Por Josué Hernández
“el cual quiere
que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1
Tim. 2:4)
Nos gozamos al saber que el Dios
de la Biblia, el único Dios verdadero, tiene planes buenos para nosotros, él
quiere básicamente dos cosas: “que todos los hombres sean salvos” y “que vengan
al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:4).
Nuestra vida debe centrarse en
este plan, el cual nos sitúa en el área segura de la comunión con Dios y la
esperanza de la vida eterna.
Pero, este plan no puede ser
realidad sin la obediencia nuestra (Mat. 7:21; Heb. 5:9). Si no queremos
hacernos parte, o si nos conformamos a lo que ya somos, los propósitos de Dios
no nos alcanzarán.
Hoy es un día en que la
oportunidad nuevamente nos ha sido dada. Primeramente, llegar a ser salvos.
Luego, llegar al conocimiento de la verdad.
¿Cómo ser salvos? Los casos
bíblicos de conversión en el libro Hechos son elocuente explicación del proceso
al cual debemos sujetarnos. Dios ha dispuesto una ley para nuestro perdón, un
método para que entremos en contacto con la sangre de su Hijo Jesucristo (ej. Hech.
2:37,38,41,47; 22:16).
Sin embargo, no todo termina con
la salvación inicial (Hech. 2:40). Porque Dios nos indica que debemos
ocuparnos de ella, para no perder nuestra salvación (Fil. 2:12). Es decir, debemos
cooperar con Dios para permanecer salvos (Jud. 1:21; 1 Ped. 1:5).
Volviendo a nuestro texto. Luego
de la salvación, hay una meta para todo integrante del pueblo de Dios, a saber,
el llegar al conocimiento de la verdad (1 Tim. 2:4).
La palabra griega para conocimiento
es “gnosis”. Sin embargo, Pablo, por el Espíritu, no dijo simplemente “conocimiento”,
pues agregó un prefijo, “epi”, el cual se traduce “sobre”, y se entiende como “supremo”,
“pleno”, “más alto”. La idea es que los cristianos lleguemos al supremo conocimiento
de la verdad, “el conocimiento del Hijo de Dios” (Ef. 4:13).
Dios quiere para nosotros un
desarrollo en la comprensión, al reconocimiento pleno, para discernir de una
forma más alta a lo que hemos sido llamados en Cristo Jesús (Ef. 1:18,19; 3:18,19;
4:12,15; Col. 1:9-14; 2 Ped. 1:5-10; 3:18).
Dios quiere cosas buenas para
nosotros. Primeramente, “que seamos salvos”. Luego, “que vengamos al supremo
entendimiento de la verdad”.
Dios quiere tales cosas para
nosotros, y podemos alcanzarlas.
Pero, ¿queremos nosotros
disfrutar de tales bendiciones?
¿Ha obedecido el evangelio de
Cristo?
¿Está procurando desarrollarse
como buen cristiano?