Por Wayne Partain
Apoc.
20:4 habla de "tronos", "almas", "reinaron" y
"mil años" pero no dice lo que muchos sectarios enseñan: que los
judíos volverán a Palestina, que reedificarán el templo, que Cristo volverá a la
tierra, que los justos resucitarán (corporalmente), y que Cristo reinará mil
años desde Jerusalén. Una gran sima está puesta entre estas dos ideas, de
manera que los que quisieren pasar de un lado a otro no pueden. Es imposible
armonizar la teoría de un reino terrenal de mil años con este texto que no
menciona: (1) la segunda venida de Cristo, (2) la resurrección corporal de
nadie (3) la tierra (4) a nosotros.
Apoc.
20:4 da la misma promesa, el mismo consuelo, que 2:26-28 y 3:20, 21, que al
morir uno en la fe y por la fe, su muerte no es una derrota, sino una victoria,
porque sigue viviendo y reinando con Cristo.
Los
"mil años" se pueden comparar con "mil veces" (Deut. 1:11),
y "mil colinas" (Sal 50:10, Versión Moderna). Significa un periodo
largo indefinido.
Pero
los premilenaristas pueden ver en este texto cosas "maravillosas" de
un reino literal aquí en la tierra.
I. El retorno de los
judíos a Palestina.
A. El primer
paso necesario para que este supuesto reino exista es que los judíos vuelvan de
todas partes del mundo a su tierra nativa, o sea a Palestina. La teoría niega
que las promesas hechas a Abraham fueran cumplidas. Se supone que aún existe
una promesa para los judíos en cuanto a la tierra prometida a Abraham.
Pero Josué 21:43-45 dice que
"no faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la
casa de Israel; todo se cumplió".
Además
cuando fueron desterrados por causa de la idolatría, Dios devolvió al remanente
después de 70 años, conforme a la palabra de Dios (Isa. 44:28; 45:1; Jer.
29:10; Ezek. 36:8-10; 2 Crón. 36:21-23; Esdras 1:1-3, etc.).
Muchas
profecías hablan de este retorno. Hablan de la "restauración" del
pueblo después de aprender ellos que Jehová es Dios. "Y sabrán que Yo soy
Jehová" se repite 62 veces en el libro de
Ezequiel. Los judíos tuvieron que abandonar completamente su idolatría y luego
separarse de los babilonios y demás paganos.
Los
judíos no practican ahora tal idolatría, no están desterrados en la forma de
sus antepasados, y no están en la esclavitud como ellos. Lo que Dios dice a su
pueblo en Isa. 52:11 ("Salid de ahí ... salid de en medio de ella")
no se dirige a los judíos modernos. La aplicación espiritual de esto (2 Cor.
6:14-18; Apoc. 18:4, etc.) sí se aplica a los judíos y también a los gentiles
porque se enseña que el pueblo de Dios tiene que estar separado del mundo.
B. La
enseñanza de un retorno a Palestina sin la idea de una restauración espiritual
es una idea absurda. Hoy en día los que enseñan sus especulaciones respecto al
milenio hablan del retorno de los judíos solamente en sentido político como en
el establecimiento del estado de Israel en mayo de 1948. Gritaron con gozo
cuando el General Dayan tuvo tanto éxito en la guerra de seis días en junio de
1967, recobrando para Israel ciertos sitios "santos". Creen que el
día se acerca más y más; que el templo ha de ser reedificado aunque, por
supuesto, primero que todo el templo de los mahometanos tiene que tumbarse
(porque ocupa el sitio del templo original).
Pero
la Biblia nunca habla de tal cosa. Los que enseñan esta teoría pervierten las
Escrituras para afirmar tales proposiciones.
Después del retorno de los judíos de la cautividad en Babilonia por el mandato
de Ciro, no hubo otra promesa de algún retorno de otros judíos a la tierra de
Palestina, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento.
II. Mateo 24.
A.
Pero se nos dice que Cristo claramente predice los mismos elementos de esta
doctrina en este capítulo. Por ejemplo, habla del templo (ver. 15); por lo
tanto, el templo será reedificado. El ver. 16 dice que los judíos estarán en
Judea. El ver. 20 habla de día de reposo, etc.
