El Pecado de la pornografía


Por Josué Hernández

 

 
Dijo Hugh Hefner (fundador de la revista pornográfica Playboy, para Los Ángeles Times):“Sin dudarlo apruebo los actos de bestialidad. Lo que estoy diciendo es: ¿Qué diferencia hay si el hacerlo excita el deseo? La única cosa que yo veo perjudicial en la bestialidad es el hecho de que la gente va a la cárcel por hacerlo”

 

“pero fornicación y toda inmundicia,… ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;… Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo… tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Ef. 5:3, 5).
 

 

La pornografía: Definición y consecuencias

 
¿Qué es la pornografía? Podemos encontramos con muchas definiciones diferentes cuando tratamos esta pregunta.  Simplemente, la pornografía es todo material que grafica la fornicación con el fin de producir excitación sexual en quienes lo consumen. Entonces, la pornografía es todo material que exhibe alguna desviación sexual y que es producto de una mente depravada.   
Siendo más específicos, podemos indicar que el término pornografía procede de las palabras griegas “pórnē” (πόρνη, “prostituta”) y “gráphein” (γράφειν, “grabar, escribir, ilustrar”) y el sufijo “ία” (“estado de, propiedad de”), teniendo por lo tanto el significado de una “descripción o ilustración de las prostitutas o de la prostitución”.  Ahora bien, en cuanto a la derivación de la palabra, es cierto que “pornografía” procede de los anteriores términos griegos, pero en cuanto a su aplicación el significado va más allá de la actividad exclusiva de las prostitutas.  La pornografía es cualquier representación erótica, escrita o gráfica, de actividad sexual, sin limitarse a cierta categoría de persona involucrada en la actividad. 
 
¿Qué es la fornicación? También podemos encontramos con muchas definiciones diferentes cuando tratamos esta pregunta.  Pero, simplemente, la fornicación (Gr. “porneia”) es una palabra genérica para designar a todas las relaciones sexuales ilícitas.  La “fornicación” se emplea en las Escrituras para indicar cualquier cohabitación sexual prohibida por Dios (Hech. 15:20,29; 21:25).
Entonces, y siendo un poco más específicos, la fornicación es el “ayuntamiento o cópula carnal ilícito en general, sea con persona no casada o con casada. Incluye toda forma de ayuntamiento ilegal. Es el término extenso, o comprensivo. Adulterio es término más limitado. Todo adulterio es fornicación, pero no es adulterio toda fornicación. La fornicación se aplica al adulterio (que siempre envuelve a persona casada) en Oseas 2:2,4; Mateo 5:32; 19:9; es decir, los casados pueden cometer "fornicación.” Fue fornicación lo que se cometió entre aquel hombre y la esposa de su padre (1 Corintios 5:1). El adulterio (cópula carnal ilícita con la esposa de otro) se incluye en listas de pecados, juntamente con la fornicación (el término más comprensivo), porque es una forma específica de fornicación. (Gálatas 5:19; 1 Corintios 6:9; Mateo 15:19)” (Bill H. Reeves. Notas sobre Romanos).
 
La pornografía es una forma de“inmundicia” (Gr. “akatharsia”, Gal. 5:19), la“suciedad, inmundicia, corrupción, depravación” (A. E. Tuggy).  La etimología de esta palabra originalmente hacía referencia al desaseo y suciedad físicos, y en el Antiguo Testamento fue usada para indicar la impureza ritual y ceremonial que hacían imposible al hombre el acercarse a Dios (Lev. 22:3-9).  Entonces, “akatharsia” llegó a ser usada en un sentido moral de aquella depravación y desaseo espiritual que disgusta a Dios y molesta a la persona decente.
Hay tres ideas inherentes para la “inmundicia”. 1) La propiedad de lo que es sucio y desaseado, la inmundicia de la mente.  2) La propiedad de lo que es repulsivo y despierta el disgusto en las personas decentes.  3) El desaseo moral y espiritual que separa al hombre de Dios. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios (Mat. 5:8, cf. Apoc. 3:4).
La fornicación afecta un área específica de la vida humana (lo sexual), pero la inmundicia es una deshonra general de la propia personalidad que corrompe cada esfera de la vida humana y condena eternamente al que participa de ella (cf. Apoc. 21:27).
 
