Por Josué I. Hernández
La supuesta gran explosión que habría dado origen al
universo, según el parecer de varios populares ateos y escépticos, ha dejado su
marca y los científicos afirman haberla encontrado. Es más, el mundo de la
astrofísica está alborotado, se habla de un hallazgo único que prueba teorías
propuestas por Einstein, de una ventana única al origen de todo lo que
conocemos, y hasta de un Premio Nobel en el horizonte. Los
científicos-filósofos del experimento BICEP2 del Observatorio de Astrofísica
Harvard-Smithonian, dicen haber detectado unas ondulaciones que no puede ser
otra cosa (según ellos) que ondas gravitacionales primordiales, es decir, las
supuestas primeras ondas expansivas del Big Bang.
El “Big Bang”, aquella imaginaria gran
explosión inicial, que se supone ocurrió hace unos 13.800 millones de años para
dar origen por evolución a la vida (incluyendo la vida humana), y la súbita
expansión del Universo (llamada inflación cósmica) habrían dejado una
filosófica marca, huellas de luz detectadas en el firmamento, proveniente de
cuando el Universo tenía, según la interpretación de estos filósofos científicos,
solo 400.000 años.
Los titulares comenzaron a aparecer este lunes (17 de
Marzo de 2014), dando a conocer con entusiasmo el llamado “descubrimiento
histórico” que se había realizado, lo que entonces “demostraría” la llamada “inflación
cósmica” de la teoría filosófica del “Big Bang”.
La “teoría del Big Bang” es sostenida por muchos
evolucionistas y enemigos de la Biblia, como la explicación naturalista del
origen del Universo y la base eventual de todo lo conocemos. Por supuesto, los
ateos creen que la vida comenzó de forma espontánea y a continuación “evolucionó”
en un período de cientos de millones de años de cambio constante. Obviamente,
los ateos y evolucionistas tienen “fe” en que su interpretación es la correcta, a pesar de que no lo pueden
demostrar empíricamente.
La llamada “inflación cósmica” es la teoría de que en una
billonésima, de billonésima, de billonésima de segundo, una partícula
sub-atómica explotó y se expandió a un centenar de billones y de billones de
veces su tamaño formando con el tiempo el Universo. La teoría también incluye
la noción de que el universo está en un constante estado de “expansión”. Por
cierto, los creyentes amigos de la Biblia no tenemos ninguna razón para oponernos
al concepto de “expansión” celestial. De hecho, la Biblia utiliza varias veces
la palabra “expansión” en Génesis 1, y la definición de esa palabra hebrea expresa
la idea de la expansión del firmamento creada por Dios, obviamente sin Big Bang
ni evolución.
Razones de nuestra discrepancia
- Este último “descubrimiento” en relación con la supuesta dinámica del llamado “Big Bang” está lejos de ser definitivo. Debido a que es obviamente imposible el reproducir y observar el proceso del Big Bang que los científicos afirman que sucedió en el pasado distante. El lector debe tomar en cuenta que los científicos deben usar varios modelos de computadora para simular el filosófico comportamiento de su amado Big Bang. Estos modelos computacionales se programan utilizando una variedad de parámetros supuestos. Así, pues, obviamente, si se utilizan los parámetros erróneos, el resultado siempre será erróneo. Los científicos podrían fácilmente estar confundiendo los efectos de las ondas de la “expansión” de la creación de Dios (Gen. 1:14-17).
- El relato bíblico de la creación, proporciona una explicación para todo lo que se puede observar a través de los más poderosos de los telescopios de los astrónomos ateos de hoy. Dios llamó al universo material a la existencia (Gen 1:1; Sal. 33:6; Heb. 1:3). Luego dio forma a su estado de funcionamiento. Ningún descubrimiento verdaderamente científico niega el modelo bíblico de la creación. Tanto las “ondas gravitacionales” y la llamada “antigua luz” pueden explicarse fácilmente por el modelo bíblico de la creación.
- En el cuarto día de la creación, Dios creó las “lumbreras en la expansión de los cielos” (Gen. 1:14-19). Esto incluyó las estrellas, nuestro sol, y los diversos planetas y lunas en todo el Universo. Estos cuerpos celestes se hicieron después de la tierra, por lo que la teoría del Big Bang no puede conciliarse con el relato bíblico de la creación. Uno de los dos modelos debe estar equivocado.
- Algunas personas quedan fascinadas con los arrogantes argumentos naturalistas de ateos enemigos de la Biblia, y comienzan a cuestionar las Escrituras. Por ejemplo, sabemos que muchas de las estrellas y los planetas están a millones de años luz de la tierra, sin embargo la Biblia implica (elocuentemente) que el universo es mucho más joven que los “millones” de años de antigüedad del modelo evolucionista. De hecho la tierra es relativamente joven también, con miles, no millones, de años de antigüedad. Argumentan los evolucionistas, que dado que muchas estrellas están a millones de “años luz” de distancia de la Tierra, entonces la creación las estrellas en la expansión de los cielos habrá tomado con toda seguridad “millones de años” para ser visible en la Tierra. Por supuesto, existe este “dilema” sólo para aquellos que suponen que Dios no hizo las estrellas totalmente formadas y con sus emisiones de luz ya alumbrando la Tierra. El relato del Génesis afirma que Dios mandó y sucedió: “y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra! Y sucedió así” (Gen. 1:15, NVI).
Sí, sí, ya lo sabemos. Los ateos y evolucionistas nos acusan
de utilizar el nombre de Dios y la Biblia como una muleta psicológica. Pero,
podríamos nosotros también señalarlos utilizando su mismo parámetro de
evaluación. Después de todo, ellos aceptan el Big Bang y las teorías evolutivas
sobre la base de la “fe”, pero “fe” de todos modos.