B.
Pero no hacen caso del ver. 34 que dice, "De cierto os digo, que no pasará
esta generación hasta que todo esto acontezca".
C.
Hablan mucho de los vers. 32, 33, de las hojas de la higuera y las señales
dadas por Cristo. "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama
está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas".
Luego vuelven a las señales dadas por Jesús (de los vers. 6, 7, guerras,
pestes, hambres, terremotos, etc.) y afirman que estas cosas están sucediendo
ahora y por lo tanto el fin se acerca ("son las hojas de la
higuera"). Pero al llegar al versículo que da la clave del capítulo, el
ver. 34, no lo quieren ver. Dicen que "esta generación" se refiere a
la generación en la que vivimos y no en la de Jesús.
D.
Mat. 24:15 y Luc. 21:20 son textos sumamente claros. Cristo se refiere a la
destrucción de Jerusalén en esa generación, cosa que sucedió en el año 70 del
primer siglo.
E. Los
vers. 29, 30 confunden a algunos, pero nótese que estos eventos preceden al
ver. 34. Así pues, son palabras figurativas. Estas palabras describen la caída
de Babilonia en Isa. 13:10; 34:4. Es terminología usada para describir la
revolución política, cambio de sistemas de gobierno u otras cosas semejantes.
Es muy común tal simbolismo en lenguaje profético. Pero el hacer estas cosas
literales contradice el ver. 34.
F. El
estudiante sincero debe comenzar con Mateo 23:37 para entender el capítulo 24.
Dice 23:38 claramente, "He aquí vuestra casa os es dejada desierta".
Entonces sabiendo esto, no nos sorprende que el templo iba a destruirse (24:1,
2).
Pero
era importante que los discípulos, siendo judíos, entendieran algo del desastre
para poder huir (24:16, 17). Así pues Jesús les habla de las señales que iban a
preceder ese evento (vers. 6-15).
La
ironía del tema es esto: el capítulo que claramente pronuncia la ruina total de
los judíos es citado por los premilenaristas para hablar del glorioso retorno
de los judíos a Palestina.
III. Favorece a los
judíos.
A. La
teoría enseña que Dios hace acepción de personas, favoreciendo a los judíos;
pero Pedro dice en Hechos 10:34, 35, "En verdad comprendo que Dios no hace
acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace
justicia", y Pablo dice en Rom. 2:11 que "no hay acepción de personas
para con Dios". Dice un autor, "Hay gran diferencia entre el plan de
Dios para Israel y el para los cristianos", (Hal Lindsay, "The Late
Great Planet Earth").
B. El
problema es el mismo que confrontaron los hermanos del primer siglo, el
problema que Pablo combatió en su carta a los Gálatas. Es el problema discutido
en Hechos 15. Ciertos discípulos querían y siempre quieren confundir el
evangelio con el judaísmo. La ley de Moisés fue clavada a la cruz de Jesús
(Col. 2:14), pero algunos quieren desenclavarla y restablecerla, por lo menos
en parte. Aun hablan de la reedificación del templo en Jerusalén, ofrecer
sacrificios, celebrar las fiestas antiguas (especialmente la fiesta de los
tabernáculos, Zac. 14:16).
C. Los
que enseñan esta teoría ignoran por completo los libros de Gálatas, Hebreos y
porciones de todos los demás libros del Nuevo Testamento que enseñan claramente
que el Antiguo Pacto se terminó, dando lugar al nuevo que es para todas las
naciones, sin hacer acepción de personas.
IV. Los premilenaristas usan mal las profecías.
A.
Isa. 2:2-4 dice, "Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será
confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será
exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán
muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del
Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque
de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las
naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se
adiestrarán más para la guerra".
Como
todos sabemos, esta profecía habla del reino espiritual de Cristo. Isaías se
llama el evangelista del Antiguo Testamento porque habla tanto de Cristo y su
reino de paz. Los israelitas habían de ser desterrados por su idolatría, pero
el futuro de la nación ofrecía mucha esperanza por medio del Hijo de David
("una vara del tronco de Isaí", 11:1). Nacería de una virgen (7:14);
"un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro;
y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno,
Príncipe de paz" (9:6). Iba a morir por nosotros: "Despreciado y
desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores ... Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados"
(53:3-5). Es llamado "mi siervo ... mi escogido, en quien mi alma tiene
contentamiento" (42:1; compárese Mat. 3:17; 17:5).
