Las setenta semanas


Daniel 9:24‑27

Por Wayne Partain

Introducción.
    A. El estudio de este texto es necesario no solamente para entender la voluntad de Dios, sino también para combatir el error de los que enseñan que Cristo volverá a la tierra para establecer un reino terrenal que durará mil años.
    B. Basándose en este texto los materialistas enseñan que la "dispensación" o "época de la iglesia" es un paréntesis en el programa profético de Dios. Para los tales la iglesia no es en sentido alguno el reino del Mesías.
    C. Según esta teoría la iglesia no estaba en los planes originales de Dios, sino que era algo incidental que se estableció cuando los judíos rechazaron a Cristo. Creen que la iglesia es un substituto provisional que durará hasta que Cristo venga la segunda vez para establecer su reino.
    D. Los que enseñan esta teoría se llaman milenarios, premilenaristas (el prefijo "pre" indica que Cristo volverá a la Tierra antes del período de mil años) y dispensacionalistas. Milenarismo es la doctrina que sostiene que Cristo reaparecerá sobre la Tierra para reinar en la "Nueva Jerusalén" con sus santos por un período de mil años antes del juicio final. Se llaman dispensacionalistas, porque hablan mucho de dispensaciones. Estas no son las que la Biblia claramente revela (patriarcal, mosaica y cristiana), sino las que son invenciones de ellos).

I. Daniel 9:24 ‑‑ "Setenta semanas (unidades de siete) han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad ... "
    A. Todos los profetas hablan del futuro glorioso del pueblo de Israel (del remanente). Ahora Dios le dice a Daniel las cosas que tuvieron que suceder para la restauración de las bendiciones para los judíos. Este hermoso texto apunta hacia el cumplimiento del plan de Dios para la redención del hombre.
    B. Este versículo nombra seis cosas importantes:
        1. "para terminar la prevaricación" ("para poner fin a la transgresión", La Biblia de las Américas). El pueblo de Israel fue llevado a Babilonia y su templo fue destruido por causa      de sus transgresiones (Dan. 9:11), pero el colmo de la transgresión de los judíos fue la crucifixión de su propio Mesías (Mat. 23:32; 1 Tes. 2:16). Por esta causa su casa fue asolada (Mat. 23:38) o destruida (Mat. 24:2).
        2. "y poner fin al pecado" ("para terminar con el pecado", La Biblia de las Américas). La nación sería destruida y su pecado reservado para el juicio.
        3. "y (para) expiar la iniquidad". Cristo es nuestra expiación o propiciación (1 Jn. 2:2). El es el verdadero propiciatorio (Heb. 9.5). La tapa del arca del pacto sobre la cual sangre se rociaba cada año en el día de expiación era el tipo de Cristo quien "cubre" nuestros pecados (Rom. 4 6‑8).
        4. "para traer la justicia perdurable" la justicia (justificación) hecha posible por la gracia de Dios; nos perdona y nos pronuncia justos (también Rom. 4:ó‑8). La justicia contada a nosotros equivale al perdón de pecados, porque el perdonado ya no es culpable del pecado. Es, por lo tanto, justo. La justicia verdadera es el fundamento del reino de Dios.
        5. "y (para) sellar la visión y la profecía, para cumplir las profecías acerca de la nación de Israel y su templo. Para entender esto es necesario recordar que los tipos y figuras de la ley y las profecías de los salmos y profetas acerca de Cristo y su reino se cumplieron (Luc. 24:44; Hech. 3:24; 1 Ped. 1:10,11).
        6. "y para ungir al Santo de los santos" ("y para ungir el lugar santísimo", La Biblia de las Américas, la palabra "lugar" no está en el texto original), es decir, para ungir al Cristo quien no sólo es el Mesías, sino el Templo Vivo quien reemplaza el templo destruido.

    C. Es obvio que estas seis cosas ya se cumplieron cuando Cristo vino la primera vez, pero para los milenarios esta profecía todavía no se cumple. Sin embargo, cuando Cristo vuelva la segunda vez será "sin relación con el pecado" (Heb. 9:28). El libro de Hebreos fue escrito para afirmar enfáticamente las mismas verdades profetizadas por Daniel.
    D. Es necesario que se entienda, pues, que Dan. 9:24 ya se cumplió, y luego no habrá problema con las setenta semanas.

II. Daniel 9:25‑27 ‑‑ "Has de saber y entender que desde la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; volverá a ser edificada, con plaza y foso, pero en tiempos de angustia ... “
    A. Es muy probable que "Setenta semanas" sea un número simbólico. Significa literalmente siete unidades de siete (véase el margen de La Biblia de las Américas).
    B. Los milenarios tuercen esta profecía, diciendo que después de las 62 semanas el reloj de Dios para, que Dios invoca un "time out" (tiempo de descanso, tiempo descontado). Dicen que esto ocurrió cuando la entrada triunfal de Jesús en la ciudad de Jerusalén y que el reloj empezará otra vez cuando ocurra el supuesto “rapto" (el arrebatamiento de los santos para estar con Jesús en las nubes durante la "Gran Tribulación").
    C. Creen que la última semana será de siete años literales, pero que no siguen inmediatamente a las 62 semanas. Ya ha habido unos 1950 años de receso metidos en esta profecía para interrumpir su cumplimiento. ¡Qué maravilla! ¡Un período ya cuatro veces más largo que todo el tiempo cubierto en la profecía!
    D. En su ilustración del reloj parado, dicen que Dios marcará tiempo otra vez cuando empiece a tratar directamente con los judíos en su propia tierra (durante el milenio), pero los judíos todavía estuvieron en su propia tierra durante 40 años (hasta el año 70) ¡después de parar el reloj!
    E. Toda la teoría de los milenarios o dispensacionalistas es pura especulación sin base bíblica.
    F. Además, debe agregarse que los tales han inventado su propio sistema de interpretar la Biblia entera y por eso, pueden "ver" su doctrina en casi todo libro de la Biblia.

