Job 31: Un gran juramento de inocencia


Por Josué I. Hernández


La gran afirmación que Job hace sobre su inocencia en el capítulo 31 del libro que lleva su nombre, menciona no sólo los pecados de los que sus “amigos” lo habían acusado, sino que también incluye la negación de las cosas que, tal vez, se implicarían en su contra. 
Así, pues, Job se vindica (defiende) a sí mismo, y asevera su pureza e integridad, tanto en intenciones como en proceder, tanto en su vida pública como también la privada. Él bien entendía que las acciones tienen sus consecuencias, las cuales se relacionan con Dios (Deut. 11:26-28; Gal. 6:7-8), por esto su conducta. El temor de Dios controlaba a Job (“Porque el castigo de Dios es terror para mí, y ante su majestad nada puedo hacer”, 31:23, LBLA).  

Para Job, la reverencia a Dios y la obediencia a sus mandamientos es el todo del hombre (cf. Ecles. 12:13). Aquí, nuevamente aprendemos que sólo por el previo temor, el hombre obedece a Dios. Por tanto, conociendo el temor del Señor, persuadimos a los hombres (2 Cor. 5:10-11).

Es así, también, como Job invoca solemnemente una serie de imprecaciones en su contra si es hallado culpable. Por esto, los versículos 5-40 incluyen la conjunción “si”. La imprecación es, según su uso en las Escrituras, el invocar solemnemente una maldición sobre alguien o algo, como lo podemos observar vívidamente en los llamados “salmos imprecatorios” (Ej. Sal. 58:11). La imprecación admite la justicia de las consecuencias para las acciones pecaminosas.

Bien se dice, que toda buena mujer es como la descrita en Proverbios 31, y todo buen hombre es como el descrito aquí, en Job 31, un hombre de integridad.

CASTIDAD, NO CODICIA NI LUJURIA (31:1-4)

Pacto con sus ojos: La inmoralidad sexual comienza con la concupiscencia de los ojos (31:1; cf. Mat. 5:28; Mar. 9:47; 2 Ped. 2:14). La solución, eliminar los deseos desordenados (Ef. 4:22; Sant. 1:13-15), y aprender a pensar (Fil. 4:8).

“Jesús condena el uso de los ojos para codiciar. (1). Mat. 6:22,23, habla del ojo bueno y del ojo maligno. (2). 2 Ped. 2:14 los ojos llenos de adulterio. (3). Acán usó los ojos para codiciar, Josué 7:21. Obsérvese el proceso de su caída: "Vi... lo cual codicié y tomé... está escondido". (4). David usó los ojos para codiciar, 2 Sam. 11:2-4. Quebrantó tres mandamien­tos: no codiciar, no adulterar, no matar. El proceso siempre es lo mismo: Ver... codiciar (pecar en el corazón)... pecar físicamente. (5). Pablo no usó los ojos para codiciar, Hech. 20:33” (Notas sobre Mateo, Wayne Partain).

Cada cual recibe lo que merecen sus hechos (31:2-3). El impío y también el justo (Job. 20:29; Rom. 2:5-10; Gal. 6:9-10; 2 Tim. 2:6; Heb. 10:35; 11:6; 1 Ped. 3:8-12). Por tal razón, Job exclamó: ¿No ve El mis caminos, y cuenta todos mis pasos? (Job. 31:4, LBLA). Dios lo sabe y registra el proceder del hombre (2 Cron. 16:9; Salmo 139:3; Prov. 5:21; 15:3; Dan. 5:23; 2 Cor. 5:10; Heb. 4:13). 
Cada cual decide lo que recibirá del Señor (Ef. 6:8; Heb. 6:10). El hombre no escoge las consecuencias de sus hechos, esto lo hace Dios (Gal. 6:7). El hombre si puede escoger que hacer para recibir “gloria y honra e inmortalidad” (Rom. 2:7).

FRANQUEZA Y HONESTIDAD, NO MENTIRA NI FRAUDE (31:5-6)

“Si yo he andado con falsedad, y mi pie se ha apresurado tras el engaño; (¡que se me pese en balanzas justas, y conozca Dios mi integridad!)” (31:5-6, VM). Los “amigos” de Job le acusaban de no llevar una vida recta (4:7-9; 8:6, 12; 11:4-6, 11-14; 15:30-35; 18:5-21; 20:5-29, etc.), pero lo negó Job y dijo, “Péseme Dios en balanzas de justicia” (cf. Daniel 5:27). 
Job era como Natanael. “Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Jn. 1:47). ¿Por qué dijo Cristo tal cosa de él (Jn. 1:46)?