Este
"Siervo de Jehová", su "escogido", estableció un reino,
pero su reino no es de este mundo (Juan 18:36). "El reino de Dios no
vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el
reino de Dios está entre vosotros" (Lucas 17:20, 21).
Este
reino espiritual fue predicho por Isaías en el texto citado (2:2-4). "Lo
postrero de los tiempos", o "los últimos días", etc. se refiere
al tiempo del Mesías, al tiempo del fin, o sea la última dispensación. Los premilenaristas
hablan de otro tiempo después de este, otra época de mil años.
Pedro cita Joel 2:28-32 que habla de "los postreros días" y dice
"esto es lo dicho por el profeta" (ver. 16). Los "postreros
días" se iniciaron aquel día, el día de Pentecostés; son los días del
evangelio, la época de la iglesia de Cristo. (Véase también Hebreos 1:1, 2
"en estos postreros días", estamos viviendo en ellos ahora. No habrá
otra época después de ésta.
Isaías
habla de la "casa de Jehová" (2:2) a la cual todas las naciones
correrán. Se representa como un monte, figura empleada para hablar de reinos.
La iglesia se llama la casa de Dios (1 Tim. 3:15) y es para todas las naciones
(Mateo 28:18, 19; Mar. 16:15, 16; Libro de Hechos, comenzando con el capítulo
10).
"De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová"; esto
fue cumplido comenzando el día de Pentecostés.
"Volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará
espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra". Este
versículo enfatiza la naturaleza espiritual del reino. El reino de David
era reino literal, terrenal, con ejército que fue utilizado literalmente en
guerras. El reino del Hijo de David no es de esa clase. David era rey de reyes,
"el más excelso de los reyes de la tierra" (Sal. 89:27); dominaba a
muchas naciones, las sojuzgaba y juzgaba. Así también el Hijo de David (Efes.
4:8) pero no con armas carnales (2 Cor. 10:4,5) porque su "campaña"
es otra, Efes. 6:12. Este texto tiene su cumplimiento más precisamente en la
destrucción de la enemistad entre judíos y gentiles. "Porque él es nuestra
paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo
hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un
solo cuerpo, matando en ella las enemistades" (Efes. 2:14-16). Recordemos
que al hablar Pablo de "ambos pueblos", habla de los judíos y luego
de todas las demás "naciones". Con el evangelio Cristo está
reprendiendo "a muchos pueblos", convenciéndolos de sus pecados,
juzgándolos con su palabra, y uniéndolos (a todos los que lo aceptan) en un
solo cuerpo (la iglesia), así terminando las hostilidades entre ellos. Esta paz
se halla en la iglesia. Nunca habrá tal paz (la paz mencionada por Isaías) en
los gobiernos del mundo. Todo el texto describe "el monte de la casa de
Jehová" (el reino o iglesia de Cristo).
Pero
los que abogan por un reino literal aquí en la tierra emplean este hermoso
texto para enseñar que los judíos volverán a Jerusalén y desde allí tomarán las
posiciones más elevadas y servirán de guías religiosos. Pero hay más: dicen que
estos mismos judíos que serán los jefes e instructores en el reino milenario
llegarán a ser creyentes durante los siete años de la "Gran
Tribulación"; es decir, los horribles eventos de esta supuesta época los
asustarán en gran manera, a tal grado de que llegarán a ser creyentes y
seguidores de Cristo Jesús. Por lo tanto, digo que esta teoría rechaza por completo
al evangelio como el poder de Dios para la salvación (Rom. 1:16) y afirma que
"las malas noticias" -- no las buenas noticias -- convertirán a
los judíos. Si los judíos no pueden ser ganados por el evangelio (las buenas
nuevas) no hay esperanza para ellos. Es lo que Rom. 11:26 dice "y así,
todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador que
apartará de Jacob la impiedad; y éste será por mi parte el pacto con ellos,
cuando hubiere quitado sus pecados" (Versión Hispano- americana.
