Por Josué I. Hernández
Son varios los
escépticos que han etiquetado a los primeros once capítulos del Génesis como
míticos, poéticos o alegóricos. Luego, estos mismos incrédulos afirman algún
tipo de evolución orgánica o cósmica procurando armonizar la Biblia con ella.
Hasta hermanos en Cristo han cometido éste pecado causando división en la
hermandad.
“Estos dicen que rechazan la evolución y que
tampoco son evolucionistas teístas (los que tratan de armonizar la creación con
la evolución), pero aunque renuncian a la evolución orgánica (evolución de la
creación animada), sí aceptan la evolución de la creación inanimada (el
universo, la tierra). Es muy importante observar y recordar este punto, porque
a pesar de lo que profesen éstos, en realidad son evolucionistas teístas, pues
quieren armonizar la Biblia con los conceptos de evolución” (Wayne Partain,
Los días de la creación, Génesis 1).
El lector
honesto y prudente será completamente incapaz de detectar diferencias de estilo
o sintaxis entre Génesis 1-11 y Génesis 12-50. Y es que no hay diferencia
notable entre el tipo de literatura o estilo de escritura entre estas dos
secciones del libro. La misma clase de narrativa es encontrada tanto en Génesis
1-11 como en Génesis 12-50. El estilo de Génesis 1-11 es estrictamente
histórico, y no revela vestigio alguno de descripción mítica, alegórica o
figurativa; esto es evidente para todo corazón honesto que lea con atención.
Pero, el incrédulo (ateo o evolucionista teísta) no es honesto con la
evidencia, él pregunta “¿Quién fue la esposa de Caín?”, pero no quiere conocer
la verdad del asunto, él se contenta sólo con sembrar la duda. Lamentablemente
para el escéptico, la verdad siempre queda oculta de quien no la ama (Cf. Mat.
23:37; Jn. 3:19-21; 5:39-40; 7:17).
La falacia del escéptico
Hay varias
falacias e inconsistencias en los argumentos de los escépticos. Irónicamente,
los escépticos a menudo se enorgullecen de su elevación de la razón sobre la
fe. Sin embargo sus métodos y argumentos no son razonables. Los que rechazan la
Biblia están mal preparados para hacer argumentos bien razonados de ella,
porque admiten que no creen sus pretensiones de ser la verdad. Con semejante
prejuicio, los tales tuercen las Escrituras cuando las citan y aplican.
Comúnmente, el
escéptico cita un pasaje bíblico como real y verídico, luego coloca el mismo
pasaje en contra de la Biblia. Esto es deshonestidad. Si creemos que Caín
conoció a su mujer y tuvo hijos de ella, tal cual como es registrado por Moisés
(Gen. 4:16-17), también debemos considerar toda la evidencia bíblica al
respecto, sin utilizar la Biblia contra sí misma.
El Génesis como base doctrinal
La narración
del Génesis debe ser aceptada como literal e histórica porque el Señor
Jesucristo y los escritores inspirados del Nuevo Testamento no solamente se
refirieron a menudo al relato, sino que además hicieron argumentos doctrinales
que dependen en la validez histórica del registro del Génesis.
Todo escritor
del Nuevo Testamento hizo alusión al, o citó del, libro de Génesis. De hecho,
todos los libros del Nuevo Testamento, excepto Filemón, 2 Juan, y 3 Juan
contienen alusiones al Génesis. De los 50 capítulos del Génesis, solamente 7
capítulos (20, 24, 34, 36, 40, 43, 44) no son aludidos o citados en el Nuevo
Testamento. A su vez, cada uno de los once primeros capítulos del Génesis es
aludido o citado; ninguno es omitido. Hay 200 referencias al Génesis usadas por
los escritores del Nuevo Testamento, de los cuales más de la mitad son de los
primeros once capítulos. Sesenta y tres de esas referencias son de los tres
primeros capítulos de Génesis, mientras que catorce son de la historia del
Diluvio (6-8), y cincuenta y ocho están relacionados a Abraham.
Caín "conoció" a su mujer
“Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al
oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a
Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su
hijo, Enoc” (Gen. 4:16-17)
La Biblia no
dice específicamente quién fue la esposa de Caín ¡pero sí lo implica! Y por
inferencia necesaria sabemos, sin temor a equivocarnos, que la esposa de Caín
fue una pariente cercana de él. La Escritura no dice la edad que tenía Caín, el
primogénito de Adán y Eva (Gen. 4:1), cuando éste mató a Abel su hermano (Gen.
4:8). Pero, la Escritura sí implica que los dos eran ya maduros cuando el
trágico acontecimiento sucedió. Los dos hermanos, Caín y Abel, ya eran
moralmente responsables cuando presentaron su ofrenda (Gen. 4:3-5), hombres
suficientemente obligados y capaces de trabajar en las labores del campo (Gen.
4:2). Sabemos que Adán y Eva tuvieron muchos más hijos aparte de Caín y Abel.
En el momento en que Abel fue asesinado, la Biblia implica que Adán y Eva
tenían gran descendencia (cf. Gen. 5:4), como enseguida veremos.
