Por Josué Hernández
Se ha hecho popular entre hermanos el designar "Líderes" en la
iglesia local, lo cual es un invento de la sabiduría humana, porque no hay
revelación de tal cosa en el Nuevo Testamento (cf. Hech. 14:23). Estos líderes
llegan a proceder como ancianos, pero sin cumplir los requisitos para ello (ej.
1 Tim. 3:1-7).
Otros hermanos están inventando el cargo de "Colaboradores",
de lo cual tampoco leemos en el Nuevo Testamento como un oficio determinado en
una iglesia local (cf. Fil. 1:1).
Considerando, brevemente, el uso neotestamentario de “colaborador”,
aprendemos que:
- Los apóstoles colaboraban con Dios (cf. 2 Cor. 6:1).
- El predicador fiel es “colaborador” de Dios (1 Cor. 3:9; 2 Cor. 1:24).
- Los cristianos en general pueden “colaborar” apoyando el ministerio (servicio) de un predicador del evangelio (Rom. 16:3,9,21; 2 Cor. 8:23; Fil. 2:25; 4:3; Col. 4:11; 1 Tes. 3:2).
- Todo cristiano es llamado a “colaborar” con la verdad (cf. 3 Jn. 1:8).
En resumen
- Todo anciano, diácono, predicador, o santo en general, debe ser un colaborador fiel conforme a su capacidad y oportunidad (considere el contexto de los ejemplos arriba).
- ¡No sólo los varones pueden colaborar! El Nuevo Testamento menciona mujeres colaboradoras.
- No debe alguno ser ordenado para ser un “Colaborador”, porque todos los fieles estamos siempre colaborando de alguna forma al obedecer a Cristo.
Las buenas intenciones, y la sinceridad, no deben movernos a olvidar la
sabiduría de Cristo en los oficios que Él estableció para organizar a la iglesia
local (cf. Ef. 4:11).