"Así", de esta manera, o sea por medio del evangelio serán salvos los
que se salvan (ahora o en el futuro). La versión revisada de Valera dice
"y luego todo Israel será salvo" pero la palabra
"luego" no está en el griego sino "así"; hay mucha
diferencia entre las dos palabras.
B.
Zacarías 8:20-23, "Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aun vendrán
pueblos, y habitantes de muchas ciudades; y vendrán los habitantes de una
ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a
Jehová de los ejércitos. Y también iré. Y vendrán muchos pueblos y fuertes
naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor
de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá
que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío,
diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con
vosotros".
Los premilenaristas
creen que este texto prueba su teoría, porque dice que todos los demás hombres
acudirán a los judíos en Palestina para implorar sus favores y para pedir su
ayuda en buscar y servir a Dios.
Los
que están resueltos a encontrar un reino material lo "hallan" en
tales textos. Pero los que están resueltos a aprender la verdad verán un
paralelismo entre este texto e Isa. 2:2-4 y otros muchos que hablan de la
salvación ofrecida por el Mesías "al judío primeramente y también al
griego" (Rom. 1:16).
Es
imposible leer el Nuevo Testamento sin ver la importancia del judío. Cristo era
judío; también los doce apóstoles, los setenta, y Pablo. La iglesia comenzó con
tres mil judíos. El apóstol Pablo, el apóstol a los gentiles, siempre llegaba
primero con los judíos si había sinagoga. Varios gentiles procuraban a los
judíos, asistían a sus sinagogas, sabiendo que Jehová, el Dios de los judíos,
es el único Dios verdadero. El centurión de Lucas 7:5 "ama a nuestra
nación, y nos edificó una sinagoga". Sin duda Cornelio asistía a una
sinagoga y así aprendió de Dios. Cuando Pablo estuvo en Tesalónica (Hech.
17:4), "algunos de ellos creyeron ... y de los griegos piadosos gran
número".
Estos
textos revelan claramente el cumplimiento de la profecía de Zacarías. Pero la
tuerce él que afirma que se refiere a un reino milenario de Cristo en que los
judíos tendrán eminencia.
C. Isaías
11:6-8, "Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se
acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño
los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el
león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del
áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la
víbora". Este es un texto predilecto de los que suelen hablar del reino
milenario de paz y tranquilidad aquí en la tierra. Creen que este texto se
cumplirá literalmente, que las fieras serán domadas, que literalmente el león
comerá paja y que los niños pueden jugar con lobos, leopardos y leones.
Al
interpretar este texto así, vuelven a negar el evangelio. Todos saben
que el evangelio nunca tendrá efecto sobre los animales. Así pues enseñan que
Dios rechazará el evangelio y lo sustituirá con otro poder que afectará aun a
los animales aquí en la tierra. Los "testigos" se refieren a esto
como "El Nuevo Mundo".
El
pensamiento clave se encuentra en el versículo que sigue: "No harán mal ni
dañarán en todo mi santo monte". Ya hemos visto en Isa. 2:2-4 que su
"santo monte" es el reino espiritual de Cristo, la "casa de
Jehová", su iglesia. El profeta sigue describiendo la naturaleza de este
glorioso reino, la iglesia del Señor Jesús. El ver. 9 sigue: "porque la
tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el
mar". ¿Este conocimiento de Jehová domará al leopardo, león y lobo? No,
pero sí cambiará al hombre, conquistando y quitando sus características de
animal. A propósito de esto, en el Nuevo Testamento los hombres son comparados
a "víboras" (Mat. 3:7); "lobos rapaces" (Mat. 7:15; Hech.
20:29); "zorra" (Luc. 13:32); tales personas iban a ser
"domadas" por el evangelio para estar en paz y armonía con Dios, y
unos con otros.
Pero
Isaías no está pensando en daños que las fieras (literales) hagan en el
"santo monte" de Dios, sino que esta clase de gente no tendrá parte
en su reino espiritual: "No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni
allí se hallará, para que caminen los redimidos" (Isa. 35:9).
