Por Josué Hernández
El tema es complejo, en gran
manera, debido a la carga de afirmaciones tradicionales, y las suposiciones, que
pesan sobre él. Sin embargo, la información bíblica es clara y comprensible.
Sabemos que la muerte física no
pone fin a la existencia del espíritu, sino a la actividad física del cuerpo el cual vuelve al polvo (cf. Apoc. 6:8; Gen.
3:19; Ecles. 12:7; Sant. 2:26).
Preliminarmente, podemos afirmar que
el Señor Jesús al momento de su muerte fue al “paraíso”, como él mismo lo
afirmó (Luc. 23:43), y que su alma no fue dejada en el Hades (Hech. 2:27).
Entonces, surge otra
pregunta, ¿dónde está ese “paraíso”?
Sin apresurarnos, debemos
detenernos para considerar el origen y aplicación de la palabra y el concepto
de “paraíso”.
Entre los persas, “paraíso” era
un gran parque o bosque para cazar (con torres para los cazadores), y luego, un
huerto o jardín; lugar de sombra, agua, y reposo.
El término “paraíso” se aplicaba
a diferentes escenarios, aunque la idea era la misma, un lugar o condición de
placer y bondad total.
Paraíso es mencionado en:
- El Antiguo Testamento (Gen. 2:8; 3:1; 13:10; Neh. 2:8; Ecles. 2:5; Cant. 4:13; Ezeq. 28:13; 31:8,9).
- El Nuevo Testamento (Luc. 16:25; 23:43; 2 Cor. 12:4; Apoc. 2:7).
Una cosa es segura, y debemos
atender a ella. El Señor, en espíritu, no fue directamente al
cielo, sino hasta cuarenta días después de su resurrección. El Señor mismo afirmó a María que aún no había ascendido al Padre (Jn. 20:17), lo cual es un
dato que no debemos desatender. La cronología es importante.
El Señor
subió al cielo luego de haberse presentado vivo en varias oportunidades a los
testigos que había escogido. Luego de cuarenta días, el Señor ascendió a los cielos (Hech. 1:2,3,11; cf. Dan. 7:13,14).
Por lo tanto, antes de su
ascensión ante los ojos de sus apóstoles (Luc. 24:50,51; Hech. 1:9-11), el Señor no había subido al cielo.
Simplemente, no hubo otra ascensión de Cristo al cielo antes de aquella
registrada. No queremos ir más allá de lo que está escrito (1 Cor. 4:6).
Entonces, volvemos
a la pregunta que hemos usado como título:
“¿A DÓNDE FUE CRISTO LUEGO DE MORIR EN LA CRUZ?”
El Señor Jesucristo cumplió la profecía, y al experimentar la muerte física, su alma fue al Hades
(Hech. 2:25-31), lugar en el cual se ubica el “paraíso”, el lugar de reposo y bondad
para los fieles que mueren en el Señor (cf. Luc. 16:25; 23:43; Hech. 2:27).
No hay
evidencia bíblica para siquiera pensar que el alma de Cristo salió del Hades
antes de la resurrección. Por lo tanto, no se podría afirmar con seriedad que
Cristo hizo algo fuera del Hades mientras su cuerpo estaba en el sepulcro. No se puede construir una doctrina en base a una suposición.