Invocar el nombre del Señor



Por Josué Hernández


Cuatro veces en el Nuevo Testamento aparece el concepto de invocar el nombre del Señor. Uno de esos pasajes fue escrito a cristianos, incluyendo a los cristianos de hoy, “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Cor. 1:2). Los otros tres pasajes tratan de los no cristianos, es decir, los inconversos, y cómo pueden volverse cristianos, es decir, salvos, al invocar el nombre del Señor.

Muchos creen que invocar el nombre del Señor es esencial para la salvación, y están en lo correcto en este punto, pero tienen una noción errónea de lo que significa invocar el nombre del Señor, he ahí la tragedia. Comúnmente se afirma que invocar el nombre del Señor es hacer alguna oración, pero en ninguna parte de la Biblia se describe así el invocar el nombre del Señor. La oración del pecador es una doctrina humana, no revelada por el Espíritu Santo en las sagradas Escrituras.

Invocar el nombre del Señor en el día de Pentecostés

En el día de Pentecostés de Hechos capítulo dos, encontramos la primera instancia en el Nuevo Testamento que indica la invocación del nombre del Señor cuando Pedro citó al profeta Joel, diciendo “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hech. 2:21) exponiendo la evidencia de que Jesús de Nazaret es el Señor (Hech. 2:36). Varios en la audiencia, compungidos de corazón, preguntaron: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hech. 2:37), y la respuesta para ellos fue, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hech. 2:38). Según aprendemos aquí, invocar el nombre del Señor es arrepentirse y ser bautizado por la convicción de que Jesús de Nazaret es el Señor.

Invocar el nombre del Señor, ¿sólo creer y confesar?

Otro pasaje que discute este tema es Romanos 10:9-13, donde el apóstol Pablo argumentó que uno debe creer y confesar al Señor Jesús para ser salvo (Rom. 10:9.10), lo cual es conforme a la profecía (Rom. 10:13). No obstante, por una lectura superficial, no son pocos los que afirman que solamente debemos creer y confesar para invocar el nombre del Señor, y llegar así a ser salvos. ¿Qué del arrepentimiento y el bautismo en semejante caso? 
La verdad es que la fe y la confesión son necesarias para la salvación, pero no son todo lo que el pecador debe hacer para ser salvo, porque el pecador debe arrepentirse y ser bautizado (Hech. 2:38), es decir, obedecer al evangelio (Rom. 10:16). El apóstol Pablo no contradijo al apóstol Pedro, ambos están en armonía, predicando el mismo evangelio. Pablo al escribir a los romanos indicó varias veces la necesaria obediencia al plan de salvación de Dios (Rom. 1:5; 2:8; 6:17; 15:18; 16:26), y les recordó que cuando ellos fueron bautizados en Cristo, alcanzaron la vida en él, es decir, la justificación del pecado (Rom. 6:3-7).
Llegando al capítulo 10 de Romanos, Pablo no tenía que mencionar nuevamente el bautismo y sus consecuencias, porque ya lo indicó en el capítulo 6. Al argumentar acerca de la confesión de fe, Pablo indicaba una parte de la obediencia requerida, así como al mencionar el bautismo también lo había hecho, haciendo uso de la figura de lenguaje que denominamos sinécdoque, tomando una parte por el todo.  

Invocar el nombre del Señor en el caso de Saulo

En Hechos 22:16, Ananías dijo a Saulo, “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”. Este pasaje es elocuente al indicar cómo uno invoca el nombre del Señor para lavar sus pecados. 
Saulo había visto al Cristo resucitado, camino a Damasco y fue convencido de que Jesús de Nazaret es el Señor, y esperó acerca de lo que debía hacer (Hech. 9:1-8). Esperó en Damasco tres días sin comer ni beber, arrepentido (Hech. 9:9) y orando (Hech. 9:9,10), y tuvo que ser bautizado para invocar el nombre del Señor y ser salvo.

Reuniendo la información para aplicarla

Si tomamos toda la información reunida, aprendemos que invocar el nombre del Señor para ser salvo involucra la fe, el arrepentimiento, la confesión y el bautismo. No exclusivamente la fe, como tampoco el bautismo solamente. No podemos elegir qué nos gusta y qué no, no podríamos quitar un elemento, ya sea el arrepentimiento, la fe, el bautismo o la confesión. Todos son necesarios para la salvación.



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