “Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba” (2 Cron. 36:23). Este decreto cumplía la profecía de Jeremías (cf. 2 Cron. 36:22; Dan. 9:1,2).
Un grupo regresó bajo el mandó de Josué y Zorobabel, otro grupo regresó bajo en mando de Esdras; y más tarde, un tercer grupo regresó bajo el mando de Nehemías. Es interesante que estos también testificaron que Dios había cumplido su promesa respecto a la tierra de Canaán (cf. Neh. 9:8).
Conclusión
La Biblia enseña que las promesas de Dios respecto a la nación de Israel se cumplieron en totalidad en los tiempos del Antiguo Testamento. No hay evidencia bíblica que respalde la idea de un futuro reino terrenal de Jesucristo en Jerusalén.