Cómo ser un mejor estudiante de la Biblia



Por Josué Hernández


La corrupción moral y religiosa de nuestro mundo moderno está llevando a muchas personas sinceras a buscar ayuda bíblica para sus vidas. Pero, hay un problema, no saben cómo ir al venerable libro y comprender su mensaje.

Enseguida, indicaremos algunos pasos que serán útiles para ser un mejor estudiante de la Biblia y sacar el mayor provecho posible a nuestro estudio bíblico personal.

Confianza en las Escrituras

No podremos ser buenos estudiantes de la Biblia si desconfiamos de su integridad. Sin esta necesaria confianza no habrá genuino interés para el estudio bíblico perseverante. Por lo tanto, es recomendable conseguir algún material que evidencie que la Biblia es mucho más que un simple documento humano y desarrollar así la confianza personal basada en la evidencia.

La unidad y armonía de la Escritura, sus asombrosas profecías cumplidas en Cristo, su precisión, su elevado tono moral, son evidencias contundentes del origen divino del sagrado libro. La Biblia ha involucrado a las mentes más brillantes de la historia humana, ha bendecido a las naciones, ha brindado consejo a innumerables almas, ha proporcionado orden a la sociedad y a la familia. Sin duda alguna, la Biblia es la palabra de Dios.

Familiarizarse con el contexto histórico

Será de gran utilidad la comprensión general del marco histórico de las Escrituras. Estos escritos comienzan con el origen del universo (con especial interés en la tierra y la humanidad), y concluyen con la aparición de Jesucristo y el nacimiento de la iglesia.

El estudiante debe reconocer que el objetivo principal de los 39 libros del Antiguo Testamento se relaciona con el desarrollo de la nación hebrea y el uso de Dios de este pueblo a través del cual vino Cristo.

El Nuevo Testamento, con sus 27 libros, trata sobre la vida de Jesús de Nazaret, especialmente su muerte a favor de la humanidad pecadora, su resurrección, y el nacimiento y crecimiento maravilloso del pueblo del Nuevo Pacto, por el evangelio. 

Una comprensión de la diferencia fundamental de las dos secciones de la Biblioteca sagrada es de importancia vital para la adecuada aplicación de los principios bíblicos.

Entender su propósito

Al acercarnos con confianza a la Biblia, reconociendo que fue diseñada para el bienestar del hombre, debemos asumir que Dios quiere que entendamos su voluntad. Es más, Dios nos manda que lo entendamos (Ef. 5:17) leyendo el texto inspirado (Ef. 3:4). El volumen sagrado es provechoso para enseñarnos y corregirnos, con la intención de ser la clase de persona que Dios demanda que seamos (2 Tim. 3:16.17). Incluso, los niños pueden entender mucho de la palabra de Dios (2 Tim. 3:15).

Ciertamente, algunas cosas de la Biblia son más difíciles que otras. Por lo tanto, es sabio comenzar con las más sencillas y fáciles y progresar al estudio de las más complejas.

Estudiar los cuatro relatos del evangelio acerca de Jesucristo y su maravillosa enseñanza será la prioridad. Aprender cómo hombres y mujeres se convirtieron en cristianos en el primer siglo, y como se organizaron para trabajar en la obra espiritual, es un patrón que debemos emular en nuestro mundo moderno.

Un corazón sincero con ganas de aprender

El estudiante debe involucrarse en una investigación de la Biblia con un corazón entusiasta y honesto. Debe comprometerse con el principio de la verdad, comprando la verdad para no venderla jamás (Prov. 23:23). Debe amar la verdad (2 Tes. 2:10), y estar dispuestos a seguirla (Ef. 4:15), y obedecerla (1 Ped. 1:22) de corazón (Rom. 6:17,18).

El buen estudiante de la Biblia debe prepararse para no desalentarse al encontrar algunos que no aprecian la Escritura, aunque los tales estarán muy dispuestos a opinar y discutir. La persona concienzuda pronto entenderá que comprender las Escrituras es más importante que las decepciones por quienes no aman la verdad.

El trabajador necesita sus herramientas

El estudiante devoto de las Escrituras reconocerá el valor de algunas herramientas de referencia sólidas para ayudarle en su búsqueda del conocimiento bíblico pleno. Un buen diccionario bíblico será necesario, por ejemplo, el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado Vila-Escuain.

Si el estudiante está leyendo el relato del evangelio de Mateo, debe conseguir alguna buena herramienta sobre este libro, que proporcione información sobre el autor, el propósito del escrito, el auditorio original, las palabras temáticas significativas, etc. Y así, con cada libro de la Biblia.

Personalmente recomiendo los comentarios de Bill H. Reeves y Wayne Partain, los cuales hasta la fecha se ofrecen gratuitamente al lector que los solicita en este sitio: www.waynepartain.com

Algunos libros sobre la historia bíblica, y la geografía de las tierras bíblicas, serán muy útiles. Y para completar nuestra biblioteca de herramientas para el estudio bíblico serio, un libro sobre hermenéutica será de valor inestimable. Hasta la fecha ofrecemos esta clase de libros, gratuitamente, a quien los solicite aquí: www.waynepartain.com  

Para conseguir buenas herramientas de estudio bíblico, y ampliar aún más nuestra biblioteca, tendremos que invertir en libros compuestos por escritores bien informados que veneran las sagradas Escrituras. Será necesario, por lo tanto, buscar ayuda de cristianos devotos que sepan cual es el tipo de libros a comprar. Algunos libros prometen en su cubierta lo que no cumplen en su interior, y serán una pérdida de dinero, e incluso, una fuente de confusión.

Traducciones confiables

Una versión confiable de las sagradas Escrituras, por supuesto, es de gran valor. Una versión es una dada traducción. Reina-Valera 1960 es preferida por muchos, y recomendable, junto a La Biblia de Las Américas, entre algunas otras que se encuentran en español.

A su vez, el estudiante serio procurará evitar las llamadas “versiones” que son más bien comentarios del texto (“paráfrasis”), que no traducen el texto bíblico, sino que más bien expresan la opinión de los editores. La Traducción del Nuevo Mundo, de los testigos del Atalaya, es el impreso más perverso producido para torcer el sentido de las Escrituras, el cual no es una traducción confiable, sino un libro producido por, y para, una determinada secta.

Tiempo de calidad para el estudio regular

El estudiante devoto debe esforzarse y programar tiempo de calidad para su estudio cotidiano en su pequeño rincón de estudio bíblico, dejando que Dios le hable a través de su revelación inspirada.

Agradecido por este maravilloso libro, fiel depósito de la verdad sagrada, el buen estudiante alimentará su alma, y dirá junto a Job y David, “he atesorado las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12, LBLA), “deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal. Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa” (Sal. 19:10,11).