El
asunto se resuelve con toda seguridad en los vers. 10-12. Otra vez el profeta
está pensando principalmente en la unificación de los gentiles con los judíos
en un cuerpo. El ver. 10 es citado por Pablo (Rom. 15:12) sobre el mismo tema.
En esto tenemos evidencia conclusiva de que esta interpretación es la correcta.
La armonía, la paz, entre las fieras y los demás animales, la falta de
"daño" aun para niños, etc. enseña que en los postreros días (el
tiempo del evangelio, el tiempo del Mesías) todos los conversos serán añadidos
a la misma iglesia. Tanto los gentiles como los judíos serán miembros del
cuerpo de Cristo (Efes. 2:14-22; Gál. 3:28).
V. Salmo 2:6-9.
Dice
este Salmo mesiánico: "Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo
monte. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya
los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de
alfarero los desmenuzarás".
Estas
palabras del salmista son en verdad las palabras de Dios y de su Cristo (su
Ungido). Dice el ver. 12, "Honrad al Hijo, para que no se enoje..."
Los
que enseñan que habrá reino milenario aquí en la tierra "un buen día"
dicen que este texto lo predice y que todavía no se cumple".
Pero
Heb. 1:5 cita el ver. 7 y lo aplica al presente reinado de Cristo (Hebreos
habla de la exaltación actual de Cristo).
El
ver. 6 dice, "he puesto mi rey sobre Sión, mi santo monte". Léase
Heb. 12:22, 23 para ver la identidad de Sión espiritual. Esta palabra
representa el gobierno divino.
El
ver. 8 habla de la herencia de las naciones que se darán al Mesías, pero los
vers. 1, 2 se citan en Hech. 4:25, 26. Es decir, Sal. 2:1, 2, 8 se refiere al
conflicto entre las naciones y Cristo y la victoria de Cristo en la presente
dispensación.
Así
también el ver. 9. Esto significa sencillamente que Cristo sujetará a los tales
a su poder y vemos muchas ilustraciones de esto en el libro de los Hechos entre
judíos y gentiles. Esta sujeción se sugiere en Sal. 2:12, "Honrad al
Hijo" (literalmente, "besad al Hijo", Versión Moderna). El beso
no es literal y la vara de hierro no es literal. Pero los que quieren aplicar
tales textos literalmente para enseñar un reino material dicen que sí se usarán
armas literales para sujetar a los enemigos de Cristo.
Cristo
está reinando ahora. El sí tiene espada, Apoc. 1:16; 2:12; 19:15, 16. Pero esta
espada es su poderosa palabra, Heb. 4:12; Efes. 5:17.
Aun
los cristianos tomamos parte en este reinado, Apoc. 2:26, 27. "Al que
venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las
naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de
alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre". Los premilenaristas
tienen un gran problema aquí; dicen que estaremos en completa paz y
tranquilidad durante el reino milenario ("el nuevo mundo") pero este
texto dice la misma cosa que Apoc. 20:4; ¡es el mismo "reino"! Es
reino espiritual. Los santos participamos en el reinado de Jesús ahora y aun
después de morir seguimos tomando parte en él. "Al que venciere, le daré
que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con
mi Padre en su trono" (Apoc. 3:21). Es el triunfo y la exaltación del
cristiano aun en la muerte.
Es
importante recordar el poder de la palabra. La palabra de Dios sí tiene poder
para sujetar, dominar, y gobernar. "¿No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?" (Jer. 23:29). Es
penetrante (Heb. 4:12). Pero el Señor no usa una espada literal, y no la usará
en el futuro.
VI. Salmo 110.
Pedro
cita este Salmo en Hech. 2:34, 35, "Dijo el Señor a mi Señor, Siéntate a
mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies". Luego
concluye, "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este
Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo".
Así
Pedro cita este texto y lo aplica a un reinado futuro. También se cita en Heb.
1:13 en la misma forma.
Con
este texto Cristo calló a los fariseos. Ellos no podían imaginar al Cristo
sentado sobre el trono de David en el cielo, y por lo tanto no podían entender
por qué David llamó a su "Hijo" Señor. "Pues si David le llama
Señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra" (Mateo
22:41-46). Los fariseos (como los premilenaristas) buscaban un reino literal.