La pornografía degrada (rebaja, envilece) la sexualidad, y las consecuencias de esta expresión pecaminosa son devastadoras, pues socava los fundamentos del matrimonio y la familia, debilita las fibras de la vida social al fomentar las conductas antisociales, explota a muchas personas vulnerables (mujeres, jóvenes y niños) degradando al ser humano para convertirlo en un animal vicioso, enfatizando el hedonismo, la búsqueda del placer como la razón de la vida.
 
No hay diferencia entre la pornografía dura y la pornografía suave.  Delante de Dios no hay diferencia entre una “revista erótica” y una “revista de sexo explícito”.  Todo material que exhibe la fornicación, en alguna manera, puede considerarse pornográfico. Por lo tanto, nunca deben subestimarse los efectos que estos productos tendrán sobre sus consumidores. Por ejemplo, la industria musical se esfuerza por complacer sexualmente a la audiencia.  El ritmo, el compás, y las palabras expresan al público una poderosa recreación sexual, y esto también es pornografía.  Más de alguna joven se ha encontrado “en problemas” cuando algún chico, al ritmo del reggaeton, comenzó a acariciarla siguiendo el compás de una canción sexualmente excitante.  Pero, debemos reconocer, que los efectos de la pornografía no se limitan a los hombres, también afectan a las mujeres. Actualmente se producen muchas revistas, películas y shows en vivo, donde las mujeres pueden explotar sexualmente a los hombres.
 
 

Un vistazo a nuestro alrededor

 
Actualmente hay un sinnúmero de lugares donde adquirir pornografía, y con el avance de la tecnología las empresas productoras de este material se han diversificado a todo medio masivo de comunicación incluyendo los modernos teléfonos inteligentes (smartphones).   
La industria pornográfica alcanza ingresos multimillonarios cada año y los consumidores aumentan.  Según las estadísticas, los consumidores no sólo son hombres, sino también mujeres, adolescentes e incluso niños. El Internet ha sido una fuente de contaminación para muchos que utilizan este servicio.   
No hay política gubernamental que se resista a la fuerza de productores y consumidores de estos materiales perversos.  Y es un hecho que si una sociedad está saturada de la exhibición de actos depravados, estos actos ya no serán vistos como pecaminosos, inmorales y fuera de lo normal, pues se producirá inevitablemente una resignación, una posterior aceptación y una progresión hacia la inmundicia general.
 
“Hace miles de años los romanos disipaban sus bajos impulsos de realizar actividades depravadas en un solo día feriado que se llamaba Lupercal.  En  ese día, todos, incluyendo los líderes más respetados, se entregaban a actividades que estaban prohibidas el resto del año: violaciones, adulterio, homosexualismo, bestialidad, pederastia y cualquier otra perversión sexual que se les ocurriese.  No había ninguna pena social o legal durante ese día, sin importar cuán violenta o depravada fuese la conducta”  (Brian Clowes, PhD).
La pornografía promueve un constante “Lupercal”, un camino sexual extraviado para las personas que la consumen, y que, sin temor de Dios, se encienden en su lascivia como animales irracionales (Rom. 1:24, 26-27). 
 
 

La “la libre expresión” y las estadísticas

 

Actualmente existe una corriente de pensamiento que considera a la pornografía como una nueva forma de arte, que tiene por objeto mostrar la belleza de la sexualidad humana en su “libre expresión”.
La “libre expresión” se ha utilizado como una palanca por  los productores y consumidores de la pornografía, y quienes criticamos estos pecados de inmundicia somos tildados de “intolerantes” que impedimos su “libertad”.  Así pues, ellos pueden ser intolerantes hacia quienesno toleramos sus hábitos morbosos, pero no pueden tolerar la crítica, todo esto debido a la resistencia moral de sus corazones (Rom. 1:21-22).
 
Dios existe y con Él existe la moralidad (Rom. 1:18).  Es Dios quien, como nuestro Creador, nos enseña la diferencia entre lo bueno y lo malo (1 Ped. 3:11; Deut. 30:19). Dios demanda que hagamos el bien, procurando “lo bueno delante de todos los hombres” (Rom. 12:17; cf. Gal. 6:10).  Sin Dios, no existe la decencia.
 
