Por Josué I. Hernández
La iglesia de Cristo en Colosas fue amenazada por un movimiento herético
que seriamente comprometía la integridad del evangelio. Fue un conglomerado del judaísmo, varios
otros conceptos paganos y el proto-gnosticismo.
Para una discusión más amplia, véase las Notas Sobre Colosenses por Wayne Partain.
Uno de los aspectos de la herejía que amenazaba a los colosenses fue
representada por Pablo de la siguiente manera: “Tales cosas tienen a la verdad cierta
reputación de sabiduría en culto
voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor
alguno contra los apetitos de la carne” (Col. 2:23, énfasis nuestro).
De especial interés para este estudio es la frase “culto voluntario”
(Col. 2:23), traducida de la palabra “ethelothreskeia” compuesta de “ethelo” (querer) y de “threskeia” (culto religioso, adoración).
Según Vine, ethelothreskeia hace
alusión a la “adoración voluntariamente adoptada”, de ahí que La Biblia De Las Américas, en vez de “culto voluntario”
(RV1960), dice “religión humana”. Porque el “culto voluntario” es una forma de adoración que el
hombre inventa para sí mismo, una religión libremente escogida no prescrita
por Dios sino por la voluntad del hombre. Un culto elegido y
tributado por acción voluntaria y deliberada, sin la autorización de Dios.
Los innovadores modernos
Vivimos
en una época de relativismo, donde la censura del “culto voluntario” no es
respetada, porque no está en la agenda sectaria el someterse a la autoridad de
las Escrituras. Hoy en día abundan las
frases tales como “Dios no ha precisado alguna forma de adoración”, “no hay
patrón para la organización y obra de la iglesia”, “mi adoración es tan
aceptable como la tuya”, etc, ad infinitum.
A la luz de las Escrituras, todas las innovaciones propuestas para la adoración son un cúmulo de cambios absurdos que violan el patrón bíblico revelado en la Escritura (2 Tim. 1:13), y cada denominación es culpable de esto.
Por ejemplo, un escritor afirmó “no es pecado incluir carne y patatas, pastel o helado, o cualquier otro alimento saludable como ayuda en la adoración cristiana”. Otro argumentó “La cena del Señor se puede observar cualquier día de la semana, pues es un asunto irrelevante”. Incluso, más recientemente, en un sermón descarado e infame, cierto predicador afirmó “la cena del Señor y el uso de instrumentos de música en la adoración se incorporarán en un servicio especial el sábado para los que elijan adorar de esta manera”.
¿Se impresiona? Esto no es nada con la gran cantidad de falsedades que se predican en el mundo cada día. Podríamos seguir reproduciendo afirmaciones liberales hasta el punto del aburrimiento. Pero este no es nuestro propósito. El punto es que todas las desviaciones de la verdad bíblica ignoran el mandato del Señor de que la adoración aceptable debe estar en armonía con el patrón sagrado de la verdad (Jn. 4:24; 17:17).
En fin, la filosofía de la mayoría es elegir su propia forma de adoración y luego vivir según las propias reglas.
A la luz de las Escrituras, todas las innovaciones propuestas para la adoración son un cúmulo de cambios absurdos que violan el patrón bíblico revelado en la Escritura (2 Tim. 1:13), y cada denominación es culpable de esto.
Por ejemplo, un escritor afirmó “no es pecado incluir carne y patatas, pastel o helado, o cualquier otro alimento saludable como ayuda en la adoración cristiana”. Otro argumentó “La cena del Señor se puede observar cualquier día de la semana, pues es un asunto irrelevante”. Incluso, más recientemente, en un sermón descarado e infame, cierto predicador afirmó “la cena del Señor y el uso de instrumentos de música en la adoración se incorporarán en un servicio especial el sábado para los que elijan adorar de esta manera”.
¿Se impresiona? Esto no es nada con la gran cantidad de falsedades que se predican en el mundo cada día. Podríamos seguir reproduciendo afirmaciones liberales hasta el punto del aburrimiento. Pero este no es nuestro propósito. El punto es que todas las desviaciones de la verdad bíblica ignoran el mandato del Señor de que la adoración aceptable debe estar en armonía con el patrón sagrado de la verdad (Jn. 4:24; 17:17).
En fin, la filosofía de la mayoría es elegir su propia forma de adoración y luego vivir según las propias reglas.
Los rasgos del culto voluntario
Algunas de las más llamativas características
del “culto voluntario” son:
- La arrogancia y la autocrática presunción, como Jeroboam “el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel” (1 Rey. 14:16) cuando estableció un culto que “había inventado de su propio corazón” (1 Rey. 12:33).
- La rebeldía de establecer y perpetuar una forma de adoración sin tomar en cuenta la voluntad de Dios. Una reminiscencia del tiempo de los Jueces “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue. 17:6). Una actitud semejante a la que tenía, en un comienzo, Naamán el sirio (“He aquí yo decía para mí”, 2 Rey. 5:11).
- La esclavitud a un sistema de adoración pecaminoso (cf. “todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” Jn. 8:34). Siempre, toda forma de adoración humana resulta en la corrupción y la autodestrucción del hombre mismo.
Conclusión
La
apostasía y su fruto de corrupción religiosa han surgido del “culto voluntario”
de miles de hombres y mujeres que no reconocieron la autoridad de las
Escrituras, o que en última instancia se rebelaron abiertamente contra
ella.
Que reconozcamos que Dios nos bendice a través de (o en la misma práctica de) sus enseñanzas; es decir, el pensar los pensamientos de Dios y el andar en los caminos de Dios (Is. 55:8, 9) ¡Esta es la vida bendecida! Es así como Cristo nos completa (Col. 2:10).
Que reconozcamos que Dios nos bendice a través de (o en la misma práctica de) sus enseñanzas; es decir, el pensar los pensamientos de Dios y el andar en los caminos de Dios (Is. 55:8, 9) ¡Esta es la vida bendecida! Es así como Cristo nos completa (Col. 2:10).