Por Josué I. Hernández
Dios ha dejado sobre los hombros de los
hijos una gran responsabilidad cuando demanda “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para
que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Ef. 6:1-3).
Los conceptos
clave de este mandamiento son “honra” y “obediencia”. Y al contrario del pensar común, no hay
límite de tiempo para dejar de cumplir con este mandamiento. Dios no libera a un adolescente de esta
responsabilidad simplemente porque él trabaja por las tardes, asiste a la
universidad o está casado. El rebelde “adulto-joven”
comete un trágico error al descuidar su responsabilidad frente a sus padres.
La Obediencia
Es necesario que consideremos un poco más
detenidamente el concepto de “obediencia” involucrado en el mandamiento. Según el inspirado apóstol Pablo, los hijos
deben obedecer a sus padres “en el
Señor”. En esto, ciertamente no
olvidamos que nuestra lealtad a Dios se expresa antes que a cualquier hombre.
Como bien dijeron Pedro y los otros apóstoles “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5:29).
Pero hay un punto sobresaliente que a menudo se ignora en la lectura del
mandamiento de la obediencia que Dios demanda hacia los padres.
Cuando Dios dice “obedeced… a vuestros
padres”
él hace referencia a las leyes o instrucciones que los padres nos han
proporcionado y que son concordantes con la ley de Cristo (“en el Señor”). Esto es lo que se entiende cuando Dios dijo: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere
viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6).
Se entiende entonces que las instrucciones
de los padres deben ser obedecidas por los hijos en total veneración a pesar de
la muerte de los padres. Es así como la
sociedad se beneficia de personas decentes y responsables. No hay límite de tiempo para dejar de
obedecer todos los buenos consejos y las provechosas instrucciones de los
padres piadosos.
La Honra
El otro concepto que se destaca, respecto a
la responsabilidad de los hijos hacia los padres, es la idea de tributar
“honor”. Dios demandó: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ef. 6:2). Esta
responsabilidad se refiere a la actitud del hijo y el respeto resultante
dirigido hacia sus padres. Entonces,
según este mandamiento, los hijos deben enaltecer a sus padres y premiar su mérito
tributándoles consideración, respeto y gran aprecio.
El hogar piadoso, durante siglos, ha
proporcionado el ABC de la vida cristiana.
Es en el hogar donde las semillas del carácter son sembradas para
florecer en el futuro. Los grandes
principios de Dios han de ser enseñados, practicados y cultivados en el
hogar. El niño que aprendió a honrar a
los padres fácilmente mostrará el debido respeto a su prójimo como a toda
figura de autoridad en el ámbito social o espiritual.
La Responsabilidad
de los Padres
Es importante que hagamos una pausa para
decir que los padres tienen la responsabilidad de proporcionar el ambiente
adecuado para que sus hijos desarrollen un aprecio por la ley y el orden.
El ejemplo de los padres es muy poderoso en
el corazón de los niños. Cuando un niño
no puede ver el amor, el respeto y la honra entre sus padres, tal niño tendrá
un tremendo obstáculo para desarrollar el respeto y la consideración debida
hacia aquellos que no se respetan ni se honran.
Muchos padres no entienden que para que sus hijos los respeten, ellos
también tienen que respetar.
El ejemplo de
Cristo
Cristo nos da un ejemplo en todas las
cosas. Después de haber regresado de la
visita a Jerusalén, a la edad de doce años, la Biblia dice que Cristo “estaba sujeto a ellos… Y Jesús crecía en
sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Luc. 2:51-52). Cristo fue obediente a sus
padres. Y su afecto y respeto a su madre
se manifestó una vez más en la cruz, cuando Él despreocupado de sí mismo se
preocupó por el bienestar de ella (Jn. 19:25-27).
Conclusión
Usted siempre será “un niño” en los ojos de
sus padres y en los ojos del Señor. Su
respuesta al mandamiento “Hijos, obedeced en el
Señor a vuestros padres, porque esto es justo” y “Honra a tu padre y a tu madre” es un punto de referencia de muy buena medición de lo
bien que usted obedecerá y honrará al Señor para serle fiel.
La responsabilidad del hijo es un yugo de
por vida, una responsabilidad que será grandemente bendecida en todos los
ámbitos de la vida. En las palabras del inspirado apóstol Pablo, éste “es el primer mandamiento con promesa” (Ef. 6:2) y la promesa es maravillosa “para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre
la tierra” (Ef. 6:3).