Ningún hipócrita podría ser alabado por Cristo, como lo fue Natanael. Es urgente aprender a practicar la franqueza y sinceridad (cf. 2 Cor. 10:11; Ef. 4:25). Dios no es mentiroso (Tito 1:2), ni se complace en la maldad de la mentira (Ex. 23:7; Lev. 19:11; Sal. 5:4-6). El justo no comulga la mentira (Prov. 13:5; 19:5,9; Sal. 101:7; 119:163). 
La mentira (como todo pecado) es un delito grave, tanto así que ocasionó la muerte de Ananías y Safira (Hech. 5:3-4, 8-9). Ningún mentiroso entrará en el reino de los cielos (Apoc. 22:15) porque manifiesta el mismo carácter de Satanás (Jn. 8:44).

RECTITUD ECONÓMICA, NO SOBORNO (31:7-8)

“…si mi corazón se fue tras mis ojos, y si algo se pegó a mis manos” (31:7). Una figura muy gráfica del que acepta un soborno. “Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica; adondequiera que se vuelve, halla prosperidad” (Prov. 17:8). El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad (Ef. 4:28).

Para Job, el tema de prosperidad era un asunto espiritual, como todo asunto de la vida. Job no era codicioso de ganancias deshonestas (1 Tim. 3:3). La economía justa no se mide por cuánto se obtiene, sino cómo se obtiene.

Job no se dejaba corromper por el dinero mal habido (Job 15:34; 23:11; cf. Ex. 23:8; Deut. 16:19-20; Sal. 26:11). Los apóstoles tampoco (Hech. 8:18-25). Job dijo que si él fuera encontrado culpable de tales cosas, como castigo que perdiera todo su trabajo: ¡siembre yo, y coma otro, y el producto del campo me sea arrancado! (31:8, VM).

FIDELIDAD CONYUGAL, NO ADULTERIO (31:9-12)

Si mi corazón fue seducido por mujer, o he estado al acecho a la puerta de mi prójimo (31:9; cf. Ex. 20:17). Job no era como el joven necio que “iba camino a la casa de ella”, Prov. 7:8 y sig.). No era “Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo” (Jer. 5:8).

“Siy si estuve acechando a la puerta de mi prójimo… [entonces, lo peor que un marido quisiera que suceda con su esposa] muela para otro mi mujer [como “la sierva que está tras el molino”, Ex. 11:5], y sobre ella otros se encorven” [victimizada, usada para cualquier propósito] (31:9-10; cf. Deut. 28:30; Jer. 8:10).

Este pecado lleva a la ruina y destrucción (Prov. 5:11; 7:26-27). Es pecado que merece el juicio judicial (en el principio de los Estados Unidos el adulterio era crimen pero ahora no solamente se canceló esa ley, sino que todo lo contrario, muy pocos lo toman en serio). Dios aborrece el repudio (Mal. 2:16; Mat. 19:6) y también aborrece el adulterio (Lev. 20:10; Rom. 13:9).

El adulterio (una forma de fornicación) recibía una sanción penal en los tiempos de Job (31:11) y bajo en la sociedad israelita del Antiguo Pacto (Deut. 22:22-24). Sin embargo, el infierno es peor que cualquier castigo físico que se pueda infligir al adúltero impenitente (Job 31:12; 1 Cor. 6:9; Gal. 5:19-21; Apoc. 21:8).

El gobierno no controla el matrimonio, pero sí debe castigar (no premiar) lo que es malo (Rom. 13:3-4). Lamentablemente, los sistemas legales de los gobiernos facilitan el adulterio.

JUSTICA EN LOS NEGOCIOS, NO EL ABUSO DE LOS SIERVOS (31:13-15)

el derecho de mi siervo o de mi sierva cuando presentaron queja contra mí (31:13, LBLA). Fuesen justas, o no, las quejas de sus siervos, Job no abusó de su poder sobre ellos (cf. Stgo. 5:1-4). Si lo hiciera ¿cómo respondería a Dios? (31:14; cf. Rom. 14:12, los hombres darán cuenta a Dios). El derecho de sus siervos se debía a la responsabilidad con sus deberes. No puede haber derecho a remuneración sin el deber de trabajar. Así, tampoco, puede haber trabajo sin justa remuneración.

