Por Josué I. Hernández
La mayoría de la división religiosa es
causada por una falta de respeto contra la palabra de Dios y la autoridad de
Cristo. El propósito de esta lección es señalar con toda precisión el verdadero
estándar (regla, modelo) de autoridad para nosotros hoy en día.
Cristo
tiene toda autoridad hoy en día
“Y Jesús se acercó y les
habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). Dios nos habla hoy en día por medio de
Cristo, “Dios, habiendo hablado muchas
veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb. 1:1,2).
La autoridad de Cristo es revelada para nosotros en el
Nuevo Testamento, “Si alguno se cree profeta,
o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Cor. 14:37). La Biblia es la revelación completa de
Dios al hombre (2 Tim. 3:16,17; Jud. 3).
La
rigurosidad de la ley de Dios
¡Dios quiere decir lo que dice y dice lo
que quiere decir! “No añadiréis a la palabra
que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios que yo os ordeno” (Deut. 4:2). Juan
dijo, “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la
doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo,
ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Jn. 9).
Ejemplos
de la rigurosidad de Dios
- Adán y Eva comieron del fruto prohibido y fueron expulsados de Edén (Gen. 2:16,17; cap. 3).
- Nadab y Abiú ofrecieron fuego extraño, lo cual no tenían autoridad para hacer y fueron ejecutados por Dios (Lev. 10:1,2; 16:12).
- Moisés desobedeció al golpear la roca y no le fue permitido entrar a la tierra prometida (Num. 20:7-12).
- Uza tocó el arca del pacto y murió, porque no debía ser tocada (2 Sam. 6:6,7).
La
voluntad de Dios puede ser entendida
Muchos piensan que la Biblia no se puede
entender. Pero somos amonestados a entenderla, y Dios no manda lo imposible. El
apóstol Pablo dijo, “leyendo lo cual podéis
entender…” (Ef. 3:4). “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos
de cuál sea la voluntad del Señor” (Ef. 5:17).
¿Piensa usted que Dios nos daría un libro para leer, creer y entender, y luego
lo haría demasiado difícil para ser entendido?
Ciertamente la Biblia no es un libro que se
entiende sin esfuerzo. Pero con perseverancia en el estudio, la Biblia se puede
entender, y esto es precisamente lo que Dios espera que usted haga. Para ello
usted no necesita alguna unción especial de Dios, podrá entender si quiere y se
esfuerza en ello.
Falsos
estándares de autoridad
Vamos a ver algunos falsos estándares de
autoridad (reglas, modelos) en religión a los cuales muchas personas recurren.
La
conciencia
En asuntos religiosos mucha gente
simplemente deja que la conciencia sea su guía. La conciencia es aquello que
nos dice si estamos haciendo, o no, lo correcto, basada en lo que creemos que
es correcto e incorrecto. Pero, las experiencias y sentimientos personales
pueden guiarnos mal y desviarnos, aun así muchos se dejan llevar por estas
cosas. Salomón dijo, “Hay camino que al
hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Prov. 14:12).
Saulo fue guiado por su conciencia (Hech. 23:1), pero hizo muchas cosas que
eran religiosamente incorrectas, “Yo ciertamente había
creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret” (Hech. 26:9).
La
sabiduría de los hombres
¡Los hombres pueden estar equivocados!
Nuestra fe no debe estar basada en nuestros propios pensamientos ni en la
sabiduría de otros, “para que vuestra fe no
esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor. 2:5). Los caminos de Dios y los caminos de los
hombres son diferentes, “Pues ya que en la
sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a
Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor. 1:21).
Jeremías dijo, “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del
hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jer. 10:23).
Esto eliminará todos los libros de credo
hechos por los hombres que cada denominación tiene. ¡El único credo de Dios es
la Biblia!
La mayoría
¡La mayoría suele estar equivocada en los
asuntos morales y religiosos! Porque la mayoría haga algo no significa que ese
algo sea bueno. Hubo sólo ocho personas salvas en el arca (1 Ped. 3:20). Cristo
dijo, “Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y
muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13,14).
¡El camino al cielo es el camino de la
minoría! El pueblo del Señor siempre ha sido poco (Deut. 7:7).
Los
padres
Muchos quieren seguir la tradición
transmitida por sus padres. Sin embargo, el pertenecer a una iglesia
simplemente porque es la de los padres no es correcto. “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama
a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mat. 10:37).
La salvación es un asunto individual. Usted
debe examinar la Biblia por sí mismo y hacer lo que ella enseña. Pablo estuvo
envuelto en el error religioso debido a que siguió la tradición, “Porque ya habéis oído acerca de mi conducta
en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios,
y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi
nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres” (Gal.
1:13,14).
La
ley de Moisés
Muchos fallan en comprender que la ley de
Moisés no es nuestro estándar (regla, modelo) de autoridad en religión hoy en
día. Esta cumplió su propósito y fue quitada. La ley “Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente…” (Gal. 3:19). Ahora bien, ¿quién es identificado como
“la simiente” en este contexto (Gal. 3:16)?
“anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz” (Col. 2:14).
Lea con detención Gálatas 3:22-25, Efesios
2:15, y Hebreos 8:7-9.
Esta es la razón por la cual los verdaderos
cristianos no guardamos el día de reposo (sábado), no quemamos incienso, no
ofrecemos sacrificios de animales, ni hacemos otras varias cosas que se
realizaron bajo la ley de Moisés. Fue la muerte de Cristo la que quitó la ley
de Moisés y puso en vigencia el Nuevo Testamento (Heb. 9:16,17).
En el Antiguo Testamento hay mucho
beneficio para todos nosotros hoy en día. Aprendemos cómo Dios trata con las
personas y recibimos muchas lecciones morales de la lectura del Antiguo
Testamento (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11). Es inspirado por Dios y creemos lo que
dice. Simplemente no vivimos bajo las mismas leyes especificadas en el Antiguo
Testamento, ahora vivimos bajo la ley de Cristo, “no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo” (1 Cor. 9:21); “cumplid así la ley de
Cristo” (Gal. 6:2).
Conclusión
Los falsos estándares de autoridad impiden
que la gente entienda la voluntad de Dios para nosotros hoy en día. El estándar
verdadero de autoridad para hoy en día es la voluntad de Cristo, es decir, el
Nuevo Testamento. En el juicio venidero, seremos juzgados por el evangelio de
Cristo, “El que me rechaza, y no recibe mis palabras,
tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día
postrero” (Jn. 12:48; Rom.
2:16).