Por Josué I. Hernández
Muchos creen que la
Biblia no puede ser entendida. Pero Dios nos ha dado la Biblia para que la
entendamos. “Por tanto, no seáis
insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Ef.
5:17). Aún los niños pueden entender la palabra de Dios: “Y que desde la niñez has sabido las
Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la
fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim. 3:15).
Reseña de la Biblia
Empecemos nuestro estudio en una forma simple por medio
de notar las dos partes principales de la Biblia: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
Una consideración
de estas divisiones y de las diferencias que existen entre ellas es el
propósito principal de este artículo.
La Biblia es una
biblioteca que consiste de 66 libros; 39 de estos son encontrados en el Antiguo
Testamento y 27 en el Nuevo Testamento.
Los libros del
Antiguo Testamento podrían ser divididos en cuatro partes:
- Ley, 5 Libros.
- Historia, 12 Libros.
- Literatura de Sabiduría, 5 Libros.
- Profetas, 17 Libros.
Generalmente
hablando, los libros de Génesis hasta Deuteronomio contienen la ley de Dios a su pueblo del antiguo pacto, Israel (el temprano comienzo de la humanidad está
también registrado en Génesis). De Josué a Ester se nos dice de la historia de
la nación Judía. Desde el libro Job al libro Cantares leemos de las instrucciones inspiradas
relativas a los problemas diarios del hombre; por tanto, es literatura de
sabiduría. Desde Isaías a Malaquías encontramos las profecías respecto
al pueblo judío, las naciones gentiles, y la venida del Mesías. ¡Los profetas
son una maravillosa prueba de la inspiración de la Biblia!
Los 27 libros del
Nuevo Testamento también pueden ser divididos en cuatro partes:
- Biografía, 4 Libros.
- Historia, 1 Libro.
- Cartas, 21 Libros.
- Profecía, 1 Libro.
Desde Mateo a Juan tenemos
cuatro relatos del evangelio que indican la vida de Cristo, su misión y
sufrimientos. Estas biografías inspiradas nos dicen acerca de todo lo que
sabemos respecto a la vida y enseñanzas de Jesús. Hechos, es la historia de
la temprana iglesia. Este libro nos dice cómo las personas se convierten en cristianos y cómo empezó la iglesia de Cristo, cómo fue organizada y cómo se extendió. Desde
Romanos a Judas tenemos las cartas para los cristianos dando instrucciones de
cómo vivir y servir a Dios. Apocalipsis, el libro de profecía del Nuevo
Testamento, nos dice de los eventos que Juan dijo “deben suceder pronto”. En el
Apocalipsis, vemos el triunfo del pueblo de Dios sobre el mal, ¡aún sobre Satanás
mismo!
Antiguo Testamento y Nuevo Testamento
Hasta aquí hemos
notado que nuestra Biblia consiste de un Antiguo y un Nuevo Testamento. Nótese
también que la ley del Antiguo Testamento fue dada a los judíos, mientras que
los mandamientos del Nuevo Testamento fueron dados a todas las naciones. Otra
diferencia importante para ser notada es que el Nuevo Testamento sigue al
Antiguo Testamento. El pueblo de Dios hoy día no está bajo el Antiguo
Testamento sino bajo el Nuevo.
Entendamos
claramente esto: Dios nos ha dado la Biblia entera, ambos Testamentos, pero el
primero con la intención de ser temporal, el segundo permanente. Como ejemplo,
considere al hombre que tiene una esposa e hijo y decide hacer un testamento.
El deja todos sus bienes a ellos. Como pasan varios años otros hijos nacen en
la familia. Siendo un buen padre, ha planeado proveer para estos hijos también.
Por tanto, escribe un nuevo testamento, cambiándolo en algunos aspectos, e
incluye beneficios para todos los de su familia. Finalmente, él muere. ¿Cuál
piensa usted que entrará en vigor? El último. Así, Dios había tenido dos
testamentos; uno por parte de sus hijos, un último para todos los de su
familia.
Cuando Cristo vino
a la tierra el primer testamento estaba aún en vigor. El vino para traer un
mejor testamento, el Nuevo Testamento. Cuando murió en la cruz, el primero fue
quitado para que el segundo pudiera entrar en vigor. Nótese que esto es
exactamente lo que el Libro de Hebreos nos enseña en el capítulo 9:15-17 (léalo
por favor). Ahora consideremos algunos otros pasajes que tienen que ver con el
mismo tema.
Hebreos 8:6-13
En este pasaje, nos
es dicho que Cristo había obtenido un ministerio más excelente que el
sacerdocio Levítico antes de él a causa de que estaba trayendo un mejor pacto,
basado sobre mejores promesas. Dios encontró fallas con el primer pacto y
decidió hacer uno nuevo con Israel y Judá. Este nuevo pacto sería diferente al
anterior: Sería una ley espiritual, colocada en las mentes de las personas;
sería personal, porque todos conocerían al Señor; sería misericordioso, a
medida que Dios no recordaría más sus pecados. A causa de que un nuevo pacto
estaba viniendo a ser, el antiguo pacto estaba envejeciendo, decayendo y listo
para desaparecer.
Romanos 7:1-4
En este pasaje
somos enseñados nuevamente que el pueblo de Dios no está ya más bajo la ley de
Moisés. Esto lo hace el apóstol Pablo, por medio de mencionar las bien
conocidas leyes del matrimonio. ¿Cuántos maridos puede tener una esposa?
Claramente, “sólo uno”. Si su marido muere, solamente entonces puede ser
encontrada inocente al casarse con otro. En el versículo cuatro es entonces
hecha la aplicación: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la
ley mediante el cuerpo de Cristo”.
¿Qué podría ser más
claro que la ilustración de Pablo? Uno no puede estar más “casado” con la ley
de Moisés y con Cristo al mismo tiempo, que la que tiene dos maridos al mismo
tiempo. ¡Tal cosa sería adulterio espiritual! Los cristianos están muertos a
Moisés y a la ley; están “casados” con Cristo quien murió por ellos. Lea
también: 2 Corintios 3; Colosenses 2:13-17.
El propósito del Antiguo Testamento
Solamente una
pregunta se presenta a sí misma para nosotros ahora: En vista de que la ley ha
sido abolida, ¿hay algo de valor en el estudio del Antiguo Testamento? Sí.
En Romanos 15:4
leemos: “Porque las cosas que se
escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la
paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”.
Nuevamente, 1
Corintios 10:11 dice: “Y estas cosas les
acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a
quienes han alcanzado los fines de los siglos”.
A medida que leamos
de Noé, Abraham y David, tomemos nota de sus vidas fieles y cómo Dios los
recompensó. A medida que leamos de Caín, Esaú y Jezabel notemos su infidelidad
y el castigo de Dios por sus pecados. Aunque las leyes de Dios son diferentes
para nosotros hoy día, Su actitud hacia la obediencia y desobediencia permanece
igual.
Conclusión
Estando en vigencia el Nuevo Testamento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, nada debería ser practicado en religión que no sea autorizado en el Nuevo Testamento.
Un fracaso en
distinguir entre los dos pactos ha causado mucha división religiosa y la
enseñanza de muchas prácticas “no autorizadas” en la ley de Cristo.
Muchas
denominaciones están haciendo lo que no deben, y han dejado de hacer lo que el
Señor ha dicho que deberían hacer.