¿Cómo puede Jesús ayudarme a comprender a Dios?


Por Sewell Hall


Por su muerte en la cruz, Jesús hizo posible el perdón de nuestros pecados.  Cuando lo pecados son perdonados, ya no estamos en peligro de la pena de muerte espiritual. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9). Pero, necesitamos más que el perdón.  Es preciso que lleguemos a gozar de la amistad íntima que existía entre Dios y el hombre antes del pecado.


REQUISITOS  DE  UNA  RELACIÓN ÍNTIMA  CON  DIOS

Si vamos a tener una relación íntima con Dios, tenemos que comprenderle y sentirnos cómodos al acercarnos a Él.  Pero es una tarea difícil porque Dios es infinitamente poderoso, sabio y santo.  Es creador de todo, sustenta y conoce todas las cosas con su inmenso poder.  Es eterno, inmortal e invisible.  Es Espíritu (Juan 4:24) y como Espíritu no tiene carne ni huesos (Lucas 24:39). ¿Cómo el hombre finito y mortal, puede conocer a un Ser infinito e inmortal como Dios? Al pensar en las características de Dios el, salmista exclamó: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es no lo puedo comprender” (Salmo 139:6).

Pero, si pudiéramos comprender a Dios ¿Cómo podríamos acercarnos a Él?  Al acercarnos a una corte civil necesitamos un abogado para representarnos... ¡Cuánto más necesitamos un abogado o intercesor para acercarnos a Dios! Job, expresó esta verdad en uno de los libros más antiguos de la Biblia: “Porque no es hombre como yo, para que le responda, y vengamos juntamente a juicio.  No hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre nosotros dos” (Job 9:32-33). ¡Jesús es ése abogado e intercesor! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).


JESÚS  NOS  REVELA  A  DIOS

“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito que está en el trono del Padre, él le ha dado a conocer”  (Juan 1:18). El apóstol Pablo, escribió lo siguiente acerca de Jesús: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9).
“...el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de sus sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3).


JESÚS  REPRESENTA  AL  HOMBRE FRENTE  A  DIOS

Al venir al mundo para ser hombre, el Hijo de Dios no solamente reveló la Deidad a nosotros, sino también vino a ser nuestro hermano para poder representarnos delante de Dios: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.  Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallara gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16).

Por la ayuda de Jesús el hombre sin esperanzas puede llegar a ser el templo de Dios y su sacerdocio: “Acerquémonos a él, piedra viva, desechada por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2:4-5).

Cuando Jesús está con nosotros, Dios está entre nosotros.  Jesús oró: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:23).
Cuando estamos en Cristo, estamos en Dios: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3).


LAS  BENDICIONES  DE  DIOS  SE ENCUENTRAN  EN  CRISTO

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,...” (Efesios 1:4).
“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”  (Efesios 1:5-7).
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13-14).

Solamente por Jesús tenemos el derecho de hablar con Dios en la oración.  Jesús dijo a sus discípulos: “...y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto permanezca;  para que todo lo pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 de Juan 5:12).
Jesús afirmó ser el único camino: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Este hecho nos muestra que es esencial estar en Cristo, ¿Está Ud., en Cristo? “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:27).
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése si tiene al Padre y al Hijo” (2 de Juan 9).


¿ES  UN  MITO  LA  HISTORIA  QUE  TENEMOS  ACERCA  DE  JESÚS?

Algunos agnósticos del siglo 19, y otros de hoy, han asegurado que la historia que tenemos acerca de Jesús en el Nuevo Testamento es un mito.  Pero afirmar que la historia de la vida de Jesús es los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan es una leyenda o un mito es ignorar ciertos hechos:
Las leyendas y exageraciones requieren mucho tiempo para desarrollarse.  No se pueden pasar por leyendas los hechos de años recientes.  Por ejemplo: No podríamos escribir una ficción referente a un hombre que vivía en un pueblo cercano en el año 1970, afirmando que tal hombre resucitó de entre los muertos y se presentó vivo a centenares de testigos.  No podríamos mentir al mundo así porque habría muchos que podrían contradecir esta ficción.
Hay mucha evidencia de que los libros de Mateo, Marcos y Lucas fueron escritos unos 30 años después de la resurrección y ascensión de Cristo.  A su vez, el evangelio según Juan fue escrito como 65 – 70 años después de tal fecha.
Si estos libros fuesen historias legendarias, los contemporáneos no hubiesen sido engañados con semejante mentira.  No obstante, no transcurrió demasiado tiempo entre los hechos de Jesús y los primero libros novotestamentarios para desarrollar leyendas o mitos.

Existen algunas leyendas y exageraciones acerca de la vida de Jesús escritas en el segundo siglo, unos 150 años después de Cristo.  Estas historias están llenas de cosas ridículas y exageraciones absurdas.
Cuando comparamos las historias que tenemos en los libros del Nuevo Testamento con esos mitos fantásticos, podemos tener certeza que tenemos en nuestra Biblia una historia confiable.

Por favor, lea la siguiente afirmación de un autor de la Biblia: ¿Parece una fantasía? “...me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo” (Lucas 1:3)

Los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan no tienen las características de mitos o leyendas, sino de un testimonio verdadero.

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