Dios misericordiosamente permite que el duro trabajo sea recompensado con propiedades personales (Sal. 126:6). Por esto, “el obrero es digno de su salario” (Luc. 10:7), y “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tes. 3:10). La ley prohibió la opresión y ordenó el justo pago diario (Deut. 24:14-15). ¡Cuántos empleadores han olvidado “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mat. 22:39)!

Job más adelante dirá: si clama contra mí mi tierra, o los surcos de ella lloran juntos(31:38, VM). Una personificación de la tierra abusada por los pecados (cf. porque la piedra clama a Dios desde el muro, y la viga desde el maderaje le responde en coro (Hab. 2:11, VM). Job no había privado a otros de sus medios de subsistencia, ni obtenido beneficio alguno sin pagar por ello (31:39).

El Señor no hace acepción entre siervos y libres, empleados y empleadores (Ef. 6:9). Esta verdad, Job la sabía muy bien: El que en el seno maternal me hizo a mí, ¿no le hizo a él también? ¿y no nos formó uno mismo en la matriz? (31:15, VM). Amos, tratad con justicia y equidad a vuestros siervos, sabiendo que vosotros también tenéis un Señor en el cielo (Col. 4:1, LBLA). El rico y el pobre tienen un lazo común: el que hizo a ambos es el SEÑOR(Prov. 22:2, LBLA). Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres…(Hech. 17:26). 

Que toda mujer que piense abortar su bebé lea y medite en esto: “en el vientre me hizo a mí… nos dispuso uno mismo en la matriz…” (31:15). “tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre” (Sal. 139:13).
           
GENEROSIDAD Y BENEVOLENCIA, NO EGOÍSMO NI INDIFERENCIA (31:16-23).

Si he impedido a los pobres su deseo, o he hecho desfallecer los ojos de la viuda (31:16). Job afirma que nunca había descuidado al pobre, la viuda, los huérfanos; dice que había dado de comer al hambriento y vestido al desnudo y tal benevolencia había sido su manera de vivir. Si había cometido tales pecados (v. 16-21), entonces las imprecaciones (v. 21-22).

Considérese la hipérbole, “aunque desde mi juventud él creció conmigo como con un padre, y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda (y a la viuda la guié desde mi infancia, 31:18, LBLA) y compárela con la siguiente, Desde la matriz están desviados los impíos; desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras (Sal. 58:3, LBLA). Sería bueno recordar este texto al estudiar el Salmo 51:5, “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Obviamente estos textos emplean lenguaje figurado.

Aunque generalmente los hombres recompensarán los favores (Luc. 6:38). Job sabía que Dios bendice a los que siembran generosamente (2 Cor. 9:6-7). La generosidad y la benevolencia individual es una responsabilidad que no podemos traspasar a las instituciones (Gal. 6:9-10). 

La benevolencia ha de ser manifestada aún con los enemigos: “Al que te pida, dale; y al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda” (Mat. 5:42, LBLA). Considérese seriamente el mandamiento de Cristo en Lucas 6:32-36. El egoísmo nos roba la benevolencia y generosidad que tanto necesitamos. Por tanto, no mirando cada uno de vosotros por lo que es suyo propio, sino cada uno también por lo que es de los demás (Fil. 2:4, VM).

CONFIANZA EN DIOS, NO LA AVARICIA (31:24-25)

“Si he puesto en el oro mi confianza, y he dicho al oro fino: Tú eres mi seguridad; si me he alegrado porque mi riqueza era grande, y porque mi mano había adquirido mucho” (31:24-25, LBLA). El oro nunca era su dios (Lucas 16:13; Col. 3:5). Job bien sabía que él debía a Dios su corazón (cf. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón", Mat. 22:37).

“Requiere mucho tiempo, trabajo, y atención personal para acumular tesoros en la tierra. Por eso es muy peligroso hacerlo, porque esto significa que el corazón, que debe pertenecer a Dios, pertenece más bien a lo terrenal” (Notas sobre Mateo, Wayne Partain).

