Por Josué I. Hernández
El apóstol Pablo dijo a los corintios “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto” (2 Cor. 4:3). La razón por la cual se pierden, se debe a que “…el que no creyere, será condenado” (Mar. 16:16), y como sabemos “…la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:17).
Nadie puede ser salvo sin la fe “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique?” (Rom. 10:14). Por lo tanto, bien podemos ver la urgencia de
predicar el evangelio.
Siempre se encontrarán personas
con hambre de oír la palabra de Cristo, y los cristianos conscientes de este
tipo de oportunidades, trabajarán con diligencia para hacer todo lo
bíblicamente posible para alcanzar a estos buenos corazones, y financiar el
esfuerzo evangelístico de los predicadores del evangelio.
Según el patrón neotestamentario
para la evangelización, las iglesias primitivas, aprobadas por Dios, apoyaron a
los predicadores del evangelio directamente sin intermediación de alguna
institución, o iglesia intermediaria (ej. 2 Cor. 11:8; Fil. 4:14-18).
A los corintios el apóstol Pablo
dijo “He despojado a otras iglesias, recibiendo salario
para serviros a vosotros” (2 Cor.
11:8). Lo mismo sucedió con los filipenses, ellos no utilizaron algún
organismo intermedio para apoyar al apóstol Pablo, ellos utilizaron solamente
al mensajero, Epafrodito (Fil. 2:25, 30), y enviaron los fondos directamente
con él a las manos de Pablo. Este es modelo del Nuevo Testamento para que
las iglesias del Señor apoyen a los predicadores del evangelio.
Ahora
bien, consideremos los principios que podemos extraer de 2 Corintios 11:8
- Pablo tuvo el apoyo de “las iglesias”. Por lo tanto, es bíblico que un predicador reciba el apoyo financiero de más de una iglesia a la vez.
- Pablo recibió salario de otras iglesias para predicar a la iglesia de Corinto. Por lo tanto, es bíblico que un predicador reciba el apoyo de una o más iglesias para que él predique a otra iglesia.
- Pablo recibió “salario” de las iglesias para predicar en otro lugar. Por lo tanto, es bíblico que una iglesia, o iglesias, paguen a un predicador “salario” para que él vaya a predicar en otro lugar.
- Pablo recibió su propio “salario”, el que individualmente requería para sostenerse en su trabajo espiritual.
El apoyo
de las iglesias siempre fue dado directamente a cada predicador
- Pablo citó el caso de Bernabé, junto su caso, como ejemplo de la recepción directa del salario de las iglesias: “¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?” (1 Cor. 9:6). Note lo siguiente: ¿Por qué citar a Bernabé como un ejemplo apropiado en su argumento, si es que Bernabé operaba bajo un patrón diferente para recibir salario de las congregaciones? El versículo 14 dice: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”. Tanto Pablo como Bernabé operaron bajo la misma regla de Dios para el apoyo monetario de parte de congregaciones de Cristo.
- Filipenses 4:15 y 2 Corintios 11:8 muestran que las iglesias apoyaron directamente a predicadores en el campo evangelístico. Ahora bien, este patrón se aplica tanto a Pablo como a Bernabé, Silas, Timoteo, Lucas, como todos los evangelistas de nuestros días.
- Pablo y Bernabé no trabajaron como un Team (Equipo) cuyo manager fuese Pablo. Ellos no trabajaron en forma conjunta (financiados como equipo), pero a la vez funcionaban de manera concurrente en la predicación de la verdad (cada uno financiado individualmente del otro).
La acción
concurrente siempre involucra a diferentes individuos dispuestos a actuar
coordinadamente para alcanzar alguna meta.
Pablo y Bernabé tenían un interés común.
Ellos no eran una corporación evangelística, no tenían una tesorería
común ni responsabilidad grupal ante alguna entidad centralizadora que los
empleaba. Sus decisiones no eran
corporativas, cada cual conservaba su propia autonomía personal para predicar
con libertad.
El
trabajo de Pablo y Bernabé fue un trabajo organizado y simultáneo. El incidente
con Juan Marcos (Hech. 15:39-40) bien demuestra la naturaleza del apoyo
financiero que recibían de sus respectivas labores. La naturaleza de su trabajo concurrente y
sostenimientos recibidos, se hace notar en que ambos tuvieron un fuerte
“desacuerdo” y se separaron el uno del otro, pero a la vez ambos fueron capaces
de continuar predicando el evangelio.
El
trabajo de ellos fue una verdadera acción concurrente, donde no existió ninguna
conexión corporativa. No hubo
centralización de poder y control. Cada uno hizo sus propias elecciones y decisiones
de forma independiente del otro.
Conclusión
Las iglesias que sostienen a predicadores
del evangelio son responsables de cómo su dinero se está utilizando. Cuando se
apoya a un maestro que no enseña la doctrina de Cristo hay complicidad con la
mala acción (cf. Rom. 16:17,18; Ef. 5:11).
Si seguimos el patrón neotestamentario,
en toda su plenitud y pureza, la autonomía del predicador será mantenida, siendo
sostenido directamente por alguna iglesia, o iglesias (2 Cor. 11:8).
Que evitemos justificar las
prácticas evangelísticas erradas sobre la base de subterfugios, como por
ejemplo, centralizando fondos de varias congregaciones para que una grande e
influyente sostenga a los predicadores por las demás.
Sigamos el patrón bíblico en
nuestra predicación, tanto en el contenido como en el método.