¿QUÉ PRACTICAMOS COMO IGLESIA DE CRISTO?


Por Josué I. Hernández


Nosotros aquí en La Serena (Chile), y como una iglesia local de Cristo, somos un grupo de personas que voluntariamente nos hemos organizado bajo la autoridad del Señor Jesús en una relación en la que nos esforzamos por cumplir los deberes hacia Dios, tal como son revelados en el Nuevo Testamento. Estamos enfocados en Cristo. 
Si bien, reconocemos que varias de nuestras prioridades se cumplen de forma individual (Jn. 15:1-8, Ef. 2:10; Fil. 2:12-16; Mat. 5:13-16) también sabemos que los cristianos verdaderos, tal como los del siglo primero, han de ser miembros de iglesias en las que luchan organizados por cumplir una misión común (Fil. 1:1; 4:15-16), y que cada iglesia local pueda ser una columna y baluarte de la verdad (1 Tim. 3:15).

Nuestros servicios de reunión:
Nos reunimos regularmente con el fin de edificarnos unos a otros y adorar a Dios al cantar, orar y aprender de la palabra de Dios. Nuestras reuniones, se han programado para estos fines. 
Cada primer día de la semana participamos de la cena del Señor y recogemos los fondos necesarios para nuestro trabajo (misión) como iglesia (Hech. 20:7, 1 Cor. 11:17-34; 14:1-40; Ef. 5:19; 1 Cor. 16:1-3).

Edificación:
Nosotros, al igual que los primeros cristianos, nos edificamos unos a otros al reunirnos como iglesia (1 Cor. 14:3-5, 12, 17, 26, 31), y este es también el propósito de las clases bíblicas que desarrollamos en los hogares de los miembros. 
Mientras que la formación espiritual de los jóvenes y niños es el deber de los padres en el hogar, ofrecemos clases para todas las edades, pero éstas clases no tienen la intención de tomar el lugar del estudio privado de la Biblia sobre una base cotidiana y familiar.

Evangelismo:
Nosotros también, al igual que las iglesias del primer siglo, contribuimos según nuestra fuerza para predicar el evangelio (Fil. 4:15-16; 1 Cor. 9:1-14; 2 Cor. 11:8-9) y hacer esto tanto a nivel local como en otros lugares. Sabemos que la evangelización es nuestra principal misión como iglesia local del Señor (1 Tes. 1:8), por tanto procuramos hacer esto lo mejor posible.

Benevolencia:
Nosotros, al igual que las iglesias del primer siglo, proporcionamos asistencia material a los santos e iglesias de Cristo en necesidad (2 Co 8-9; 1 Cor. 16:1-3; Hech. 4:32-35). Cuando ha surgido alguna necesidad similar hoy en día, siempre tratamos de seguir el mismo patrón revelado en el Nuevo Testamento.

Organización:
Nosotros no estamos afiliados a ninguna otra iglesia o iglesias de Cristo. Somos una congregación independiente y autónoma, no formamos parte de ninguna estructura denominacional. Sabemos que las iglesias del primer siglo (de quienes leemos en el Nuevo Testamento) fueron organizadas por Cristo siendo autónomas y sin relación estructural o comunión orgánica entre ellas.
Así mismo, sabemos que Cristo dejó aprobada una organización para cada iglesia local, el tener ancianos (Fil. 1:1) que permiten el liderazgo espiritual (1 Tim. 3:1-7; Tit. 1:5-9; 1 Tes. 5:12-13) en la iglesia local. 
Según el apóstol Pablo, estos ancianos (Hech. 20:17) también son obispos (20:28) y pastores (“apacentar” 20:28) de la congregación. El apóstol Pedro, también entendía que los ancianos (1 Ped. 5:1) son también los pastores (“Apacentad” 5:2) y obispos (“cuidando” 5:2) de la congregación. Jamás se hizo distinción clerical entre los términos de uso intercambiable ya mencionados (pastor, anciano, obispo). En la iglesia que Cristo estableció no existen los títulos religiosos.
La labor del presbiterio (1 Tim. 4:14) o ancianato, quedó establecida por el Señor mismo (Ef. 4:11) y sabemos que ninguna organización clerical de la sabiduría humana la sustituirá. El hombre no puede mejorar lo que Dios ha revelado.

Comunión:
La comunión con Dios es disfrutada por aquellos que sirven a Jesús como Señor en sincera obediencia a él (Gal. 3:26-27; Heb. 5:8-9). Estas personas son bienvenidos entre nosotros (Hech. 2:38, 41, 47).
Nuestra comunión no depende de un acuerdo completo sobre todos los temas bíblicos. Sabemos que hay temas de opinión (Rom. 14) que son amorales e indiferentes en sí. En estas áreas la conducta de los santos no entra en conflicto con la doctrina de Cristo.
Aun así, también sabemos que las Escrituras son suficientes (2 Tim. 3:16-17), por lo tanto respetamos, estudiamos y creemos todo lo que Dios ha revelado desde el Génesis al Apocalipsis. 

Nuestra invitación consiste en señalar a las Escrituras como la palabra definitiva de Dios y que todos los hombres nos volvamos a ella. Pues sabemos que sólo con la obediencia sincera a la palabra de Dios se logra la unidad (Ef. 4:1-6) por la cual Cristo oró (Jn. 17:20-23).
Nosotros mantenemos comunión con todos los que honran a Cristo como Señor y se esfuerzan por obedecerle. Por tanto, seguimos el mandato de Dios, revelado en el Nuevo Testamento, de retirar de nuestra comunión a los que se rebelan contra el Señor (1 Cor. 5:2; 2 Tes. 3:6,14).

Si usted busca un grupo ordenado de santos con quienes reunirse y trabajar con ellos, nosotros creemos que la palabra de Cristo en medio nuestro puede proporcionarle el estímulo para ser un cristiano fiel que camina a la vida eterna.

Si usted quiere aprender de Cristo (Mat. 11:28-30), ser discípulo de él (Mat. 28:19-20) y alcanzar las promesas que él ha declarado para aquellos que le aman (2 Ped. 3:13), entonces no dude en visitarnos y estudiar con nosotros la palabra de Dios.

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