Sabían que el Cristo sería el "hijo de David". "¿Pues cómo David
en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a
mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si
David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?" Esta es una buena pregunta
también para los premilenaristas. No la pueden contestar. El "hijo"
de David no está sentado sobre un trono en Jerusalén, sino que está
sentado a la diestra de Dios en los cielos.
VII. Amós 9:11 Y Hechos
15:16-18.
Este
texto tiene mucho que ver con este estudio. "Después de esto volveré a
reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y
lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y
todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que
hace conocer esto desde tiempos antiguos".
Jacobo
cita este texto para confirmar que ahora en el evangelio hay salvación tanto
para los gentiles como para los judíos. Según Jacobo, esta profecía fue
cumplida. El capítulo 15 de Hechos trata de la cuestión de la salvación de los
gentiles. Dice Pedro en el ver. 7, "vosotros sabéis cómo ya hace algún
tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del
evangelio y creyesen". Luego en el ver. 12 "oyeron a Bernabé y a
Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por
medio de ellos entre los gentiles". Entonces Jacobo cita la profecía de
Amós 9:11, 12. Se refiere a la iglesia o al reino de Cristo que incluiría a los
gentiles.
La
iglesia de Cristo es el reino de Cristo, el hijo de David. Cristo es la
"vara del tronco de Isaí" (padre de David). La casa o el tabernáculo
de David cayó cuando su reino literal se terminó. Esa familia dejó de ser una
familia real y regidora. En Jesús se restauró este reinado; Cristo nació un
verdadero descendiente (hijo pues) de David (véase Mat. 1). Al exaltarse al
trono Cristo, el Hijo de David, ocupó el trono de David. Y es muy importante
reconocer que este trono de David es el trono de Dios.
Dicen,
por ejemplo, 1 Reyes 2:12 y otros textos que Salomón se sentó en el trono de David.
Pero dice 1 Crón. 29:23, "Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová
en lugar de David su padre". Los milenarios hacen gran esfuerzo
por distinguir entre el trono de David y el trono de Dios, pero no hay tal
distinción. Si Cristo está sentado sobre su propio trono o sobre el
trono de Dios, entonces El está sentado sobre el trono de David.
Si
esta profecía no fue cumplida en el establecimiento de la iglesia (el reino
espiritual de Cristo), entonces nosotros los gentiles todavía no
tenemos salvación.
Jacobo
no está profetizando. No está hablando del futuro. El está citando
una profecía del Antiguo Testamento y explicando que ya quedó cumplida en la
presente dispensación (del evangelio que abarca tanto a los gentiles como a los
judíos).
Eso
fue precisamente la discusión de Hechos 15.
VIII. Naturaleza
espiritual del reino de Cristo.
A.
Lucas 17:20, 21, "Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el
reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios
está entre vosotros".
Este
texto enseña que el reino de Cristo no se establecería como los reinos de los
hombres, con toda la publicidad, propaganda, celebración, y demostración que
los atienden. Al contrario, es reino espiritual y no carnal.
Los
miembros de la iglesia necesitan meditar más sobre este pensamiento. Es urgente
que Cristo reine en nuestros corazones, que su palabra habite en abundancia en
nosotros. Es posible ser muy superficiales en nuestro servicio y adoración a
Dios en lugar de obedecerlo de corazón.
Heb.
8:10 dice, "Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos,
y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a
mí por pueblo". Si las leyes de Cristo el Rey no están escritas en
nuestros corazones, entonces El no es nuestro rey.
Juan
4:14, "mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para
vida eterna".
B.
Juan 18:36, "Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino
fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a
los judíos; pero mi reino no es de aquí". Pilato creía en la inocencia de
Jesús pero los judíos siguieron con sus denuncias. Jesús borra toda duda con
estas palabras sencillas que para siempre destruyen el concepto de un gobierno
civil o reino literal.
Pero
los que predican el reino milenario -- terrenal, literal -- no creen en estas
palabras. Ellos creen que saben mejor que Cristo cuál es la verdadera
naturaleza del reino.
IX. El reino establecido
el día de Pentecostés.
