Por Josué I. Hernández
Jesús advirtió: “Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son
lobos rapaces” (Mat. 7:15), y a pesar de la opinión popular, Cristo
tiene razón, los falsos maestros sí existen. El apóstol Pedro dijo: “Pero
hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros…” (2 Ped. 2:1).
Son varios los errores doctrinales que han surgido
en torno al Espíritu Santo y su obra, veamos:
Error #1: El Espíritu Santo no es una persona
Este es un error que se
ha vuelto popular en varias denominaciones de corte unitario. Por
ejemplo, los falsos “testigos de Jehová” afirman que el Espíritu Santo
es la fuerza activa de Jehová la cual emana de sí mismo para llevar a cabo su
voluntad. Mary Baker Eddy, fundadora de la “Ciencia Cristiana”,
caracterizó al Espíritu Santo como una “Ciencia Divina”. Así también, Parley
Pratt, uno de los primeros líderes del Mormonismo, describió al Espíritu Santo
como una fuerza similar al magnetismo o a la electricidad, y más tarde se
refirió al Espíritu Santo como un “fluido divino” y “energía impersonal”.
Cada una de las
nociones anteriores son bastante lejanas de la realidad. El Espíritu Santo
es una Persona Divina, y esto se evidencia por los siguientes factores:
1. El Espíritu Santo actúa de manera
personal. El puede hablar (Mat. 10:20; 1 Tim. 4:1); enseñar (Jn. 14:26);
testificar (Jn. 15:26); guiar, escuchar y declarar (Jn. 16:13); enviar (Hech.
10:20); prohibir (Hech. 16:6), saber y conocer (1 Cor. 2:11); declarar su
voluntad (1 Cor. 12:11); librar (Rom. 8:2); amar (Rom. 15:30). En todos
los pasajes antes descritos, una persona (El Espíritu Santo) actúa como tal.
2. El Espíritu Santo, tal como cualquier otra
persona, puede ser contristado (Ef. 4:30); se puede mentir contra él (Hech.
5:3); se puede blasfemar contra él (Mat. 12:32); puede ser resistido (Hech.
7:50); incluso él puede afrentado (Hech. 10:29). ¿Se puede hacer cosas
semejantes contra la energía eléctrica o el magnetismo? ¿Concuerdan semejantes
acciones con algún “fluido” o “energía impersonal”? ¡Claro que no!
3. El Espíritu Santo es mencionado en contextos
en los cuales otras personas son involucradas en las acciones descritas.
Por ejemplo, hablando del Espíritu Santo, Cristo dijo “El me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Jn.
16:14). Si Cristo es una persona ¿Por qué no lo es el Espíritu Santo
también? Nótese que Cristo (una persona) habla con sus apóstoles
(personas) de otra persona (El Espíritu Santo). Lo mismo lo vemos cuando
varios hombres inspirados escribieron: “Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas
necesarias” (Hech. 15:28). El Espíritu Santo es tan personal
como el “nosotros” del mismo texto.
Error #2: El Espíritu Santo todavía hace milagros
Todo estudiante serio
de las Escrituras sabe que Dios ha empleado de milagros para llevar adelante su
plan de redención. Por medio de milagros, el universo fue creado y
ordenado (Gen. 1; Sal. 33:6-9; Heb. 11:3). Luego, cuando Dios comenzó a
revelar su voluntad, Él documentó como auténtico su mensaje con fenómenos
sobrenaturales. En fin, estas milagrosas intervenciones validaron el
mensaje revelado (Mar. 16:17-20).
Todo lo anterior, por supuesto, no prueba que Dios
exhiba de la misma manera su poder en el día de hoy. Considérese lo
siguiente:
1. En ningún lugar del mundo hay eventos
sobrenaturales que se asemejen al tipo de “señales” que fueron comunes en el
primer siglo. ¿Dónde está la persona, que careciendo de una parte visible
de su cuerpo, ésta le fue restaurada perfecta e instantáneamente (Luc.
22:51)? ¿Dónde está alguno que luego de cuatro días muerto, y ya
sepultado, ha salido de la tumba (Jn. 11:44)? ¿Quién paga los impuestos hoy en
día con el dinero extraído de la boca de un pez (Mat. 17:27)? Los
supuestos “milagros modernos” no tienen nada en común con los “milagros
bíblicos”. Es más, los supuestos milagros actuales son
un fraude. Si no ¿Dónde está aquel que puede sanar completa,
perfecta e instantáneamente a “todos” los que vengan por sanidad milagrosa
(Mat. 4:23-24; Hech. 5:16)?
2. El alegato de que el Espíritu Santo está
obrando de manera milagrosa aún hoy en día es contrario a la enseñanza bíblica
de que dichas “señales” finalizarían. Como se indicó anteriormente, y
ahora lo repetimos, los milagros tuvieron el propósito de confirmar la verdad
que se iba predicando (Mar. 16:20; Heb. 2:2-4). Cuando el proceso de
revelación concluyó, y “toda la verdad” fue dada (Jn. 16:13) entonces ya no
fueron necesarios y cesaron (1 Cor. 13:8-13). Nadie puede argumentar
consistentemente, que los milagros siguen en curso hoy en día sin también
sostener que la revelación de la verdad sigue en curso y el Nuevo Testamento es
incompleto.
