Por Josué Hernández
Al escribir este artículo, vienen a mi
mente varias creencias que se mantienen como doctrina bíblica sobre la llamada
“Navidad”. Hay mucho material escrito por hermanos y sectarios que se basa en
el origen de este festejo popular sin mirar consecuentemente todos los hechos
del caso y la evidencia bíblica al respecto.
"Recibid al débil en la fe, pero
no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo;
otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come,
y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido" (Rom. 14:1,2).
Quiero señalar primero, la necesidad
irrenunciable de mantener una actitud conservadora de la doctrina de Cristo, ya
que en asuntos morales y doctrinales no hay libertad para creer y practicar lo
que a cada cual bien le pareciere (Gal. 1:8,9: 2:11,12). Esta es la razón por
la cual la “unidad en la diversidad” es una práctica tan nociva.
La “unidad en la diversidad”
(ecumenismo) produce la paz del cementerio, pero no la unidad del Espíritu en
el vínculo de la paz (Ef. 4:3). La unidad por la cual Cristo oró en el huerto
de Getsemaní, está basada en su palabra revelada (Jn. 17:6,23).
Es muy importante decir además, que
Romanos 14 no se aplica a las controversias acontecidas por la comunión con el
error o la predicación de falsas doctrinas y practicas inmorales.
A pesar de lo anterior, es muy evidente
que varios llamados “conservadores” practican el ecumenismo al tolerar lo que
Dios no tolera y que parecieran aplicar Romanos 14 con su conducta y práctica,
aunque no lo digan abiertamente.
El mandato de Pablo a Timoteo, sobre
retener el patrón de las palabras que había oído de él (2 Tim. 1:13) y el
recordatorio a los corintios respecto a la doctrina que Pablo predicaba en todas
partes y en todas las iglesias (1 Cor. 4:17) son elocuente testimonio de la
importancia de predicar, creer y practicar solamente la doctrina de Cristo
(Filipenses 4:9).
No está de más recordar lo que dijo el
apóstol Juan en su segunda epístola, advirtiendo sobre la comunión con el error
y las consecuencias que esto implica (2 Juan 9,11). Pero, en cuanto a las
muchas opiniones sobre las costumbres culturales e inocentes de la época de
diciembre, podemos hacer una adecuada y consistente aplicación de Romanos 14.
Nótese que nos referimos a las costumbres inocentes, es decir, las costumbres
que no implican una observación religiosa de la llamada “Navidad” ni la
práctica de inmoralidades.
Romanos 14 se aplica a las cuestiones
de opinión, amorales e indiferentes en sí mismas, pero que a la vez generan
división a menos que el pueblo de Dios deje de menospreciarse y condenarse por
asuntos sobre los cuales no hay ley de Dios definida, ya que son asuntos
amorales.
Romanos 14 fue escrito en un contexto
de tensión entre judíos y gentiles. Se presentaron asuntos bien definidos que
ocasionaban roces, críticas y juicio de condenación. Y es muy significativo
notar, que estas cuestiones no eran problemas considerados “inocentes” por los
que condenaban a sus hermanos en Cristo, ellos los veían como asuntos graves
que merecían la más tajante desaprobación. Estos hermanos pensaban que obraban
legítimamente al condenar a los que no eran de su opinión en cuanto a las
comidas y días de fiesta relacionados con su pensar judío (Rom. 14:1-6,10).
Las situaciones que generaban estos
problemas, eran a la vez, cuestiones que ocasionaban el menosprecio de quienes
no mantenían ésa sensibilidad escrupulosa de los hermanos judíos (Rom.
14:3,10); para ellos, la evidencia parecía bien fundamentada y consistente.
Estos hermanos creían que determinadas costumbres, asociadas a ciertos días y
fiestas, a la luz de la libertad en Cristo, eran cuestiones amorales, que se
podían o no observar y sin pecar contra Dios.
El apóstol Pablo, no discutió
precisamente quien estaba o no en lo correcto, sino que en Romanos 14, presentó
la doctrina de Cristo como la solución al conflicto, para que ambos grupos de
hermanos en pugna miraran más allá de sus opiniones y derechos, concentrándose
en sus deberes delante del Señor a quien daremos cuenta (Rom. 14:10,12).
¿ES PECADO ADORNAR UN PINO EN
DICIEMBRE?
Seguramente algunos dirán que sí, a
pesar de que algunos hermanos adornan un pino sin un fin religioso sino
solamente como una costumbre secular sin motivación pagana, ni mucho menos
esotérica.
Para estos hermanos escrupulosos el
pino es algo “inmundo” en sí mismo (Rom. 14:14) aunque en realidad en una
cuestión amoral, que cuesta cierto dinero y tiempo arreglar.
UNA COMPARACIÓN INCONSISTENTE
No negamos que el pino de la llamada
“Navidad” tenga origen en el paganismo. Lo que sí negamos es que el uso actual
de este adorno tradicional, tenga conexión espiritual con alguna costumbre
esotérica o pagana de antaño.
La comparación inconsistente de algunos
hermanos, es la relación que hacen entre el pino navideño y el paganismo. Tal
relación original no existe, sino en la mente de aquel que lo cree así (Rom.
