Por Josué Hernández
La doctrina del pecado original afirma que cada persona nace en pecado. Supuestamente, debido al pecado de Adán, todos los hombres son corruptos y culpables de pecado al nacer.
Considere el testimonio de la Confesión de Fe de Filadelfia: “Por este pecado (comer del fruto prohibido) ellos (Adán y Eva) cayeron de su justicia original y de su comunión con Dios, y así se convirtieron en muertos en el pecado, y totalmente contaminados en todas sus facultades y partes, tanto del alma como del cuerpo. Siendo ellos la raíz de toda la humanidad, la culpa de este pecado fue imputada, y la misma muerte en el pecado y naturaleza corrompida se transmitió a toda su posteridad que desciende de ellos según la generación ordinaria. De esta corrupción original, estamos totalmente indispuestos, discapacitados, y opuestos a todo lo bueno, y totalmente inclinados a todo lo malo, de lo cual proceden todas las transgresiones actuales” (Capítulo 6).
La doctrina del pecado original y depravación total heredada, es contraria a por lo menos cuatro conceptos del evangelio de Cristo; a saber, el pecado, el perdón, la muerte de Cristo, y el juicio de Dios.
El concepto de pecado
El apóstol Juan dijo que "el pecado es infracción de la ley" (1 Jn. 3: 4), y dijo también que "Toda injusticia es pecado" (1 Jn. 5:17). Entonces, el que actúa o precede en contra de la revelada voluntad de Dios es culpable de pecado. El que procede sin autorización divina, comete pecado (Mat. 7:21-23). El pecado es el fruto de la concupiscencia (Sant. 1:15). Cuando uno es atraído y seducido por su propia concupiscencia, ésta concibe y da a luz el pecado. Estamos separados y alienados de Dios por las malas obras que hacemos (Col. 1:21). Son nuestros propios pecados, producidos por el cumplimiento de la voluntad de la carne y de los pensamientos, los que nos condenan delante de Dios (Ef. 2:1-3; Col. 2:13). Este es el concepto de pecado según el evangelio de Cristo. No hay Escritura que enseñe que el pecado se hereda.
El concepto de perdón
La palabra de Dios no menciona algún "perdón de pecados heredados", ni "el perdón de la culpa del pecado original". El Nuevo Testamento habla de pecados propios de cada persona (Hech. 3:19; 22:16). Uno es perdonado de sus propios actos de transgresión, iniquidad y desobediencia. "Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades" (Heb. 8:12).
Cuando Dios nos perdona, el cuerpo pecaminoso personal es echado fuera (Col. 2:11-13). Así como los pecados son transgresiones que uno mismo comete, el perdón de Dios se aplica a esas transgresiones que uno cometió. La Biblia no menciona algún perdón de pecados heredados y cometidos por terceros.
El concepto de la muerte de Cristo
Cristo fue entregado por nuestras transgresiones (Rom. 4:25), y llevó nuestros pecados en su cuerpo (1 Ped. 2:24). Fue en su cuerpo de su carne que Jesús nos reconcilió con Dios (Col. 1:21,22). Así, pues, Dios "muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Cada individuo debe entender que Cristo murió "por mí" (Gal. 2:20).
¿Por qué es esto así? Debido a que son nuestros propios pecados, el perdón de Dios se extiende a nuestros pecados e iniquidades (Heb. 8:12; Is. 59:1,2). Cristo murió por mi culpa, mi iniquidad, mi transgresión. Cada pecador debe entender que "Cristo lo hizo por mí". Nunca se dice en la Biblia que la muerte de Cristo y el derramamiento de su sangre fue para eliminar alguna iniquidad hereditaria, o pecado original. Sin embargo, si el supuesto pecado original enseñado por los credos de los hombres es universalmente generalizado, ¿no deberíamos encontrar una referencia en esos credos que declare que la muerte de Cristo quita el pecado original?
El concepto de juicio
Según el evangelio de Cristo, el hombre es responsabilizado y juzgado por la forma en que ha vivido, por lo que ha hecho personalmente. Considere las escenas de juicio en el relato del evangelio según Mateo (capítulos 5 al 7 y 13 al 25). Lea con atención Apocalipsis 20:10-15.
Escuche el consejo y advertencia solemne de Gálatas 6:7-9, Mateo 16:27 y Apocalipsis 3:23. ¿Qué principio elemental aprendemos en todos estos pasajes? Claramente aprendemos que los individuos son juzgados por sus propias obras. Recompensados o condenados según sus propias obras. ¿Hay alguna escena de juicio en el evangelio de Cristo en la cual alguno sea condenado a causa de lo que hizo Adán? ¿Hay alguien que haya sido amonestado por no librarse de la depravación del pecado original? ¿No le parece extraño que ni una sola escena de juicio en el evangelio de Cristo mencione criaturas perdidas a causa del pecado original?
Conclusión
La doctrina del pecado original, de ser cierta, sería una parte innata, e inherente a la naturaleza del pecado, el perdón de Dios, la muerte de Cristo y el juicio de Dios. Sin embargo, la Biblia cuando trata estos cuatro temas, ni una sola vez los relaciona con algún "pecado original".
Si la doctrina del pecado original fuera cierta, la palabra de Cristo hizo una fatal omisión. Sin embargo, la verdad es otra, ya que la omisión bíblica respecto a estos cuatro hechos es fatal para la falsa doctrina del pecado original y depravación total heredada.