Caín el asesino, un hombre ya casado
Nada, en el
texto bíblico, impide deducir que cuando Caín asesinó a Abel, ellos eran
hombres ya casados. El que ellos fuesen padres de familia sería lo más natural.
El mandamiento de Dios era claro para Adán y su descendencia: “Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gen. 1:28).
El matrimonio ya había sido instituido (Gen. 2:23-25), era algo honroso entrar
en él (Heb. 13:4).
El Génesis no
dice que Caín buscó una esposa y luego tuvo hijos con ella, quien afirma esto
no trata a la Biblia con respeto. La Biblia dice claramente: “Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió
y dio a luz a Enoc” (Gen. 4:17). ¡La referida esposa, ya era mujer de Caín
cuando éste la conoció! Recuérdese que el verbo “conocer” es un eufemismo usado
para indicar la intimidad sexual (cf. Gen. 4:1,25).
Caín no estaba
solo en su destierro cuando él salió de delante de Jehová, y habitó en tierra
de Nod, al oriente de Edén (Gen. 4:16). Una persona, por lo menos, fue su socio
en medio de su exilio y pronto tuvo un hijo con él (Gen. 4:17). Caín se mostró
ansioso y con gran temor por su propia vida luego de asesinar a Abel (Gen.
4:14), lo cual indica que habían muchos otros parientes de él, y por qué no
decirlo, aún nietos o bisnietos de Adán y Eva, lo cual explicaría la razón del
gran temor de Caín por su vida: “…y
sucederá que cualquiera que me hallare, me matará” (Gen. 4:14). El terror
de Caín sugiere la presencia de varios hermanos, primos, sobrinos, hijos y
nietos, quienes habitaban la tierra. Semejante miedo, también explica el que
Caín edificara una ciudad para morar seguro en ella (Gen. 4:17). ¿Construyó
Caín aquella “ciudad” solo? ¿Acaso no implica aquí la Escritura que otros
siguieron el camino de Caín como luego lo vemos en la historia antediluviana
(Gen. 4:17-26; 6:1)?
Set no fue el tercer hijo de Adán y Eva
Moisés, por el
Espíritu, escribió: “Y conoció de nuevo
Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios
(dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”
(Gen. 4:25). Pero, ¿cuándo sucedió esto? ¡La misma Escritura nos lo indica!
Sabemos que Adán vivió un total de “novecientos
treinta años; y murió” (Gen. 5:5) y considerando que luego de engendrar a
Set vivió otros ochocientos años (Gen. 5:4), entonces a los ciento treinta años
de Adán nació Set quien sustituyó a Abel (Gen. 4:25). No podemos concluir que
antes del nacimiento de Set, en ciento treinta años de vida matrimonial, Adán y
Eva desobedecieron el mandamiento de multiplicarse sobre la tierra (Gen. 1:28;
3:20). ¡La Biblia implica todo lo contrario!
Génesis 4:25
no dice que “Set fue el tercer hijo de Adán y Eva”, la Biblia dice Set fue el
hijo que sustituyó a Abel, y esto por razones bien particulares del lugar y
función de Abel quien fue sustituido por uno que prosiguió su buen camino (Gen.
4:26). Set fue distinto a los de su generación, espiritualmente hablando, él
fue engendrado a la imagen y semejanza de su padre Adán (Gen. 5:3) a la vez que
sustituyó a “Abel el justo” (Mat. 23:35; cf. Heb. 11:4).
La fecundidad
y longevidad era algo común en este período antediluviano, cuando la facultad
de procreación no se veía disminuida con el aumento de edad. Recordemos, por
ejemplo, que Noé engendró a Sem, Cam y Jafet, a los quinientos años de edad
(Gen. 5:32). “Si aceptamos la afirmación
bíblica de que los hombres vivían cientos de años y continuaban engendrando
hijos e hijas hasta casi el final de sus vidas, y aceptamos promedios de
matrimonio y nacimiento muy conservadores en relación a los actuales, pueden
calcularse fácilmente en veinte millones los habitantes de la tierra a la
muerte de Adán” (Henry M. Morris, La Biblia y la Ciencia Moderna).
Conclusión
La esposa de
Caín (Gen. 4:17), con toda seguridad, fue una hija o nieta de Adán y Eva.
Debido a que Adán y Eva fueron los únicos seres humanos creados milagrosamente
(Mar. 10:6), sus hijos no habrían tenido otra opción que casarse entre
parientes para continuar su descendencia (Gen. 1:28; 6:1). El inspirado apóstol
Pablo confirma esta inferencia necesaria, él dijo que Dios “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten
sobre toda la faz de la tierra” (Hech. 17:26).
Dios no
prohibió el matrimonio entre parientes cercanos sino muchísimo más tarde,
cuando hubo suficiente gente, y el matrimonio entre parientes ya no era
necesario (Lev. 18:6-18).
En el
principio, desde que Dios comenzó milagrosamente la existencia del hombre con
Adán y Eva, la segunda generación no tendría otra elección, sino casarse entre
sí.