Necesidad, necesitado



Por Josué I. Hernández


La Biblia define a una persona "necesitada" como alguien que carece de alimentos y ropa.  Pablo dijo Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Tim. 6:8). A la vez, la parábola del buen samaritano expande el concepto de "necesidad" para que entendamos que también involucra asistencia médica y vivienda (Luc. 10:30-35).

En resumen, "necesitado" es aquel que carece de aquello que es necesario para el cuerpo (Sant. 2:16; Hech. 2:44,45; 4:32-5:1). Y debemos reconocer también, que un hermano podría tener lo necesario para el diario vivir (ropa adecuada al clima, comida suficiente, y una vivienda) y estar muriendo a la sombra de una clínica por la necesidad de acceso a una atención médica específica. Sin embargo, el enfoque de este artículo es que no toda llamada "necesidad" de nuestro siglo moderno, es en realidad una "necesidad" bíblicamente hablando.

Sabemos que uno de los usos especificados elocuentemente en el Nuevo Testamento acerca del dinero en tesorería de una iglesia local es el de socorrer a los santos necesitados. Esto es algo que creemos y predicamos ( 1 Cor. 16:1,2; 2 Cor. 9:1,12). Y la iglesia local debe practicar generosamente esta benevolencia como el patrón de la palabra de Cristo lo prescribe (1 Cor. 16:1,2; Hech. 2:44,45; 4:32-5:1).

No obstante, no debemos confundirnos al llegar a este punto. Cuando hermanos son "pobres", no quiere decir que estén "necesitados". Debemos aceptar que no todo "pobre" es un "necesitado". Así como también se debe aceptar que la responsabilidad de la familia para cuidar de los suyos no es transferible a la iglesia local (1 Tim. 5:16; Ef. 6:2). Los macedonios eran muy pobres (2 Cor. 8:1-5) pero lograron reunir fondos para los santos necesitados de Jerusalén (Rom. 15:25,26).

La Biblia nos enseña a usar los términos "necesidad" y "necesitado" en los casos en los cuales falta lo urgente para el cuerpo (Hech. 2:44,45; 4:32-35; Sant. 2:15; Luc. 10:30-36). No obstante, muchos "pobres" de nuestra época tienen lo suficiente, y no son bíblicamente "necesitados". 

No podemos negar que las definiciones de "pobreza" y "necesidad" son relativas para la mayoría en la actualidad. Debemos hablar como la Biblia habla (1 Ped. 4:11) y no pensar siquiera más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6).

No es correcto decir "necesidad" cuando la carencia no es de vital importancia como lo indican los ejemplos bíblicos en el Nuevo Testamento. 

Convivios, fiestas de cumpleaños, excursiones, partidos de fútbol, bodas, funerales, etc., no son "necesidades". Si alguno dijese "necesito casarme" eso no le convierte en un "necesitado" y a la iglesia en la responsable de su boda. Lo mismo sucedería si algún otro dijese "necesito jugar futbol" o "necesito un nuevo celular".

No es una "necesidad" digna de la benevolencia de la iglesia, la carencia de alguna de las costumbres, arreglos, facilidades y ventajas de nuestra sociedad moderna. La iglesia local está limitada en sus recursos, y también en la benevolencia que realiza según su capacidad y oportunidad para los santos necesitados. Así lo ha querido Dios, y debemos sujetarnos a ese patrón (2 Tim. 1:13).