III. La siguiente cita es del comentario breve del hermano Robert Harkrider en su libro "A Study Workbook For Teachers And Students" sobre Daniel:
    "v. 25 ‑‑ El principio de las setenta semanas fue con el decreto hecho por Ciro de reedificar a Jerusalén (Esdras 1:1‑4; Isa. 44:26‑28; 45:13). Las sesenta y dos semanas terminaron con la venida de Cristo. Estas sesenta y nueve semanas se dividen en dos grupos (de siete semanas y de sesenta y dos semanas).
    "Se han hecho muchos intentos de acomodar fechas exactas a esta profecía. Lo más común ha sido referirse a Ezeq. 4:6 y afirmar que cada día representa un año completo de tiempo. Sin embargo, no hay nada en este contexto que sugiera tal aplicación. De hecho, si afirmamos que las sesenta y nueve semanas representan 483 años literales, tenemos un problema al tratar de determinar en qué fecha se expidió el decreto.
    "(1) El decreto de Ciro para Zorobabel se expidió en el año 539 a. de J. C., pero si éste ha de ser literalmente cumplido 490 años después, sería en el año 49 a. de J. C., y esto sucedería antes del nacimiento de Cristo como también antes de la destrucción de Jerusalén.
    "(2) El decreto de Artajerjes I para Esdras se expidió en el año 458 a. de J. C. Aunque las 69 semanas (483 años) nos traerían al año 25 o 26 d. de J. C. y esto coincidiría con el tiempo en que Cristo empezó su ministerio personal, de cualquier manera tenemos un problema con las primeras 7 semanas (49 años), lo cual haría que la restauración final de Jerusalén terminara en el año 409 a. de J. C. Pero sabemos que esto sería demasiado tarde, porque Nehemías regresó en el año 444 a. de J. C. aproximadamente, y la restauración completa fue terminada para el año 432 a. de J. C.
    "(3) El decreto de Artajerjes para Nehemías fue en el año 445 a. de J. C. Si usamos esta fecha como el comienzo de las 69 semanas nos traería al año 38 o 39 d. de J. C., que es demasiado tarde para la muerte del Mesías, y las 7 semanas nos traería al año 396 a. de J. C., lo cual también es demasiado tarde para la restauración final de Jerusalén.
    "No hay prueba satisfactoria en Dan. 9 de que semanas de años sean indicadas. Parece que no hay manera matemática de acomodar estos números a los eventos mayores de la historia sin quedar con demasiado tiempo o con tiempo insuficiente entre los eventos.
    "Podemos aprender el período de tiempo solamente por los eventos descritos. Sietes y unidades de sietes se usan a través de las escrituras para indicar plenitud, unidad o finalidad (énfasis mío, wp). La mitad de siete es un período corto e incompleto de tiempo. Si otra interpretación, diferente de ésta, se hubiera indicado, algo dentro del contexto lo habría sugerido.
    "v. 26 ‑‑ Parece apropiado considerar las setenta semanas como descriptivas de un período completo de tiempo que será culminado por un fin terminante de la economía judía (énfasis mío, wp). No hay lugar  para “La Teoría Paréntesis” ofrecida por los premilenaristas. Además, uno tiene que usar una imaginación fuerte y estar buscando una prueba oscura para usar este texto para enseñar una 'Tribulación de Siete Años' que se relaciona con un 'Rapto' y un 'Reino Milenario de Cristo', como los premilenaristas intentan hacer con este texto.
    "Durante la última semana el Cristo había de ser rechazado y crucificado. El Príncipe enviaría un pueblo para destruir la ciudad y el santuario con inundación
(compárese Isa. 8:5‑8). Tal vez esto se refiere al Romano bajo Tito como el agente de Cristo quien destruyó a Jerusalén y el templo. Esta sería la guerra de 'devastaciones' (Mat. 24:15; Luc. 21:20,22).
    "v. 27 ‑‑ El pacto se confirma con muchos (Hech. 10:34; Rom. 9:30) cuando los gentiles también son traídos a la fe. Aunque la ley llegó a su fin con la cruz (Col. 2:14‑17), hubo un período de inspiración directa de los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento durante el cual el nuevo pacto se revelaba y se confirmaba (Juan 16:13; Marcos 16:20; Heb. 2:3,4). A la mitad de la semana causan que el sacrificio y la ofrenda terminen, de lo cual se afirmó que ya no eran necesarios después de la muerte de Cristo (Heb. 9:11‑17). Sin embargo, el ofrecimiento de sacrificios de animales no cesó realmente sino hasta la destrucción del templo en el año 70 d. de J. C., en el tiempo de la abominación desoladora (Mat. 24:15; Luc. 21:20‑22). Así que las setenta semanas comienzan con la orden de reconstruir Jerusalén y terminan con la completa destrucción de Jerusalén y la confirmación del nuevo pacto".


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