Por Josué I. Hernández
¿Alguna vez ha
sido menospreciado? ¿Ha procurado la estima de alguien sólo para recibir el rechazo?
Por ejemplo, aquel marido que rehúsa presentar a su mujer en un evento público,
y procura que los asistentes no sepan que están casados.
Ser
menospreciados puede ser muy doloroso, ya sea por nuestro cónyuge, por nuestros
amigos, o por nuestros compañeros de trabajo. Sufrir el menosprecio es un golpe
íntimo y profundo.
Jesucristo
abordó este punto, diciendo: “A
cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le
confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me
niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que
está en los cielos” (Mat. 10:32,33).
¿Qué se sentirá
estar delante del Todopoderoso y se rechazado por él? En tal caso, las palabras
del Señor serán: “Nunca os conocí;
apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mat. 7:23). Esta negación no podrá
ser superada. No habrá reconciliación. No habrá más tiempo.
Pero, ¿cómo es
posible que el Señor haga tal cosa? La respuesta es sencilla. Todo aquel que rechaza
a Cristo, será negado por él. Mientras vivimos tenemos la oportunidad de
servir a Cristo, someternos humildemente a su voluntad, y honrarle como él lo merece.
Probablemente,
la mayoría de nosotros nunca enfrentará la decisión de negar verbalmente a
Cristo para evitar ser ejecutado, como sucedía en el primer siglo. Sin embargo,
enfrentaremos muchas situaciones en las cuales los que nos rodean están
comprometidos con el pecado, y tendremos que decidir unirnos y apartarnos,
permanecer en silencio o hablar. Al evitar identificarnos con Cristo, estamos
menospreciando al Señor, despreciándole para no ser rechazados por el mundo.
¿Cree usted
que cuando despreciamos al Señor a él no le duele? Él nos ama profundamente.
Cuando alguien a quien amamos nos desprecia, duele, y duele mucho. No es
diferente para Cristo.
Que seamos
amorosos con el Señor. Reconozcámosle en todos nuestros caminos, identifiquémonos
con él, para que en el día final él se identifique con nosotros.