14:14), pues alguien puede adornar un pino sin ser católico y sin creer en “San
Nicolás”.
La mayoría de la población no celebra
la “Navidad” (aquí en Chile), sino que adorna un pino y compra regalos para los
suyos sin conectar su costumbre con la tradición religiosa originada siglos
atrás, muchos ni creen en la existencia de Jesús.
Las grandes tiendas comerciales saben
de que la mayoría de las personas, tiene más dinero en los bolsillos y se
aprovechan de esto para engatusar los corazones materialistas con la excusa de
la llamada “Navidad”, pero sin que les importe lo religioso que originalmente
era esta festividad.
¿OBSERVACIÓN RELIGIOSA DE LA NAVIDAD?
Algunos hermanos “secretamente” regalan
obsequios a sus familiares y amigos, a pesar de no celebrar la llamada
“Navidad”, todo con la intención de no generar la desaprobación que impera en
los corazones de algunos predicadores escrupulosos que han impuesto su opinión
por años.
Es común en algunos el preparar
sermones, artículos y estudios para etiquetar como “paganos” a sus hermanos en
Cristo, prohibiendo como ley lo que según su opinión es paganismo católico.
Recuerdo el caso de una hermana, que
comenzando diciembre iniciaba la campaña “anti pino de Navidad” enojándose
grandemente contra sus hermanos en Cristo que aun cuando no celebraban la
Navidad, ni les importaba mayormente el tema, sólo querían que ella desistiera
de su juicio severamente condenador (Rom. 14:3-10) y no causara divisiones por
su conducta pecaminosa (1 Tim. 2:11,12). Esta hermana sufría mucho por sus
escrúpulos, y en la fecha de la “Navidad” se encerraba en su casa para no tener
contacto con la sociedad. Creo que este es el caso más extremo que he conocido
respecto a la desaprobación del pino navideño y las costumbres seculares
ocurridas en diciembre.
EL USO DE LOS PROPIOS RECURSOS
Es común en diciembre, en la sociedad
latina, que las empresas premian el esfuerzo de los trabajadores, los
comerciantes venden más de sus mercancías y la población general tiene más
dinero en los bolsillos. Lo anterior genera un clima propicio para regalar a
los seres queridos, según la propia fuerza y capacidad monetaria, lo cual no es
pecado si no se cae en el consumismo y el endeudamiento materialista con las
populares tarjetas de crédito.
Es interesante notar que muchas
personas con las cuales nos topamos al cruzar la calle, ni siquiera manejan el
significado que originalmente tuvieron los adornos llamados “navideños” y que a
la vez celebran esta festividad nacional secular sin importarles mayormente
alguna observancia religiosa asociada.
Este autor, jamás acusaría a sus
hermanos en Cristo de PAGANOS porque adornan un pino o porque entregan o
reciben algún regalo en diciembre. Ya que los casos que conozco, se remiten a
participar en una costumbre amoral sin alguna intención esotérica o pagana
(Rom. 14:5,6). A la vez, este autor, ha renunciado a su libertad respecto a
cuestiones indiferentes en sí, que causan molestias y discusiones innecesarias,
aún cuando Cristo no lo condena (1 Cor. 10:33) para no causar que algún hermano
tropiece en su caminar y se pierda (Rom. 14:15).
Es común al hombre sin Dios, el vivir
la vida para satisfacer su propio egoísmo carnal, por lo tanto, todo recurso
que obtenga en diciembre lo ocupará para pecar (Gal. 5:19,24), satisfaciendo
los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1
Jn. 2:15,17). Lo mismo que hace en diciembre, el mundano lo practica en la
fecha de su cumpleaños o en la celebración de la independencia.
LO QUE HAGA EL MUNDANO, NO CONTAMINA
DETERMINADA FECHA DEL AÑO
Hay cristianos débiles en sus
convicciones a quienes debemos recibir con corazón abierto: Rom. 14:1,2. No
debe existir menosprecio ni condenación entre hermanos por opiniones: Rom.
14:3-4.
Debemos admitir que hay opiniones
diferentes: Rom. 14:5-6, y ya que todos vivimos para Cristo, las opiniones
serán reguladas no por el egoísmo de algún caprichoso, sino por la voluntad del
Señor: Rom. 14:7,9.
Miremos el futuro, el juicio final
limita nuestra reacción hacia las opiniones distintas: Rom. 14:10,12. Hagámonos
la meta de evitar los tropiezos con nuestras opiniones: Rom. 14:13, recordando
que en cuanto a “comidas” y “días festivos” nada es inmundo en sí: Rom. 14:14 y
que debemos vivir en amor (buena voluntad activa): Rom. 14:15.
Recordemos que la vida cristiana no
consiste en opiniones escrupulosas y juicios condenatorios respecto a cosas
indiferentes en sí: Rom. 14:16-17 sino en agradar a Dios buscando lo que
contribuye a la paz y la mutua edificación: Rom. 14:18-19.
Tengamos cuidado de dos reacciones
extremas:
1) Destruir la obra de Dios por
opiniones (Rom. 14:20).
2) Recibirnos a pesar de la diferencia
doctrinal (2 Juan 9-11).