Una confusión que los testigos del Atalaya no pueden solucionar



Por Josué I. Hernández


En la Traducción del Nuevo Mundo, Juan 1:1 dice así: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios”.  Y en Isaías 9:6 la Traducción del Nuevo Mundo dice así: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

Comparando los dos pasajes anteriores, en la misma Traducción del Nuevo Mundo, entendemos que Jesús de Nazaret es aquel “Dios Poderoso”, mencionado en la profecía de Isaías, y a la vez, aquel “un dios” de Juan 1:1.  A la vez, según la misma versión de los testigos, Jesús de Nazaret no sería el mismo Jehová, sino otro “Dios Poderoso”. Es decir, aparte de Jehová, los testigos tienen un “Dios Poderoso”, y que según su teología aquel Dios Poderoso es diferente a Jehová.

Sabemos que el texto bíblico original no usó de letras mayúsculas y minúsculas, así que el juego de letras “D”, mayúsculas y minúsculas, usada en la Traducción del Nuevo Mundo, es una inserción que nos deja la impresión de que hay categoría de deidades en su Panteón.

Entonces, aquí tenemos a dos divinidades, o deidades, mencionadas en su versión de las Escrituras. Y preguntamos, ¿cuál de los dos es el verdadero?  Porque, si sólo el Jehová de su doctrina es el verdadero, ¿entonces el “Dios Poderoso” es uno falso?  ¿O es al revés la situación de ellos? Y, si son ambos verdaderos, entonces, los testigos tienen a un “Jehová” y a un “Dios Poderoso” como verdaderos, pero diferentes y distintos al mismo tiempo.

Cuando llegamos a este punto, a veces, los testigos afirman que la Biblia también llama “dios” a Satanás, y esto es verdad (2 Cor. 4:4), pero ellos siempre afirman también que Satanás es un dios falso, en una categoría diferente a Jehová y el “Dios Poderoso”, y por lo tanto siempre tienen a dos divinidades verdaderas, y volvemos al mismo punto.

La confusión se acrecienta ahora, porque la Biblia dice que sólo hay un Dios, y los testigos del Atalaya tienen a dos deidades en su Panteón. El profeta Isaías escribió de Jehová lo siguiente

“…yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador” (Is. 43:10,11, TNM). 

“…Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6, TNM). 

Fuera de Jehová no hay otro. Entonces, ¿cuál es la situación del “Dios Poderoso” de la doctrina de los testigos? Porque, claramente leemos que el pasaje no dicefuera de mí no hay otro Dios Poderoso”.

Los testigos del Atalaya pueden contestar que en realidad adoran solamente a un Dios, y les creemos, ellos adoran solamente al Jehová de su Biblia, pero siempre en su misma Biblia tienen a dos deidades diferentes y verdaderas al mismo tiempo. Obviamente, si yo estuviera casado con dos mujeres y amara solamente a una de ellas, siempre sería un polígamo. Así también, el que los testigos adoren a uno solo de sus dioses, pero a la vez crean en otro “Dios Poderoso” a quien no adoran, siempre los hace politeístas. Sin embargo, la Biblia siempre dice, clara y elocuentemente, que hay un solo Dios.

Los testigos pueden replicar a esto afirmando que en Éxodo 4:16, Jehová dijo a Moisés “tú le servirás de Dios” a Faraón. Sin embargo, siempre sabemos que Moisés no era Jehová, ni el “Dios Poderoso”, sino uno haciendo el papel de Dios respecto a Aarón como su boca para con Faraón. Hay gran diferencia entre hacer el papel de Dios, actuando en lugar de él, para con Faraón al usar a Aarón como su profeta, su boca.

A pesar de la confusión que fomenta la Traducción del Nuevo Mundo, los testigos deben recordar que no hay una pluralidad de deidades verdaderas, sino un solo Dios. Sin embargo, su propia Biblia declara a Jesús de Nazaret como “Dios Poderoso” y verdadero, aparte de Jehová Dios.

Si Jehová y Jesús son verdaderos en deidad, y esto es algo que creemos, entonces la lógica demanda que los entendamos a ambos como Jehová, y no como diferentes dioses. Razonablemente, podemos entender el sustantivo “Dios” como plural en este sentido, no como singular, involucrando no sólo al Padre, sino también al Hijo y al Espíritu Santo. No en vano la Escritura afirma que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten un sólo “nombre” en la Deidad (Mat. 28:20).

Son varias las razones por las cuales no es confiable un grupo religioso que imprime y fomenta su propia “versión de las Escrituras”, sobre todo cuando lo hace en detrimento de otras muchas traducciones de la Biblia que hay. Pero, basta con señalar que la principal razón para desconfiar de un grupo así, es fijarnos en el marcado fin proselitista diseñado para cautivar a los no informados para que se subordinen a la jefatura de la secta desde la cual los dirigen y controlan.

La Biblia de los Testigos es una traducción relativamente nueva en la Historia, infiel al texto griego, alterada a propósito, reconocida como la “Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras”, pero creada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract Society, de Brooklyn, New York. Esta particular “Biblia” es vendida y distribuida por los testigos del Atalaya. Obviamente, esta “versión” no es la legítima palabra de Dios, sino una “perversión” de la misma, un instrumento sectario para adoctrinar en los principios de la organización y ganar prosélitos.

Una de las cosas que frecuentemente pasa desapercibida cuando tratamos estos puntos, es la falta de consecuencia de los testigos del Atalaya. Ellos critican a la Iglesia Católica, pero su organización se parece mucho a ella. Los católicos tienen un Papa, y los testigos un Presidente. Los católicos tienen el Vaticano, y los testigos tienen la central de comando en Brooklyn, New York. Por lo tanto, “católico” es quien se somete a la autoridad del Papa, y “testigo” es quien se somete a la Watch Tower Society. En fin, ambas organizaciones poseen libros autorizados por su propia sede de gobierno terrenal, además de la Biblia, (credos, catecismos, el Atalaya, etc.), tanto así, que los testigos del Atalaya tienen su propia Biblia.