Por Josué I. Hernández
Dios dijo a Josué “Nunca se apartará de tu boca este libro de
la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien” (Jos. 1:8). Hay muchas lecciones y
bendiciones para nosotros en este versículo. Veamos:
“este
libro de la ley” –
La palabra de Dios es de vital importancia. Dios es su autor (2 Tim. 3:16,17).
Debemos tenerla a mano, es nuestra responsabilidad (cf. Deut. 6:6-9).
“Nunca
se apartará de tu boca” – La palabra de Dios debe abundar en nuestro corazón, y
así podremos hablar conforme a ella (cf. Sal. 19:14; Mat. 12:35; 1 Ped. 4:11).
La palabra de Cristo debe morar en abundancia en nosotros (Col. 3:16).
“meditarás
en él” – A
Dios le importa lo que pensamos (cf. Fil. 4:8; 1 Cor. 4:6). Debemos hacer más
que simplemente leer la palabra de Dios, debemos meditar en ella diligentemente
(cf. Sal. 1:2; 119:11).
“de
día y de noche” – Debemos
estudiar la palabra de Dios, y meditar en ella, mucho más que “los días de
reunión de la iglesia”.
“para
que guardes y hagas” – La razón del mandamiento es práctica. La lectura y la
meditación en la palabra de Dios cambiarán nuestro proceder. Dios quiere que
pongamos en práctica sus mandamientos (1 Jn. 5:3). Leyendo la Biblia y
meditando en ella, nuestra vida será renovada (2 Cor. 5:17).
“todo
lo que en él está escrito” – No podemos escoger lo que queremos
obedecer, enfatizando ciertos mandamientos en desmedro de otros. Debemos
obedecer toda la voluntad de Dios (cf. Mat. 7:21-23; Col. 3:17,23).
“porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” – Cuando hacemos la
voluntad de Dios, la voluntad de Dios nos prosperará (Is. 55:10,11). Seremos
bendecidos por la obediencia a la palabra de Dios (cf. Sal. 1:3; 1 Tim.
4:8,15).
El
estudio de la palabra de Dios es de suma importancia en nuestro diario vivir.
Pero, ¿estudiamos la Escritura como debiéramos? Una catástrofe se aproxima cuando
nos olvidamos de buscar a Dios en su palabra: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento…” (Os. 4:6).
Que
no sea así con nosotros. Tenemos el tiempo, y la oportunidad, para buscar lo
más importante en la palabra de Cristo: “Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mat. 6:33).