3. Los medios para recibir un don sobrenatural,
como en el primer siglo, no son operativos hoy en día. En el primer
siglo, los dones sobrenaturales fueron otorgados por la imposición de las manos
de los apóstoles (Hech. 8:17, 18; 19:6; 2 Tim. 1:6). Debido a que no hay
apóstoles vivos hoy en día, la evidencia demuestra que son imposibles de
obtener.
4. El Espíritu Santo mismo afirmó claramente que
la dotación de señales milagrosas sería algo temporal. Cuando se completó
la dotación de la verdad, los milagros cumplieron su propósito y pasaron (Ef.
4:11-16; 1 Cor. 13:8-13).
Error #3: La operación directa del Espíritu Santo en la conversión
Son varias las
denominaciones que enseñan que el Espíritu Santo opera de una manera directa y
misteriosa sobre el pecador en el proceso de la conversión.
Entonces, ellos tienen en la conversión, como factor determinante, a la
operación directa del Espíritu Santo por la gracia irresistible.
Si el Espíritu Santo
opera de manera directa en el alma del pecador, aparte de la predicación
(escrita o hablada) ¿Por qué no se ha encontrado a algún cristiano solitario en
un lugar inhóspito muy lejos de la civilización? Esta circunstancia es
inexplicable a la luz de la teoría anterior.
Ciertamente es verdad que la obra del Espíritu
Santo es fundamental para la regeneración de los que están perdidos. Pero
su obra es ejercida a través de su palabra revelada (Ef. 6:17) y no aparte de
la Escritura (2 Tim. 3:16-17). Es por el Espíritu Santo que uno llega a
bautizarse para pertenecer al cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:13) y este resultado
es conseguido por la palabra del Espíritu (Ef. 5:26; 6:17).
El proceso de conversión, designado como un nuevo
nacimiento (Juan 3:3, 5), sólo es posible por la agencia del Espíritu Santo.
Pero ¿Cómo sucede esto? Leamos: “Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el
amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo
renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Ped.
1:22-23, énfasis mío, jh).
Santiago declara “El, de su voluntad, nos
hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de
sus criaturas” (Stgo. 1:18, énfasis mío, jh). Pablo afirmó: “ya
habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados
en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1
Cor. 6:11, énfasis mío, jh). Sin embargo, Pablo también dijo, y en la
misma epístola “yo os engendré por medio del evangelio” (1
Cor. 4:15, énfasis mío, jh).
Ciertamente el Espíritu Santo ejerce su influencia
para que los hombres sean salvos, pero su influencia está escrita en
el evangelio. Si otra cosa se necesita para la salvación de los hombres,
entonces el Espíritu Santo se equivocó cuando afirmó por boca
de Pablo “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al
griego” (Rom. 16:16).
Error #4: La iluminación del Espíritu Santo para comprender la Escritura
Comúnmente se
argumentan dos cosas. Que la Biblia no es suficientemente lúcida para
conducir a los hombres a la vida eterna. Y que el hombre totalmente
depravado no puede comprender la revelación de Dios.
Son varios los que
argumentan que debemos estudiar las Escrituras para entenderlas, pero que
también necesitamos la iluminación especial del Espíritu de Dios para lograr
dicho objetivo.
Si esta opinión es
correcta ¿Es el Espíritu Santo infalible en su revelación como también lo es en
su iluminación del texto mismo? Si la respuesta es sí, entonces todos los
iluminados deben manifestar una exégesis perfectamente impecable de la Biblia y
deben estar totalmente unidos en su comprensión y práctica de la
Escritura. Pero tal cosa no es así. Numerosos estudiosos de la
Biblia, que afirman la “iluminación del Espíritu Santo”, están constantemente
en desacuerdo en sus doctrinas y opiniones teológicas. Por otra parte, es
el epítome de la inconsistencia argumentar a favor de la “iluminación
sobrenatural del Espíritu” y luego escribir un libro que establece las normas
para la correcta interpretación bíblica.
Como ya hemos afirmado,
la Biblia enseña que “leyendo” podemos entender (Ef. 3:4). Incluso, Dios
manda que entendamos (Ef. 5:17).
Se alega que el “hombre
natural” no puede conocer las cosas de Dios, y se cita 1 Corintios 2:14 para
probarlo. Pero el texto no afirma la existencia de la “iluminación del
Espíritu Santo”. Pablo simplemente afirma que el hombre natural (no
enseñado por el Espíritu Santo a través de voceros designados – 1 Cor. 2:10) no
puede conocer las verdades espirituales, estas cosas para él son locura y no
las puede conocer (ginosko – conocer por la experiencia).
Estas cosas reveladas por el Espíritu, deben ser
discernidas espiritualmente (conocidas a través de las Escrituras) pues esta
verdad no puede ser descubierta por alguna experiencia intuitiva, porque nadie
puede conocer la mente de Dios, excepto el Espíritu de Dios (1 Cor.
2:11). Por esto Dios reveló su voluntad (1 Cor. 2:9-10; Jn. 16:13).
Y esta es la razón por la cual nadie es salvo sin la intervención de la
predicación del evangelio (1 Cor. 1:21; Rom. 10:15-17).
La verdad ya fue revelada en la Escritura (2 Tim.
3:16-17) y la debemos leer con atención (Ef. 3:4) para saber la voluntad de
Dios (Ef. 5:17).