Por Josué Hernández
Antes de ser malinterpretado, por favor,
permítame explicar a qué me refiero con “evangelio social”. Específicamente,
señalo el esfuerzo de iglesias locales por expandir su obra espiritual involucrando
la satisfacción de aspectos sociales que son responsabilidad del individuo.
Muchas actividades sociales son buenas y
saludables, incluso, útiles, para el individuo y la familia. El deporte y la
recreación, la atención médica y los convivios, son cosas lícitas al individuo,
pero la iglesia local no está autorizada para entregar tales cosas como parte
de su obra. Lamentablemente, hermanos están buscando toda actividad que ayude
al individuo, para luego cargarla a la iglesia local. No obstante, la
responsabilidad del individuo no es responsabilidad de la iglesia local (cf. 1
Tim. 5:16).
Podemos leer de los miembros de una iglesia
local comiendo juntos (Hech. 2:46); pero, nunca encontraremos en el registro
inspirado a una iglesia local proveyendo los recursos para convivios.
Ciertamente, apóstoles, y otros cristianos con dones de sanidad, fueron
instrumento de Dios para la salud de muchos (cf. Hech. 5:14-16; 19:11); pero,
nunca leemos de una iglesia local proporcionando instalaciones médicas para
lograr esto. El trabajo de sanidad milagrosa confirmó la palabra que estaba
siendo revelada (cf. Mar. 16:20; Heb. 2:4). El enfoque de Dios es la persona
interior, y lo que proporciona la salud espiritual es el evangelio (cf. Mat.
28:18-20; Mar. 16:15,16; Rom. 1:16,17).
Cuando dejamos de ver a la iglesia según las
Escrituras, veremos a la iglesia local como una organización social, con
propósitos y actividades sociales, compitiendo con otras similares. Tal “iglesia”
puede comenzar con actividades aparentemente inocuas, inofensivas, pero el abandono
inicial de la autorización de Cristo (Mat. 28:18; Col. 3:17) conducirá a más
error.
Lo que debe ofrecer
una iglesia de Cristo
La verdad que liberta el alma (Jn. 8:32; 1
Tim. 3:15), esta será el fundamento de su existencia y función, y será lo que
ofrece la iglesia al mundo. Tal vez, el edificio de reuniones ni siquiera será comparable
al edificio de las “iglesias populares”. Sin embargo, una iglesia de Cristo entregará
aquello que tanto necesita el mundo, y que ella misma siempre requiere, la
verdad del evangelio (Ef. 1:13; 4:12-16; Jn. 17:17).
Conclusión
Cuando las iglesias populares, y aún, hermanos
en Cristo, van tras el “evangelio social”, abra su Biblia, y estudie
cuidadosamente. Compare lo que está sucediendo en contraste con el registro inspirado.
El plan de Dios para la iglesia no incluye la
satisfacción social, que tanto pide la mayoría. La iglesia local ha sido
organizada según la sabiduría de Dios, no la del hombre, y puede llevar
adelante una obra exitosa tal como se ha registrado en el Nuevo Testamento.