Por Josué I. Hernández
En general la celebración de la Navidad es ocasión
anual diversa. Es común el intercambio de regalos, pasatiempos familiares y reflexiones
por las bendiciones recibidas. Comúnmente, en esta fecha los trabajadores reciben
un bono extra de parte de sus patrones, y esto por ley. Y es más, muchas
personas celebran el día de una manera religiosa, como un día santo de su
calendario, conmemorando el nacimiento de Jesucristo, y con diversas
actividades religiosas programadas por su denominación.
Pero, ¿cómo han de observar este día los
cristianos? ¿Como un día de fiesta religioso o solamente como un día de fiesta
secular? ¿Deben los cristianos evitar cualquier tipo de pasatiempo como algo pecaminoso?
¿Podrán los cristianos hacer burla de las prácticas de otros en este día?
La Navidad como un día
de fiesta secular
En Romanos 14, Pablo señaló varios asuntos amorales
e indiferentes en sí, como cosa de opinión personal. Se dirigió respetuosa y específicamente
al consumo de ciertos alimentos y la observación de ciertos días. Las dos eran
cosas que se podían hacer dando a la vez algún tipo de significado religioso en
el proceso (cf. 1 Cor. 8:7; Gal. 4:10,11) aún cuando este significado no estaba
inherentemente involucrado en la práctica. Se podía comer ciertos alimentos y observar
ciertos días, de manera aceptable a Dios, sin dar el determinado sentido
religioso que otros aplicaban. En fin, tales cosas caen en la categoría de lo
que es la libertad personal (Rom. 14:5,6).
Navidad como un día
de fiesta religioso
Dado que la Navidad se utiliza comúnmente
para conmemorar el nacimiento de Cristo, muchos creen que los cristianos deben
observar este día religiosamente. Sin embargo, los servicios religiosos que se
tributan a Dios en esta fecha, son diametralmente diferentes a los asuntos de
la libertad personal. Debemos tener autoridad para todo lo que hacemos en
nuestro servicio a Dios (cf. Col. 3:17).
¿De dónde obtenemos algún permiso bíblico
para observar religiosamente la Navidad? Jesucristo ni siquiera mencionó alguna
instrucción relativa a esta conmemoración de la tradición posterior. Los
apóstoles tampoco lo hicieron. No hay ningún ejemplo aprobado de que la iglesia
primitiva practicara la observancia religiosa de la Navidad. Es más, y como
todo buen estudiante de la Biblia podrá claramente observar, la Biblia no dice,
y ni siquiera implica, que Jesús de Nazaret haya nacido un 25 de diciembre.
Nosotros no estamos en libertad de inventar
nuestras propias prácticas religiosas y pretender agradar a Dios con ellas (Mat.
7:21-23; Col. 2:23).
Si queremos observar la Navidad como festividad
secular, no habrá pecado en ello. Pero, no podemos tomarnos la libertad de
crear una nueva conmemoración religiosa y actos de adoración asociados.