Delante de Dios, nadie tiene el “derecho” de hacer el mal (Sal. 5:4; Hech. 3:26).  Aún cuando la ley civil de nuestros países no prohíba la pornografía expresamente, Dios sí la condena (Hech. 5:29; Gal. 5:19-21). 
 
Estos son algunos de los hechos sobre la pornografía, recopilados por la organización Enfoque a la Familia:
La pornografía es un negocio de 8 mil millones de dólares anuales en EE.UU. Los norteamericanos gastan esa cantidad en vídeos, actos sexuales en vivo, programas “adultos” de televisión por cable, objetos sexuales diversos, pornografía online y revistas sobre el sexo.  Esa cantidad es mayor que la que recibe Hollywood a través de las taquillas y mayor también que la que proviene de la industria musical.
Se ha reportado que cadenas hoteleras como las del Mariott, el Hyatt y el Holiday Inn, obtienen millones de dólares anualmente, proporcionándoles películas “adultas” a sus huéspedes.
Estados Unidos es el principal productor de pornografía del mundo, cada semana se lanzan al mercado unos 150 nuevos vídeos pornográficos.  Desde 1991, el número de éstos videos ha aumentado en un 500%.
Existen unas 25,000 tiendas de vídeos que alquilan y venden pornografía, casi 20 veces más que el número de librerías “para adultos”. El “sexo por teléfono”, facilitado por compañías como la AT&T, es un negocio multimillonario.  Se ha calculado que entre las 9 p.m. y la 1 a.m. alrededor de 250,000 clientes llaman a líneas telefónicas de este tipo en EE.UU.  Los norteamericanos gastan entre 750 millones y mil millones de dólares cada año en el “sexo por teléfono”.
El 77% de los que violaron o maltrataron sexualmente a niños dijeron que hacían uso de la pornografía habitualmente; el 87% de los que violaron o maltrataron sexualmente a niñas dijeron lo mismo. El 86% de los que fueron condenados por violación de adultos dijeron que hacían uso habitualmente de la pornografía; y el 57% de ellos admitieron que habían imitado escenas pornográficas cuando cometían las violaciones, las cuales habían visto anteriormente.
Después que cerraron 150 negocios relacionados con el sexo en la ciudad de Oklahoma, el porcentaje de violaciones bajó en más de un 27% en cinco años. Al mismo tiempo, las violaciones en el resto de ese Estado aumentaron en un 19%.
Antes de ser ejecutado, el asesino en serie Ted Bundy declaró: “He vivido en prisión durante mucho tiempo y he conocido a muchos hombres motivados por la violencia, igual que yo.  Y sin excepción, todos ellos estaban involucrados en la pornografía; sin duda, fueron grandemente influenciados y consumidos por su adicción a la pornografía”.
 
 

Conclusión

 
La fornicación y la pornografía son una perversión de los instintos sexuales normales que en si mismos son una cosa bella y una parte importante del amor verdadero entre un hombre y una mujer en el matrimonio (Gen. 2:24; 1 Cor. 7:1-5).
 
Lo siguiente es realmente verdad: “El horror del poder del pecado consiste precisamente  en su habilidad para tomar la materia prima de la bondad potencial y convertirla en materia de Maldad”. (W. Barclay).
 
No pierda la batalla contra la inmoralidad sexual que nos rodea. Aún está disponible el “poder” para ser lavados, santificados y justificados en el hombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios (1 Cor. 6:11; Mar. 16:16; Hech. 2:38). 
No piense que consumir pornografía no le afectará. Este material está diseñado por mentes desviadas en la inmundicia de sus concupiscencias.  La pornografía ha producido mucho mal en nuestra sociedad. 
 
¡Arrepiéntase si está consumiendo pornografía! Porque ningún inmundo entrará en el reino de los cielos (Gal. 5:21; Ef. 5:5).  Dios nos da todas las herramientas para salir del presente siglo malo y vivir en Cristo una vida con esperanza, propósito, santidad y gozo perdurable.

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