Planes para el futuro



Por Josué I. Hernández
 
 
José pensaba detenidamente y quiso abandonar a María (Mat. 1:19,20); no obstante, él fue humilde para corregir el rumbo al saber que se equivocaba (Mat. 1:20-24; Prov. 3:5,6). 

Algunos dedican poco tiempo y energías a pensar y planificar para el futuro, viven improvisando, actuando espontáneamente. ¿Por qué planificar si a Dios pertenecen “el reino, y el poder, y la gloria” (Mat. 6:13)? ¿Por que planificar si Cristo dijo “todas estas cosas os serán añadidas... no os afanéis por el día de mañana” (Mat. 6:33-34)? 
 
Sobrios
 
Jesucristo enseñó la importancia de sentarse y sacar cuentas (Luc. 14:28,31). Es más, todo lo que Cristo hizo estaba planificado (cf. Ef. 3:11; Heb. 10:7). Dios no improvisa. Él es Dios de propósito (cf. Jn. 5:17; 8:28; Rom. 1:2).
 
En el Sermón del Monte los discípulos son exhortados a planificar y perseverar (cf. Mat. 7:24-27) dependiendo del Padre celestial (cf. Mat. 6:8,32; 7:11). No es extraño, por lo tanto, que mientras ellos piden por 
el pan nuestro de cada día, trabajen por conseguirlo (cf. Mat. 6:11; Ef. 4:28; 1 Tes. 4:11).
 
En fin, los cristianos deben estar atentos a las oportunidades (ej. Gen. 22:13; Hech. 8:36; Ef. 5:16), y atentos al peligro (ej. Prov. 27:12; Hech. 20:9; 27:10), pensando en las consecuencias (cf. Gal. 6:7), y procurando agradar a Dios (cf. 2 Cor. 5:9). 

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Ped. 5:8).  
 
Sumisos
 
Al tiempo que planificamos, debemos permitir que el Señor enderece nuestros pasos (Sal. 17:5). Por lo tanto, los planes que hacemos deben fundamentarse sobre la voluntad de Dios (cf. Mat. 6:10; 1 Jn. 5:14; Prov. 16:1,3,9; 21:31; Sal. 37:5; 127:1). Debemos estar listos para corregir el rumbo las veces que sea necesario. 
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios (1 Ped. 5:6).  
 
Mientras planificamos, y luego, cuando nos esforzamos por la materialización de nuestros proyectos, debemos mantener el enfoque: “persevera en el temor de Jehová todo el tiempo” (Prov. 23:17), “porque la apariencia de este mundo se pasa” (1 Cor. 7:31) “pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Jn. 2:17).
 
Confiados
 
Son demasiadas las cosas inciertas e inseguras (Prov. 27:1; cf. Sant.  4:13-16), y nuestra capacidad de planificación es limitada. Sin embargo, siempre podemos afirmarnos de la fidelidad de Dios (1 Tes. 5:24; 2 Tes. 3:3; 2 Tim. 1:12) entre tanto nos esforzamos conforme a nuestras capacidades y oportunidades (Mat. 25:15; Mar. 12:30).