Por Sewell Hall
La Biblia y nuestra experiencia nos hacen pensar
en el hecho de que la muerte es algo que seguramente vendrá: “Y de la manera que está establecido para
los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
Este juicio se
llevará a cabo cuando Jesús vuelva. Él
ha descrito este juicio: “...entonces se
sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de
los cabritos. Y pondrá las ovejas a su
derecha y los cabritos a su izquierda” (Mateo 25:31-33). Estos dos grupos,
tendrán dos destinos muy diferentes:
El
castigo eterno
Las siguientes
palabras describen el destino de aquellos que estarán al lado izquierdo en el
día del juicio: “...Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo
25:41).
“Y si tu pie te fuere ocasión de caer,
córtalo; mejor te es entrar en la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado
en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no
muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:45-46).
“Pero los cobardes e incrédulos, los
abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos
los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es
la muerte segunda” (Apocalipsis
21:8).
“Nadie os engañe con palabras vanas, porque
por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia” (Efesios 5:6).
La advertencia en
este último versículo es de suma importancia hoy en día, porque poca gente toma
en serio el hecho del castigo eterno.
Aún muchos que afirman ser cristianos dicen que Dios no dejará que
alguno vaya a ése lugar de tormento.
Pero el dudar del infierno (una palabra simbólica para describir el
terror de la separación de Dios) es dudar de la fiabilidad y justicia de Dios,
porque Dios no miente: “E irán estos al
castigo eterno, y los justos a la vida eterna”
(Mateo 25:46).
El camino que lleva
a la perdición eterna es amplio y popular: “Entrad
por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13).
La Biblia describe
el fin del mundo: “Y a vosotros que sois
atribulados daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro
Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:7-9).
El
cielo
El hombre no fue
creado para sufrir el castigo eterno, sino para andar con Dios (Génesis 2:7-9).
Cuando el hombre perdió su hogar en el jardín del Edén por el pecado, Dios puso
en marcha un plan de redención por medio del cual el hombre puede alcanzar el
perdón de los pecados y el gozo eterno en un lugar que es mejor que el
Edén. El apóstol Juan vio este hogar en
una visión: “Y yo Juan vi la santa
ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una
esposa ataviada para su marido. Y oí una
gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y
él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos
como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima
de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:2-4).
Este es el paraíso
al cual el Rey invitará a aquellos para que estén a su derecha, diciendo: “...Venid, benditos de mi Padre, heredad el
reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).
Pero queda el hecho
lamentable de que muchos no entrarán al hogar celestial: “Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan” (Mateo
7:14).
Jesús
es el camino a la vida eterna
Los que entran en
la vida eterna tras el juicio final serán aquellos que mueran en Jesús porque
Él es el camino: “...Bienaventurados de
aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus
trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13).
Si queremos estar
entre el número de los que mueren en el Señor, tenemos que establecer esta
relación mientras vivamos. No se establece una relación con Jesús solamente por
llamarle “Señor” sino por obedecer la voluntad de Dios revelada en su palabra: “No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mis Padre
que está en los cielos” (Mateo 7:21).
Ya hemos aprendido
que la voluntad de Dios para aquellos que creen es que se arrepientan de sus
pecados y que sean bautizados en Cristo: “Porque
todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas
3:27).
“Bienaventurados los que lavan sus ropas,
para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la
ciudad” (Apocalipsis
22:14).
Habiendo sido bautizados
en Cristo y viviendo como Él manda, podemos estar seguros de que estamos en el
camino al cielo. Si no estamos en
Cristo, tampoco estamos en el camino a la vida eterna, porque como indica el
título de este curso solamente “Jesús es el Camino”.
La única
esperanza para cambiar
a los hombres
Muchos dudan de la
existencia de Dios, tienen una confianza tremenda en la habilidad del hombre
para proveernos de un sistema de reglas completo y perfecto, ayudándonos a
obtener una vida mejor. Pero ¿Qué base
tiene el agnóstico para sus esperanzas?
Hay que
tener una base
Un gran matemático
griego dijo: “dadme un punto de apoyo y
levantaré el mundo”. Arquímedes estaba diciendo que es necesario tener una
base fuera del mundo para moverlo... Y
de este fundamento físico se puede hacer una aplicación interesante:
La
ley que está por encima de las leyes
Después de la
Segunda Guerra Mundial, la defensa de los criminales alemanes de guerra fue:
que la esclavizar y matar a millones, sencillamente habían seguido lar órdenes
de sus superiores, y que habían hecho todo dentro del armazón de su propio
sistema legal.
Por eso, ellos concluyeron que nadie
tenía el derecho de condenarlos por obedecer leyes, las cuales eran diferentes
de aquellas de sus conquistadores.
A pesar de todo, la
fiscalía precisó que hay leyes, las cuales están por encima de aquellas leyes
establecidas para cada país y todos los hombres son responsables de estas leyes
trascendentales.
Pero ¿Quien
estableció estas leyes trascendentales sobre el género humano? Si estas leyes fueran solamente el resultado
del juicio humano, no habría persona que pudiera afirmar que Hitler y sus
seguidores fueron injustos. De tal manera,
el raciocinio humano solo, no puede mostrarnos que es malo vivir como caníbales.
Esta base
fuera del mundo
puede hacer grandes cambios
en el hombre
De veras se puede
tener esperanza y planes para el futuro, pero solamente es posible con
Dios. Sin Dios nos falta lo que
Arquímedes llamó “el punto de apoyo”, solo Dios puede aplicar la acción de
palanca necesaria.
El cristiano puede
estar de pie con confianza sobre la promesa de Dios (una situación ventajosa
que está fuera de este mundo terrestre)
mientras que aplica la palabra de Dios a estos tiempos tan perturbados. Ojalá
que se pueda decir igualmente de los cristianos hoy día: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos
17:6).