La confianza de Job estaba basada en su relación con Dios, no en sus posesiones. Job podía decir junto con Pablo, Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él(1 Tim. 6:7, LBLA).

Debemos poner la confianza en Dios, no en las cosas materiales (Mat. 6:19-21). La persona no vale por la ropa que usa, a pesar de que muchos han codiciado ropa (Jos. 7:21; 2 Rey. 5:22; Sant. 5:2). Los metales preciosos tampoco dan valor a la persona, porque nadie vale por lo que tiene, sino por lo que es y hace delante de Dios. He ahí el valor de una persona. 
“Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?” (Mat. 16:26, LBLA). Jesucristo nos ha mostrado el real valor de nuestra persona, él vino a morir para salvarnos (Jn. 3:16; 1 Ped. 1:18). ¡Cuán valiosos somos para Dios!

1 Tim. 6:6-10,17,18 es un comentario claro sobre este tema.  La piedad con el contentamiento es una gran ganancia que podemos disfrutar ahora y llevarnos al morir. “La piedad, acompañada del contentamiento, ¡es negocio grande!  En lugar de tener la piedad la ganancia material por objeto (ver. 5), la piedad misma es verdadera ganancia ("gran ganancia"), si es acompañada del contentamiento” (Notas sobre 1 Timoteo, Bill H. Reeves). 

No hay ganancia material que se pueda comparar con el contentamiento (Fil 4:11; Heb. 13:5-6). El problema no trata con la cantidad de posesiones, sino con la disposición del corazón a ellas. El hombre más pobre puede ser un avaro (Col. 3:5).

CONFIANZA EN DIOS, NUNCA LA SUPERSTICIÓN NI LA IDOLATRÍA (31:26-28).

“si he mirado al sol cuando brillaba, o a la luna marchando en esplendor, y fue mi corazón seducido en secreto, y mi mano tiró un beso de mi boca” (31:26-27, LBLA). “El sol, luna, y estrellas, los objetos más brillantes de la naturaleza, y vistos desde todas partes, se suponían ser los representantes visibles del invisible Dios. No tenían templos, pero se les adoraba en lugares altos y sobre los terrados (Ez. 8:16; Deut. 4:19; 2 Rey. 23:5,11)... Este culto predominaba en la Caldea; por lo tanto la abstención de Job de la idolatría de sus vecinos era tanto más ejemplar” (JFB).

La avaricia es una común forma de idolatría (Col. 3:5). Es difícil para el que tiene riquezas entrar en el reino de Dios (Mar. 10:23-24) por la tentación de confiar en sus posesiones, y querer tener más, lo cual es codicia (1 Tim. 6:9). La idolatría es una forma de negación de la existencia Jehová y de nuestra dependencia de él. Formas modernas de idolatría son el ateísmo y humanismo, el zodiaco y las supersticiones.

EL AMOR HACIA LOS ENEMIGOS, NO LA VENGANZA NI LA MALA DISPOSICIÓN (31:29-30)

¿Acaso me he alegrado en la destrucción de mi enemigo, o me he regocijado cuando el mal le sobrevino? (31:29). Con toda seguridad, Job diría con Pablo, “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran” (Rom. 12:14-15, LBLA). Es interesante observar que el carácter de Job era muy semejante a la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la actitud apropiada hacia el enemigo. Este capítulo podría ser un capítulo en el Nuevo Testamento.

Mat. 5:44-46, es un buen comentario sobre éste tema. “¿Debemos amar a los enemigos como amamos a los seres queridos? A muchos les parece difícil amar a los enemigos, por no entender la palabra "amar". El amor por los seres queridos es un amor emocional, un afecto fuerte. El amor mandado por Jesús es de la mente y de la voluntad, y no es como el amor entre novios, un amor que "nace" en ellos por la mucha atracción que existe. Se enamoran y se aman porque se agradan el uno al otro. El hombre se enamora de una mujer que le gusta, le agrada. Pero el amor mandado por Jesús, amor de la mente y de la voluntad, busca el bienestar de la persona amada” (Notas sobre Mateo, Wayne Partain).