El
reino anunciado. "En aquellos días vino Juan el Bautista
predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado" (Mateo 3:1, 2). Cristo dijo a sus discípulos,
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino ..." (Mateo 6:9, 10).
"También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están
aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido
con poder", Mar. 9:1).
El
ladrón en la cruz dijo a Jesús. "Acuérdate de mí cuando vengas en tu
reino" (Luc. 23:42). Y en el mismo capítulo, ver. 51, "Este (José de
Arimatea) que también esperaba el reino de Dios ..."
Estos
textos dicen claramente que el reino todavía no se estableció pero que se
acercaba.
Luc.
24:49, Cristo dice "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre
vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis
investidos de poder desde lo alto".
Mar.
9:1 dice que el reino vendría con poder durante la vida de algunos que
escuchaban a Jesús. Entonces, después de su resurrección y poco antes de
ascender, dice Jesús a sus apóstoles (Luc. 24:49), que ellos deberían quedarse
en Jerusalén hasta ser investidos de poder. Entonces el reino y
el poder llegarían al mismo tiempo, y el poder es el Espíritu
Santo. Ahora léase Hech. 2:1-4. Los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo
y comenzaron a predicar. Desde ese día se podía hablar del reino de Cristo como
establecido y no como cosa prometido.
En
textos subsecuentes, cuando se menciona el reino, es cosa que existe (Col.
1:13; Heb. 12:28).
X. "Los santos
arrebatados en las nubes durante la supuesta gran tribulación".
A. Los
milenarios dicen que habrá siete años de tribulación -- "La Gran
Tribulación" -- inmediatamente antes del establecimiento del reino de mil
años en Jerusalén.
Pero
nos aseguran que durante estos siete años los santos no sufrirán ningún daño
porque ni estarán sobre la tierra. Según la teoría, todos los santos vivos
serán arrebatados secretamente por Cristo y los tendrá consigo en las
nubes durante estos siete años. Los familiares y amigos -- empleadores y
empleados, vecinos y todos los conocidos -- les extrañarán pero no sabrán qué
les haya pasado. Nada más saben que desaparecieron secreta y silenciosamente.
Quizás en la madrugada el marido incrédulo amanezca buscando a su esposa
(creyente) y no la halla. No está en la casa y nadie la ha visto. Fue
arrebatada, ahora está con Cristo para no sufrir nada de la "Gran
Tribulación".
Esta
teoría fantástica y falsa no se enseña en la Biblia. En 1 Tes. 4:13-18 Pablo
habla de la venida del Señor y habla del arrebatamiento, pero no dice nada de
siete años, y no dice nada de "La Gran Tribulación". Enseña, al igual
que toda la Biblia, que al venir Jesús la segunda vez será el fin del mundo.
Cuando
Cristo venga (1) habrá resurrección general, de buenos y malos, Juan 5:28, 29);
(2) "los que hayamos quedado, seremos arrebatados", para estar con
"ellos", los resucitados, en las nubes, "y así estaremos siempre
con el Señor", siempre, no por siete años; (3) Cristo
entregará el reino al Padre (1 Cor. 15:24-28 dice claramente, "Luego el
fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre" y Pablo dice esto en medio
de su enseñanza sobre la "venida" de Cristo (el ver. anterior) y la
resurrección; (4) la tierra será quemada (2 Ped. 3:10) (5) y todos seremos
juzgados (Mateo 25:31-46, "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria
...").
La
doctrina del arrebatamiento en conexión con una "Gran Tribulación",
es decir, una de siete años, etc. es completamente falsa.
B.
Según esta doctrina, el libro de Apocalipsis desde el capítulo 6 hasta el 19
(inclusive) se dedica a la explicación de la supuesta "Gran
Tribulación"; es decir, la mayor parte del libro de Apocalipsis tiene que
ver con una época de siete años. Esto también refleja el
extremismo de los proponentes de este dogma.
C.
Como ya explicamos, citan Mateo 24 como explicación de esta misma tribulación a
pesar de la clara explicación dada por Cristo de las predicciones hechas por
El.
XI. Consecuencias de esta
teoría (falsa doctrina).
