Por Wayne Partain
Algunos hermanos han indicado que la cuestión de la centralización de los
fondos de las iglesias no debe introducirse en la obra hispana. Se afirma que
debemos predicar a Cristo y nada más, que debemos hacer a un lado las
cuestiones que no pertenecen a la pura doctrina de Cristo.
El problema de la centralización toca a todos los predicadores y a todas las
iglesias de Cristo en el vasto mundo. Si alguien comienza la práctica, todos
inmediatamente sienten el efecto. Es como levadura mala. ¿Quién introdujo
estas cuestiones en la obra hispana? Muchos hermanos han dicho que nosotros
(los "antis") lo hemos hecho, pero la verdad es que los que introdujeron
las prácticas erróneas en la iglesia son los que introdujeron estas cuestiones
controversiales en la obra hispana. La obra del Señor es una. La iglesia es
una. Lo que afecta la obra en un país lo afecta en otro.
Cuando predicamos a Cristo, predicamos el "evangelio del reino",
Hech. 8:5, 12. Cuando predicamos el reino, predicamos la suficiencia de la
iglesia. Afirmamos que cada congregación es independiente (Hech. 14:23; 20:28).
Afirmamos que cada congregación debe tener ancianos u obispos para apacentar
"la grey de Dios que está entre vosotros", 1 Ped. 5:2. A veces se
dice, "Pero la obra hispana es más nueva". ¿Es demasiado joven para
predicar sobre la autonomía de la iglesia?
Predicar a
Cristo, condenar sociedades humanas
Los hermanos que predican solamente a Cristo en países latinos, ¿no condenan la
Sociedad Misionera de la Iglesia Cristiana (la que causó la división del siglo
pasado)? Cuando predicamos el evangelio del reino, afirmamos que ninguna
sociedad, ninguna organización debe elevarse como agencia central sobre las
iglesias. Ahora otra innovación debe ser expuesta: ninguna iglesia local debe
elevarse como agencia central para emplear sus ideas y su experiencia para
llevar a cabo un proyecto general con el dinero de muchas iglesias. Y no
considero que los predicadores hispanos sean tan nuevos o tan jóvenes en la fe
para no poder entender estas cosas. Ellos pueden discernir, pueden comprender,
y ellos pueden vigilar para que tales arreglos no reciban apoyo en países
latinos. Los hermanos hispanos no son tan flacos y débiles. Están peleando
contra la jerarquía suprema del mundo: el sistema religio-político, La Iglesia
Católica Romana. Será muy fácil para ellos ver el error de estos proyectos que
elevan una iglesia sobre las demás para que ésta sea una agencia central.
El uso de los
fondos de la iglesia
¿No conviene introducir en el mundo latino la cuestión de cómo usar los fondos
de la iglesia? Toda congregación de Cristo -- de cualquier país -- reúne fondos
cada domingo. ¿Tenemos plena libertad en cuanto al uso de este dinero? ¿Podemos
mandarlo a la Cruz Roja? ¿Podemos mandarlo a alguna escuela? ¿A la Sociedad
Misionera de la Iglesia Cristiana? ¿A una iglesia "patrocinadora"?
Algunos piensan, "pero la colecta es muy pequeña; es cosa
insignificante". ¿Quién juzga esto? ¿Qué tanto es mucho o poco ante los
ojos de Dios? Toda congregación en el país más pobre puede hacer algo. No será
siempre cosa grande pero sí debe ser correcto lo que hagan. Las apostasías
grandes tuvieron principios muy pequeños. Así es que toda congregación debe
administrar bíblicamente sus propios fondos, no entregándolos a una agencia, o
a una institución, o a una iglesia patrocinadora para que ésta los utilice
para algún proyecto.
¿Puede una congregación elevarse para recibir fondos de todas las demás
iglesias en México u otro país latino para patrocinar a diez o a cien predicadores?
¡Claro qué no! Esto sería nada menos que una sociedad misionera. Entonces, tampoco
tiene derecho una iglesia de recibir fondos de muchas iglesias para patrocinar
a un solo predicador. Cada congregación debe mandar su dinero directamente al
predicador, según Filipenses 4:15.