Nuestro amor debe ser como el de Dios (Mat. 5:45, cf. Rom. 5:8). “Él es bondadoso para con los ingratos y perversos” (Luc. 6:35, LBLA). El verdadero amor no se muestra tanto en palabras como en hechos (1 Cor. 13:4-7; Sant. 2:16; 1 Jn. 3:18).

HOSPITALIDAD (31:31-32).

“El forastero no pasa la noche afuera, porque al viajero he abierto mis puertas” (31:32). A Dios le interesa que observemos la hospitalidad (Rom. 12:13; Heb. 13:2; 1 Ped. 4:9).

Está prohibido invitar exclusivamente a los amigos (Luc. 14:12-14). “La práctica común es que los amigos invitan a los amigos, los hermanos invitan a los hermanos, los parientes invitan a los parientes, los ricos invitan a los ricos, los educados invitan a los educados, etc” (Notas sobre Lucas, Wayne Partain).

Los textos bíblicos que enseñan la hospitalidad enfatizan esto, pues los cristianos deberían atender primeramente a los hermanos necesitados, enfermos, hambrientos, extranjeros (Mat. 25:31-46). “En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir’.” (Hech. 20:35).

RECONOCIMIENTO DE TRANSGRESIONES, NO HIPOCRESÍA NI ORGULLO (31:33-34).

“¿Acaso he cubierto mis transgresiones como Adán, ocultando en mi seno mi iniquidad, porque temí a la gran multitud, o el desprecio de las familias me aterró, y guardé silencio y no salí de mi puerta?” (31:33-34, LBLA). Adán trató de ocultar su pecado (Gen. 3:7-8).

Job vivía haciendo lo que sabía que era correcto, independiente de, y sin inmutarse por, algún temor por el qué dirán. “Cantará él a los hombres y dirá: "He pecado y pervertido lo que es justo, y no es apropiado para mí. ‘Él ha redimido mi alma de descender a la fosa, y mi vida verá la luz’.” (Job. 33:27-28, LBLA).

Dios siempre ha requerido que su pueblo confiese sus pecados para restaurar la relación con él (Lev. 16:21; 26:40; Num. 5:7; Prov. 28:13-14; Jer. 3:13; Sant. 5:16; 1 Juan. 1:9). Ejemplos de confesión sin arrepentimiento: Balaam, “He pecado” (Num. 22:34). Acán, “he pecado” (Jos. 7:20). Saúl, “he pecado” (1 Sam. 15:24).

Ejemplo de confesión y verdadero fruto de arrepentimiento: David, “Pequé contra Jehová” (2 Sam. 12:13). Los conversos de Juan el bautizador, “y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados” (Mar. 1:5). El hijo pródigo, “Me levantaré e iré a mi Padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” (Luc. 15:18).

La dicha del perdón siempre es condicional. El gozo siempre viene después de obedecer el evangelio (Hech. 8:38-39; 16:33-34). Antes del gozo del perdón, debe experimentarse la tristeza de haber pecado contra a Dios, “la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación…” (2 Cor. 7:9-10; cf. Sal. 51:4,13).

CONCLUSIÓN

Delante de Dios, Job confía en que será exonerado de los cargos que se le imputan, ¡Oh si tuviese quien me oyera, (he aquí mi firma; que me responda el Todopoderoso), y que tuviese la acusación que escribió contra mí mi adversario! (31:35, VM).

Job tiene plena confianza en Dios, de que el juicio demostrará que él no ha sido hipócrita. Entonces, la satisfacción de la limpia conciencia, sería para él como una corona: ciertamente yo la llevaría sobre mi hombro, y me la ceñiría como una corona (31:36).

Cuando hubo pecado Job lo había confesado corrigiéndose. Así, pues, con total confianza Job podría dar a Dios cuenta de su vida: Del número de mis pasos yo le daría cuenta, como a un príncipe me acercaría a Él (31:37, LBLA).

Las grandes ganancias obtenidas, cosa comúnmente manchada por algún pecado, en el caso de Job estaban limpias (31:38-40). No hubo fraude, robo, ni opresión. Por lo tanto, la razón de su pérdida y gran prueba no era el pecado, como lo aprendemos en el libro.

Aquí terminan las palabras de Job (31:40). Con sus palabras reivindicó su carácter de su vida pública y privada. 

¿Es usted como Job? ¿Soy como Job? ¡Usted y yo sabemos la respuesta!


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