--
Cristo es deshonrado en muchas formas:
1. No
tiene toda potestad ahora como El dice en Mat. 28:18, y la Gran Comisión se
invalida.
2.
Cristo no está reinando ahora como la Biblia enseña. Dicen los
milenarios que Cristo "tiene" toda potestad ¡pero no la usa! ¿Ha oído
usted de algún "rey" que tenga potestad que no la usa? Cuando Cristo dijo que
tenía toda potestad, inmediatamente la usó al comisionar a los apóstoles.
3. La
teoría enseña que Cristo está en los cielos ahora pero que volverá a la tierra.
Según esto Cristo será reducido o bajado de su exaltación. Ahora mismo Cristo
está exaltado al extremo (Ef. 1:19-23; 1 Ped. 3:22; Heb. 1, etc.). Aun los
ángeles están sujetos a El. El es superior a todas las potestades de cualquier
región. Cuando Dios "le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre", decretó que toda rodilla se doble y que toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre
(Fil. 2:9-11) y esto se refiere a la resurrección y ascensión de Jesús. Pero
los milenarios enseñan que Cristoserá bajado otra vez a la tierra,
a un trono literal en Jerusalén como el de David. Cristo murió por nosotros;
¿qué ha hecho para merecer tal humillación?
4.
Niega que Cristo cumplió sus promesas, tales como Mar. 9:1, etc.
5.
Representa la primera venida de Cristo como una completa derrota. (Dice que
Cristo vino para establecer su reino pero que los judíos derrotaron sus
planes.)
6. El
sacerdocio de Cristo se niega. Si El no es Rey ahora, tampoco es Sumo
Sacerdote. Zac. 6:13, "se sentará y reinará sobre su trono, siendo
Sacerdote sobre su trono" (esta es la traducción de la Versión Moderna y
es la correcta).
7.
Otras consecuencias de esta doctrina falsa:
--
Esta teoría representa a Dios como caprichoso, haciendo acepción de personas
(favoreciendo a los judíos).
--
Confunde al judaísmo con la religión de Cristo.
-- No
acepta que estamos viviendo en "los últimos días" como se afirma en
muchos textos (Heb. 1:1, 2; Hech. 2:16, 17).
--
Niega a la iglesia. Según la teoría, la iglesia fue establecida no como el plan
eterno de Dios como dice Pablo en Efesios 3:10, 11 sino como cosa incidental o
accidental. Dicen que Cristo pensó establecer su reino pero que este plan fue
estorbado y evitado por los judíos, y que la iglesia fue establecida como una
cosa provisional.
--
Niega el poder de Dios. Aunque Dios sabía de antemano la conspiración de los
judíos contra Cristo, no los estorbó aunque el plan diabólico de ellos evitaría
(según los premilenaristas) el establecimiento del reino.
-- Los
apóstoles se representan como falsos intérpretes de las profecías del Antiguo
Testamento, porque afirman que durante la tribulación muchos incrédulos
(mayormente judíos) serán convertidos no por el evangelio sino por lo terrible
de la gran tribulación. La gente que rechaza el evangelio tendrá segunda
oportunidad, cosa negada rotundamente en Heb. 9:27.
-- No
acepta que estamos viviendo en "los últimos días" como se afirma en
muchos textos (Heb. 1:1, 2; Hech. 2:16, 17).
--
Niega la promesa de una resurrección universal y habla de dos resurrecciones,
separadas por un período de mil años.
-- Los
justos serán arrebatados para estar con Cristo en las nubes y luego después de
siete años serán bajados otra vez a la tierra para quedar aquí
mil años. (Según la teoría, tanto los santos como Jesús serán humillados.)
¡He
aquí las consecuencias amargas de esta falsa enseñanza! Acomodan a su teoría
cualquier texto o aun libro bíblico que puedan torcer para darle un poco de
apoyo.
Demuestran lo falso de ella estas consecuencias como el árbol es conocido por
su fruto.
¡Gracias a Dios que Nuestro Señor Jesucristo es Rey de reyes ahora!
que El está sentado a la diestra de Dios, sobre el trono de David, y que El
reinará hasta el fin -- hasta sujetar a todos sus enemigos, el último siendo la
muerte misma.