Si las iglesias quieren mandar ayuda a una congregación que tiene necesidad,
hay ejemplos bíblicos de esto. Pero no hay comparación entre tal ayuda --
muchas iglesias que ayudan a una necesitada -- y el plan de centralización en
el cual una iglesia se reconoce como agencia para recibir, controlar y utilizar
fondos de todas las iglesias para alguna obra evangelística o benévola. Los
hermanos hispanos no son demasiado jóvenes en la fe para poder entender tal
cosa.
La
centralización: grande o pequeña
No importa que sea todavía cosa pequeña, arreglo sencillo, cuando una iglesia
asume el derecho de controlar los fondos de otras iglesias, el arreglo es una
salida del arreglo divino, o partida de él. Es un paso que conduce hacia la
apostasía completa. La única diferencia entre un anciano que asume
prerrogativas que el Señor no le dio y el mismo Papa de Roma es nada más
cuestión de grado. En principio son la misma cosa. Así también, cuando una
iglesia, con sus ancianos que sirven como mesa directiva o con su predicador
que sirve como director, llega a ser una agencia centralizada para dirigir
cierta obra, es un paso deliberado hacia Roma.
Lo importante
de cada congregación
Que toda iglesia en el mundo latino reconozca su propia autonomía, su fuerza,
su importancia delante de Dios. Los hermanos de Estados Unidos que por tantos
años nos han ayudado en la obra se animan mucho al saber de iglesias hispanas
que sostienen a sus predicadores.
Evitemos la
centralización
Sobre todo, evitemos la centralización en la obra hispana. Debemos enseñar todo
el consejo de Dios sobre estos asuntos controversiales. El suprimir la verdad
sobre algún tema indica el deseo de esconder alguna práctica no bíblica. El
que no quiera exponer el error tendrá propósitos nada sanos. Nos urge escoger,
lo más pronto posible, obispos en cada congregación. Es necesario edificar a
toda congregación, reconociendo su importancia y nunca menospreciándola, y de
esa manera será una fuerza mayor en su ciudad y vecindad.
Si alguna iglesia parece ser más fuerte -- por ser más grande, más rica, por
tener predicador más educado, o por tener ancianos "más sabios" --
que tal iglesia reconozca que su responsabilidad delante de Dios es más grande
también, porque todo privilegio y bendición lleva consigo su responsabilidad
correspondiente. En lugar de buscar algún dominio sobre las demás iglesias,
debería cumplir sus propias obligaciones: edificando a sus miembros, ministrando
a los hermanos pobres, y predicando el evangelio dentro y fuera de su área.
Nunca puede una iglesia ser tan grande, tan rica, con ancianos tan sabios, que
tenga el derecho de ser una "iglesia patrocinadora", cosa desconocida
en el Nuevo Testamento.
No ser
estorbos de la obra
Es muy cierto. La obra hispana no debe ser estorbada. Pero, ¿quién es el que
estorba? ¿El que condena las innovaciones o el que las introduce y las
promueve? Esta es la cuestión. No se les olvide el caso de Acab y Elías (1
Reyes 18:17, 18).
Conclusión
Recordemos, pues, (1) que al predicar que la iglesia local puede hacer la obra
que Señor le ha dado, estamos predicando el reino de Cristo; (2) que al
predicar que los ancianos no tienen autoridad alguna fuera de la congregación
sobre la cual son obispos, estamos predicando a Cristo, y a Este crucificado; y
(3) que al predicar que una congregación local es independiente (autónoma), y
que una iglesia pequeña es tan importante ante los ojos de Dios como una
iglesia grande, estamos predicando la pura doctrina de Cristo.
Queremos evangelizar a todos los países latinos. El plan de Dios es perfecto.
Si lo cambiamos, no puede haber éxito en el esfuerzo. Las prácticas sectarias
no permiten el avance del reino de Cristo, sino lo impiden y lo esclavizan.
Vamos, pues, haciendo a un lado las cosas que conducen a la división y
contiendas entre hermanos. Vamos predicando a Cristo, "el evangelio del
reino". Vamos predicando todo el consejo de Dios sin el cual la salvación
es imposible.